La felicidad no es completa, no puede serlo con la losa de la tragedia vivida, pero sí es esperanzador ver de nuevo desfilar a las cuadrillas. Aunque nada más fuera por ellos, los desprotegidos subalternos, es obligado pedir que se abran más plazas cuanto antes. Y la primera que debería abrirse es Madrid, no me cansaré de decirlo.
Andando… por lo menos Ponce y su cuadrilla
Con el uno de agosto se le ha dado el pistoletazo, de forma amplia y continuada, a la temporada del coronavirus.
Será bueno decir eso de de forma amplia y continuada, ya que en puridad fue Ávila quien comenzó con las corridas de toros. El hecho de que el uno de agosto fueran los toros en Andalucía no es suficiente para arrogarse el proclamar, como hizo Canal Sur, el reinicio de la temporada tras el parón ‘virulento’.
Osuna y Estepona abrieron sus portones del patio de cuadrillas para hacer los paseíllos, y eso tuvo continuidad el día dos y también en Andalucía, Huelva y Navas de San Juan, para continuar el lunes tres en Huelva y, ya fuera de su territorio, el cuatro, en Plasencia. El día seis se volverá de nuevo a la región andaluza, en el Puerto, y el sábado ocho y domingo nueve en varias plazas de distintas regiones, incluidas Francia y Portugal.
Es bueno el poder decir que existe programación para todos estos días, parece que algo echa a andar y volvemos a tener que conocer dónde se pueden ver toros en estos días de agosto. No será el clásico agosto de toda la vida, pero la verdad es que lo parece o, sencillamente, queremos creer que se parece un poco.
Desde luego, a quien si se lo debe parecer es a Enrique Ponce y los miembros de su cuadrilla. Estos últimos, por lo menos, dejarán de estar pendientes de la ministra y de que cambie de opinión para dar de comer a los suyos.
Y decíamos que ‘por lo menos para Ponce’ porque él es el cabeza de cartel de forma continuada los cuatro primeros días y luego, sin mucha pausa, tendrá que hacer dos paseíllos más antes de que acabe la semana. Tener seis festejos en los ocho primeros días, cuatro de ellos consecutivos, es casi la actividad de una figura en otro agosto cualquiera. Destacado queda el nombre de Pablo Aguado que en el mismo periodo suma tres paseíllos.
El valenciano será el protagonista, es evidente, de esta esperada reanudación, pero el primer golpe encima de la mesa, lo ha dado un malagueño, Salvador Vega, en el día de su reaparición. Cuatro orejas y un rabo, aunque sea en plaza de tercera, no es lo habitual para cualquiera, pero tratándose del torero que es, supone mucho más, no es un torero de cara a la galería. Nos alegramos de que estos toreros de gusto y pellizco aparezcan por las plazas de toros.
Debemos destacar, es de justicia, que la asistencia a los primeros festejos ha de considerarse muy amplia. Si dejamos a un lado las limitaciones que impone la situación sanitaria, se puede afirmar que da gusto ver los tendidos, en muchos casos con más gente de la que se han visto muchas veces antes de la maligna pandemia.
La felicidad no es completa, no puede serlo con la losa de la tragedia vivida, pero sí es esperanzador ver de nuevo desfilar a las cuadrillas. Aunque nada más fuera por ellos, los desprotegidos subalternos, es obligado pedir que se abran más plazas cuanto antes. Y la primera que debería abrirse es Madrid, no me cansaré de decirlo.
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