la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 13 de febrero de 2010

MÉRIDA: CUANDO RUGE LA MONUMENTAL...

El Fandi y el ganadero de La Ahumada Carlos Roldán


Cuando ruge la Monumental…

Del toro al infinito
Mérida 13 de Febrero de 2010

La Monumental no está “enfandilada”, la plaza de Mérida está estremecida, el coso de “Román Eduardo Sandia” ruge como un volcán embravecido ante Juan Fandila “El Fandi” sobrevolando sobre el corazón de esta entusiasta y agradecida gente de la andina Ciudad de los Caballeros. Mérida ruge ante el vuelo de un Fandi que rememora el nombre del “Cóndor de los Andes” que se otorgara a aquel otro torero merideño César Faraco.

Los toros colombianos de La Ahumada de procedencia Jandilla ha colaborado lo suyo. Un encierro de excelente juego en todos los tercios, incluido el de varas, con raza, unos más que otros, dónde a la nobleza y bravura mostrada en alegres, largas y humilladas embestidas se unía el buen fondo de este encierro parejo, de buenas hechuras, y adornado con la vistosidad de la variedad de pelos. Al “melocotón” primero, le siguieron otros con capas de “burraco”, colorao, jabonero, y negros. Todos ellos obedeciendo a lo que podríamos denominar el “trapío andino”, caracterizado por el menor volumen de las reses y su escasez de cara. Si lo primero se cree es atribuible a razones climatológicas y orográficas del lugar donde pastan, lo segundo en casos patentes sería achacable a causas no naturales como las anteriores y sí, supuestamente, a los efectos de la mano del hombre, que ya se sabe que dónde se posa puede causar estragos en la Pacha Mama.

Los triunfos de Fandi se suelen asociar a sus tercios de banderillas, pero hoy lo fundamental ha sido la muleta en el quinto de “La Ahumada”, después de bordar el torero con la capa en la interpretación del más puro clasicismo y variados remates. El público, exento de prejuicios sobre su populista estilo, reaccionaba como tenía que ser, jaleando y aplaudiendo a rabiar toda suerte dibujada por el capote de Fandila. Con el capote también ha ejercido de director de lidia en cada momento preciso, allí ha aparecido a un quite, a sujetar a un toro, o a encarrilarlo contra su huída, con perfecta técnica, sentido de la colocación y conocimiento de los terrenos. Con las banderillas, naturalmente, hizo crujir el coso merideño.

La bravura de “Gitanillo” ha llevado al Fandi a lo más alto del quehacer torero. La entrega del granaíno desde que apareció por toriles el ejemplar colombiano ha sido absoluta fundiéndose ambos en un todo para reventar las gargantas rugientes de quince mil merideños, y el asombro de unos cuantos españoles de corazón andino.

Una faena maciza a la vez que artística, de técnica perfecta variedad de suertes. Un Fandi que se sentía en cada pase y trasmitía su sentimiento a los alborotados tendidos sobre la raza de “Gallito”, un ejemplar chico, pero fuerte y musculado, con extraordinaria fijeza para comerse la muleta en humilladas y repetidas embestidas.

Tras las series en redondo y al natural de Juan Fandila, limpias, templadas y ligadas, ofreció su más amplio repertorio de toreo por arriba y por abajo, de rodillas y de todas posturas improvisadas que brotaban ante la incansable movilidad del noble toro.

El indulto de “Gallito” ni siquiera hubo que pedirlo, era lo natural, lo justo, y el novel presidente Jesús Contreras, “nuevo en esta plaza” y como colofón de su buena actuación, ondeó al viento el pañuelo naranja como bandera de triunfo sumándose al sentir e todos, público, lidiadores, y ganadero.

Antonio Barrera mostró su buen oficio y ganas de triunfo que estuvo a punto de redondear si hubiera estado más acertado con la espada. No se fue de vacío, con una oreja en el esportón y con el sello de gentil caballero español al brindarle la muerte de uno de sus toros a las bellísimas reinas de la Feria del Sol.

El nacional Leonardo Rivera gozó de la simpatía local ante su denodado esfuerzo por conducir las bravas y nobles embestidas de sus toros, sobre todo el sexto. Al torero le faltó algo más y un pudo ser….

En volandas se llevaron por la puerta grande a Juan Fandila “El Fandi” y al ganadero de “La Ahumada” Carlos Roldán; habían traspasado el umbral y la gente no se movía de la plaza, las sonrisas y parabienes entre las gentes aparecían en la penumbra ya del “apagón” diario que sufre Venezuela. Pero no importó, había surgido “El Fandi” como un esplendoroso “alumbrón”, el de la tarde y el de la Feria.
Antonio Barrera en su excelente primero

Leonardo Rivera

El indultado


La montera de Barrera en buenas manos..

Paco Gámez, Miguel, Bienvenida, Juan Lamarca, JavierMorales
Carlos Rosales, y Fernando Sánchez

El Fandi simula la suerte de matar con "Gallito"








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