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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 11 de marzo de 2025

Novilleros entre algodones / por Carlos Bueno


'..Precisamente porque suelen ser las figuras quienes exigen el toro al límite de trapío, llama la atención que en una novillada suceda lo mismo. Los novilleros son aprendices y están para aprender y para pasar pruebas. Es lógico y necesario que se les cuide porque todavía no están forjados, pero dentro de unos límites..'

Novilleros entre algodones

Carlos Bueno
Llama la atención que, a la primera de cambio, la primera función de la primera feria de primera categoría de la temporada ya tenga problemas en el primer reconocimiento. Una novillada y lío en los corrales. Novillos rechazados por falta de trapío, por peso más que insuficiente. Y a traer más novillos. En estos casos, la estrategia ancestral siempre ha sido la de presentar animales que no mejoren lo inicialmente presentado. Así, lo primeramente visto y rechazado, no parece tan malo. Y se repescan astados. Han pasado los años y la táctica sigue surtiendo efecto. Y, al final, en la primera función de la primera feria de primera categoría de la temporada, se lidió la novillada anunciada.

¿Que se pitaron algunos novillos de salida? Es cierto, pero la clientela es santa y sólo protesta un momento. Luego todo lo olvida y aquí paz y allá gloria. Así que, en este negocio taurino, cada cual arrima el ascua a su sardina mirando por sus propios provechos y dejando de lado los intereses de los aficionados. ¿Cómo si no, se explica la presencia feria tras feria, año tras año, de alguna divisa de nulo atractivo para el público? ¿Cómo si no, se explica la generalizada insistencia de las figuras por minimizar la presencia del toro?

Y precisamente porque suelen ser las figuras quienes exigen el toro al límite de trapío, llama la atención que en una novillada suceda lo mismo. Los novilleros son aprendices y están para aprender y para pasar pruebas. Es lógico y necesario que se les cuide porque todavía no están forjados, pero dentro de unos límites. Que no toreen “gayumbadas” y que lidien ganaderías de garantías entra dentro de lo comprensible. Pero que comiencen tan pronto a seleccionar animales en el filo de lo aceptable no parece lo más oportuno para su formación, su crédito y su futuro.

Las figuras del toreo lo suelen hacer allá donde pueden porque, aprovechando su estatus, quieren torear todo lo posible corriendo los mínimos riesgos (conociendo que cualquier astado puede resultar inesperadamente peligroso). Las figuras lo son porque se lo han ganado. Pero los novilleros están por ganarse esa condición. 

Llevarlos entre algodones no favorecerá que, llegado el momento, estén preparados para afrontar los problemas que acabarán provocándoles los toros que les pueden poner en figura. 

En la primera función de la primera feria de primera categoría de la temporada, el único novillero considerado “figura” de su escalafón y que, por tanto, tenía cierta fuerza para exigir una novillada “suave”, era Marco Pérez, un niño prodigio del toreo. Si él no es capaz de lidiar cualquier cosa, ¿quién lo va a hacer? Si él -que es un virtuoso del toreo y que, en sólo tres meses, tomará la alternativa en un cartel de campanillas- calibra al milímetro a sus antagonistas, ¿qué debería hacer el resto de compañeros?

El día siguiente de los hechos, Marco tomó parte en una novillada en Olivenza en la que cada integrante de la terna se llevó sus novillos. Nada de sorteo. Cada cual sus animales seleccionados, como si de un festival se tratara. Una práctica que aún parece menos digna y valiente, condición fundamental para alcanzar la gloria en el toreo. En fin, debe ser que me estoy haciendo mayor y gruñón. O no. Dejemos pasar el tiempo. Y esperemos que no me dé la razón.

2 comentarios:

  1. No se está Ud. haciendo mayor.
    Tiene más razón que un santo.
    Así lo veo yo.

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  2. LA PICARESCA HABITUAL Y PERNICIOSA DE LOS TAURINOS

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