Llenazo en la plaza de toros de Barcelona en la presentación de "El Cordobés" de novillero
5 de Marzo de 1961 (Del libro de Paco Laguna)
"...El nacionalismo visceral, de piñón fijo, depredador empeñado en los últimos tiempos en llevar hacia el abismo al pueblo catalán no se ha conformado con capar derechos inalienables de libertad a sus súbditos (ciudadano es otra cosa), sino que en un alarde de cinismo —propio de paranoias- quien quiere su derecho a decidir parcelando la soberanía nacional pretende imponer, ahora, sus criterios selectivos de sectarismo cultural y de ocio: en casa y en la prójima..."
Barcelona no tiene quien la escriba
Pedro Javier Cáceres
Ayer se cumplieron 100 años en que Barcelona inauguraba plaza de toros (El Sport) para simultaneándola con otras dos más (El Torín y Las Arenas) con lo que la Ciudad Condal se erigía en el baluarte de la Tauromaquia a principios del siglo XX con un aforo superior a los 38.000 espectadores en total.
Era la solera, los cimientos, sobre los que —tras los éxitos de asistencia- se construiría la Monumental con el objeto de admitir por encima de los 24.000 espectadores…
Corría el año de 1916 y Barcelona llegó a tener en funcionamiento 3 plazas, al principio, y 2 que se simultanearon (Las Arenas y La Monumental) durante el mayor esplendor de la Tauromaquia en Cataluña.
Barcelona llegó, y no una, ni dos, ni tres…temporadas, a ser el líder del escalafón en festejos (más de 70 por año con funciones jueves y domingo).
Rampa de lanzamiento de toreros y efervescencia popular alrededor de “los toros”.
No en balde era la manifestación en años muy duros de una tradición que se remonta a la Edad Media (la primera corrida data de 1387 en Barcelona) según se recoge en el Archivo General de la Corona de Aragón (radicado el Barcelona).
Barcelona no solo fue en esos años de esplendor el gran escaparte de la Tauromaquia Universal sino también de su indubitable vena cultural de la que han sido “maniquíes” destacados Fortuny, Dalí, Miró…incluso Maciá o Companys; ¡vivir para ver!
Y así hasta el principio del fin, allá por los años 80 en que a Barcelona le iban dejando de escribir (cartas de amor y fidelidad) por una política programática errada, por mirar con descaro a la caja del día a día del turismo, por esa otra caja B del plan B (pagar por torear) en régimen de subarriendo que era la vergüenza general, etc.
Una eutanasia de la que el nacionalismo emergente se iba alimentando para su definitiva prohibición por el sistema de goteo.
A finales de los 80 se prohibió la entrada a menores de 14 años y que se construyeran plazas de nueva planta, como asimismo dar festejos en cosos portátiles.
A partir de 1989 una serie de ayuntamientos en cascada (aluvión) se fueron declarando “antitaurinos”: hasta 71 se contabilizaron el día infausto de la votación definitiva —el “toricidio”-, entre ellas ¡cómo no! Barcelona, el buque insignia.
Hasta el 31 de diciembre del 2011 en que a partir de la fecha los toros quedaban prohibidos en Cataluña después de un amplio periplo, sinuoso, de edictos, declaraciones y propuestas de ley con justificaciones animalistas.
Cortinas de humo para difuminar la realidad, paralela a las ansias voraces del nacionalismo, de ir borrando cualquier vestigio que la uniera con tradiciones ancladas en raíces profundas españolas.
Pese a los últimos intentos, con la notificación de desahucio cursada, de la familia Matilla por revertir la situación, la correspondencia llegada era escasa.
El nacionalismo visceral, de piñón fijo, depredador empeñado en los últimos tiempos en llevar hacia el abismo al pueblo catalán no se ha conformado con capar derechos inalienables de libertad a sus súbditos (ciudadano es otra cosa), sino que en un alarde de cinismo —propio de paranoias- quien quiere su derecho a decidir parcelando la soberanía nacional pretende imponer, ahora, sus criterios selectivos de sectarismo cultural y de ocio: en casa y en la prójima.
Hace poco más de un mes, tras las peripecias conocidas del veto al World Press Photo y prohibir filmar una película de alcance mundial en la Monumental, lo oficializó con un nuevo decretazo ampliando el veto a la simulación de actividades o filmaciones “sea cual sea su finalidad” y en caso que supongan un maltrato o estrés al animal.
La hipocresía es tal que días pasados se permitieron registrar una moción en la “casa común” (el Senado) de la que quieren independizarse para intentar imponer que los menores no puedan acudir a los toros…en toda España.
De paso criticar la Ley de Fomento de la Fiesta y el “pájaro” ponente (CIU) cómplice del secuestro lingüístico y cultural de niños residentes en Cataluña afirma ¡con todo el papo! respecto del Arte de la Tauromaquia “despojarla del componente folclórico-ideológico que generalmente las acompaña”.
Actitudes de los nacionalistas (pata negra, cuchichí, cuarterones, meritorios, acomplejados, conversos, con síndrome de Estocolmo, y “ONNIS” —objetos nacionalistas no identificados, tal que muchos del PSC- ) propia de “NOLACOS”*.
Ayer se cumplieron 100 años del levantamiento de lo que ha sido pilar de tradiciones y cultura popular.
A partir del 1 de enero de 2012 Barcelona no tiene quien le escriba. Ni siquiera el Tribunal Constitucional.
Y si llega correo es la notificación de una multa, una sanción o alguna proposición indecente propia de regímenes totalitarios de repúblicas bananeras.
* ”NOLACO” : no la co…noce. La vergüenza (Pepín Cabrales, in memoriam)
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