El político bogotano, altisonante moralista, enconado antitaurino, y no se, no me consta, si veterano de asonadas y otros hechos inciviles en la plaza de Santamaría, llegó a su excesivamente remunerada curul enarbolando la criminalización del toreo como bandera, y hallando complicidad casi unánime.
Su diatriba nada original, contra esta tradición medio milenaria en el país, parte integral de su cultura, legitimada por la constitución nacional mediante ley es, en resumen:
Que debe ser eliminada del territorio en cualquiera de sus formas, porque le parece: “arcaica, caduca, bárbara, corruptora de la juventud, impuesta por una no minoría, sí minoría de poder (contradicción), que instiga la violencia y viola el “derecho animal” (del cual se considera concesionario y portavoz inconsulto)”.
Losada, miembro de la coalición actual del gobierno, cuya consigna de campaña fue, “pacto histórico mediante un gran diálogo nacional”, intenta, en compañía de sus colegas viajeros, vender congruencia. Guardar apariencia democrática con esta tournée “socializadora”, ya prejuzgada. Sobre segura, claro, pues qué pueden perder viniendo con respaldo de sus agresivas claques a poner la oreja mocha, y menos haciéndolo con viáticos y gastos pagos (por nosotros). O mejor aun, cuando al tiempo aprovechan tribuna, presumen superioridad moral y levantan clientela.
Ofreciendo a los herejes que voluntariamente acepten renegar de su culto y renunciar a su modus vivendi, la indulgencia de ser en seis meses “reconvertidos” (rehabilitados) ciudadana y laboralmente, o si no reprimidos. Misma, extendida a los violentos grupos narcos que infestan el país.
¿Cuál diálogo, cuál pacto, cuál respeto a la diferencia y a las minorías? Qué tal intolerancia y demagogia sean iniciativa de un liberal, respaldada por los otros partidos (la reciente votación en la plenaria quedó 101 a 23 en su favor), los vuelve a mostrar como asociaciones desideologizadas de mercadeo electoral, a los que apenas diferencia su competencia por el poder burocrático y el control de las finanzas públicas.
¿Habrá profesionales o aficionados taurinos que quieran hacer de comparsas en estas audiencias del sordo, cuando sea que las den? Quizás... “Hay gente pa’ toó”, decía El Gallo…
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