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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 11 de diciembre de 2017

ZARAGOZA: Treinta años de una de las peores masacres de la banda terrorista ETA.



ETA acabó con la vida de 11 personas, seis de ellas menores, en un atentado en la Casa Cuartel de Zaragoza el 11 de diciembre de 1987.


  • José Antonio Urrutikoechea, alias “Josu Ternera”, ideólogo del crimen y uno de los miembros más sanguinarios de la organización terrorista ETA, está huido de la justicia desde noviembre de 2002, mes en el que tenía que haber precisamente declarado por este atentado. Alcaraz denuncia que “José Luis Rodríguez Zapatero por negociar con él su impunidad y Mariano Rajoy por asumirlo son los responsables del indulto encubierto” al sanguinario terrorista.


La Gaceta, 11 diciembre, 2017
Zaragoza no ha olvidado la catarsis colectiva en la que se vio sumida el 11 de diciembre de 1987, cuando un coche bomba colocado por la banda terrorista de ultraizquierda ETA en la Casa Cuartel de la Guardia Civil en la Avenida Cataluña segó la vida de once personas, seis de ellas menores.

Fue uno de los atentados más crueles de la banda. Un coche bomba cargado con doscientos cincuenta kilos de amonal estalló y acabó con la vida de los menores Silvia Pino Fernández, de siete años; de Silvia Ballarín Gay, de seis; de Rocío Capilla Franco, de 14; de Esther Barrera Alcaraz y de su hermana gemela Miriam Barrera Alcaraz, ambas de tres añitos; y de Pedro Ángel Alcaraz Martos, de 17. En el atentado murieron además María Dolores Franco Muñoz, de 36; María del Carmen Fernández Muñoz, de 38; José Ballarín Cazaña, de 32; Emilio Capilla Franco, de 39; y José Julián Pino Arriero, de 39.

El relato del horror de aquel 11 de diciembre comenzó a las 6.00 horas de la madrugada cuando tres miembros del denominado Comando Argala de ETA colocaron junto a la puerta de la Casa Cuartel un coche-bomba cargado con 250 kilos de amonal. Seguidamente, los terroristas accionaron el dispositivo y abandonaron el lugar en un segundo vehículo que se encontraba en las inmediaciones con el motor en marcha y que fue conducido por un cuarto miembro del comando.

La explosión, que acabó con la vida de once personas y dejó más de 80 heridos, la mayoría mujeres y niños, abrió un boquete de más de diez metros y afectó a tres plantas de la Casa Cuartel, donde vivían más de 180 personas, unas 40 familias.

El pánico se desató también en las calles aledañas al dispararse a la vez decenas de alarmas, reventarse cientos de ventanas por la onda expansiva y hundirse varios coches bajo los cascotes que caían de algunos de los bloques de viviendas más cercanos al cuartel. Pero el verdadero horror se descubrió debajo de los cascotes de las tres plantas del cuartel, donde las tareas de rescate de cadáveres y heridos duraron cerca de diez horas y para lo que se necesitó la participación de grúas y excavadoras.

Muchas familias quedaron rotas. Una de ellas fue la familia Ballarín Gay. El guardia civil José Ballarín y su hija Silvia perecieron. “Queda un vacío para siempre. Y queda también el odio y la rabia hacia los terroristas. Yo no perdonaré jamás”, dijo la tía de Silvia María Pilar Ballarín cuando se cumplía el 20º aniversario de la masacre.

Silvia Pino falleció junto a su madre, María del Carmen Fernández, y a su padre, José Julián, guardia civil nacido en la localidad toledana de Santa Ana de Pusa. Los otros dos hermanos, Víctor y José María, de once y trece años, resultaron heridos. A los dos huérfanos solo les quedó una abuela que falleció poco después. Se criaron y crecieron en el Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil y hoy son agentes de la Benemérita.

Las gemelas Miriam y Esther murieron junto a su tío Ángel Alcaraz. Su tío, Francisco José Alcaraz, presidente de Voces contra el Terrorismo (VCT), asegura que las “heridas” que los terroristas les dejaron en el alma “se reabren con cada aniversario”.

Alcaraz, que tilda de “lamentable” que en España “no se dé un tratamiento a las víctimas de ETA como se merecen”, denuncia que “los políticos se hagan la foto de turno con motivo del treinta aniversario de la matanza” que destrozó a su familia. Señala que en los actos habrá socialistas, que fueron responsables directos de la negociación con la banda, otros, “más cobardes”, que asumieron lo negociado -refiriéndose al PP- e incluso habrá “algunos que representan a partidos que no tienen inconveniente en manifestarse a favor de los asesinos”, dice, antes de aseverar que la exclusión a su familia del homenaje es algo que “llevan con orgullo” y que los políticos “no tendrán el perdón de las víctimas” que no se dejan engañar o manipular.

La matanza de niños que pesa sobre «Josu Ternera»

José Antonio Urrutikoechea, alias “Josu Ternera”, ideólogo del crimen y uno de los miembros más sanguinarios de la organización terrorista ETA, está huido de la justicia desde noviembre de 2002, mes en el que tenía que haber precisamente declarado por este atentado. Alcaraz denuncia que José Luis Rodríguez Zapatero por negociar con él su impunidad y Mariano Rajoy por asumirlo son los responsables del indulto encubierto” al sanguinario terrorista.

El criminal Henri Parot, otro de los autores de la matanza, relató años después las brutales intenciones de la banda al perpetrar este atentado: “La explosión fue dirigida como si se tratara de auténticos cañones hacia el objetivo”.

El atentado movilizó a toda España. 250.000 personas se manifestaron en la capital aragonesa para condenarlo bajo el lema “Zaragoza por la paz y contra el terrorismo”. Días después, el rey Juan Carlos I se refirió a esta matanza en su mensaje de Navidad. “Si todas las acciones terroristas son igualmente execrables, os confieso que no puedo alejar de mi mente (…) la imagen de unos cuerpos infantiles que hace pocas fechas, en la noble ciudad de Zaragoza, aparecían destrozados por la saña de unos desalmados”, declaró.

Entre tanto, la Guardia Civil, junto con la Fundación y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, ha organizado una exposición, que se mostrará desde este lunes y hasta el día 17 de diciembre en el Museo de Zaragoza, con la que se pretende honrar la memoria de las víctimas y mantenerlas en el recuerdo, pero también mostrar la vileza de los asesinos terroristas.

La muestra incluye una selección de fotos de medios de comunicación de las labores de rescate, de los funerales y de las manifestaciones de repulsa que se sucedieron después del atentado, así como de los homenajes que cada 11 de diciembre se han celebrado en la capital aragonesa, muchos de ellos en el Parque de la Esperanza, que así es como se llamó al espacio público que se configuró después en el solar donde se levantaba el cuartel.

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Treinta años después, el responsable intelectual de la matanza de Zaragoza, Josu Ternera, sigue en libertad, en su particular «retiro», huido de la justicia española. Fue ordenado detener por la Audiencia Nacional en 2002 para que respondiera por su implicación. Huyó. Por entonces estaba incorporado a la política y ocupó escaño en el Parlamento vasco, donde llegó a ocupar puesto en la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara vasca.

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