Seguramente lo habría hecho, contemplando cómo tras décadas, en que las figuras, han extendido su mando más allá de los ruedos; a las taquillas, a las empresas, a las ganaderías, a los palcos presidenciales, a las oficinas gubernamentales de asuntos taurinos, a la publicidad, a la crítica, a los medios…, y por ellos a la afición y la opinión pública. Dictando sus pareceres, imponiendo sus preferencias, normatizando sus caprichos, capoteando los valores. ¿Cómo podría haber excluido de responsabilidad a quienes tanto han influido en el rumbo de la Fiesta?
Encarecimiento, facilismo, frivolización, privilegio de lo espectacular sobre lo ritual, remedos del “show business”, deslegitimación, descrédito, contracción, e impopularidad…, en un proceso debilitador que amenaza liquidación.
Cierran Iñaquito, La Santamaría, El Bibio, La México… Encogen Las Ventas. Arrecia el prohibicionismo en los parlamentos. La empresa de Madrid advierte: perdemos plata montando carteles a millón de euros. El Juli, paradigma de figuras, le dice con su rostro marcado por viejas cornadas, a la élite de la afición mundial (Asociación el toro de Madrid) en la cara: yo no creo en el torismo, escojo lo que me permite desarrollar mi toreo... Y el coro estalla en las redes: Sí, sí… el “espectáculo” ante todo. Es lo qué hay que salvar.
Y el animal sagrado, al que se le deben todas las ventajas. Y el culto a su racial trapío y fiereza imprevisible. Y el hondo significado sacrificial conjunto de la lidia, como voto de honor y comunión con la naturaleza. Y la devoción (emoción) que su verdad infunde. Y la sangre de los mártires (toreros). Y todas esas cosas que han hecho de la tauromaquia parte abismal de la cultura, que la han justificado y engrandecido siempre, y que aún la sostienen… ¿Qué? ¿No son un asunto demasiado serio…, el auténtico asunto?
El Toro es, fue y será parte de la estructura principal del Ser Humano y del desarrollo de su Cultura ancestral en el Centro de la Tierra, que es lo que significa el término Mediterráneo. Otra “asunto” es la auténtica y también ancestral barbarie de las tribus esqueléticas del norte de Europa aplastando todo lo que descubrían en sus “invasiones” y algaradas como las que tenemos hoy día en nuestro “Parlamento Ignorante”: (Rafael Campos de España y Marcili)
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