"...Más de 100 festejos televisados este año por la de pago es una cifra asombrosa. Cualquier aficionado desde su casa puede viajar por todos los mejores circuitos y ver las mejores ferias. Aunque algunos sueñan con que dejen sólo el sonido ambiente y quiten el resto..."
La de pago
Terminó la de pago en Zaragoza y ha empezado con la temporada de Insurgentes, Monumental Plaza México. Es el Canal Plus Toros, el vivero de la afición, el que permite al aficionado ir de plaza en plaza a ver los mejores acontecimientos sin moverse de casa. Todas las ferias, las mejores.
Las de primera (completas) : Fallas, Sevilla, San Isidro, Pamplona y Bilbao, Otoño de Madrid. Y otras fracccionadas o unos poquitos (Alicante, Málaga, Albacete, Logroño, Nimes y Zaragoza), eligiendo además acontecimientos o cosas interesantes sueltas (los seis toros de Castella en el Puerto, los otros seis de Talavante en Málaga, los miuras de la feria de julio valenciana, vueltas por Valdemorillo, Azpeitia y Villaseca de la Sagra e incluso las de aspirantes en su concurso tradicional). Y supongo que se me olvidará alguna.
Hemos visto repetidamente a las figuras y a los mejores novilleros y hemos estado en todas las plazas del circuito mundial (España, Francia y México) sin hacer un kilómetro. Fascinante. Una vez un lector, al ejercer mi crítica responsable como periodista, me dijo que, claro, yo podía ir a las ferias pero hay mucha gente que no puede y que era un gran servicio a la afición (me refería a otras cosas, nunca a ver los toros de las ferias, sino cómo).
Gran servicio, no, sino más : extraordinario. A veces o yo no me explico bien o los lectores no saben leer, porque lo haré mejor o peor, pero claro creo que soy un rato. Es fantástico tener tantos festejos buenos en casa y bien que se echó de menos cuando Sevilla estuvo “cerrada” dos años.
Pero lo bueno viene ahora. Los he contado y el dato es estremecedor : ¡más de cien corridas, cien, entre España y Francia!. Cifra mareante que viajando no podría ver más que un supermillonario. Cifra a la que sólo tienen acceso los superaficionados, los que no se hartan, los que lo ven todo, los que están felices con tanto toro, los que tienen mucho tiempo y buenas cuentas corrientes. Pues no, los aficionados más modestos lo han podido ver. Así de fácil y de bonito. Y por un precio moderado.
Yo he contado, y me quedé con la boca abierta, 101 festejos más los de los aspirantes y añadan ahora las 17 de Insurgentes, lo que hacen un total de 118, entre febrero de 2015 y febrero de 2016. Tremendo, ¿no? Si no lo veo no lo creo. Tarde a tarde desde Valdemorillo, no parecían tantas.
Esto es lo bueno, lo buenísimo, lo increíble. Cantidad a la que hay que añadir la estupenda retransmisión técnica, rayando muchas veces en lo completo con una calidad increíble de imagen y detalles. Y que no lo quiten nunca aunque haya que aguantar lo otro. Y es que ahora viene el tío Paco con la rebaja.
Ya sé que los toreros no se dejarían televisar, si hubiese algún comentario adverso, y vetarían las transmisiones, pero es que comentarios y entrevistas, salvo excepciones excepcionales, y valga la repetición, son cansinas y empalagosas. Decir las cosas para enseñar, pocas. Y para que formen opinión, menos. Hay que ser un aficionado con mucho criterio para que no te la cuelen.
Los toreros siempre han estado bien, merecen todas las orejas, siempre hay mayoría aunque no llegue ni de coña, todo el mundo está en pie cuando las imágenes dicen lo contrario, todos los presidentes son insensibles y malos aficionados cuando los locutores las piden, y siempre con la misma retahíla en las palabras que se cruzan locutores y toreros en el prepaseíllo “buenvenido a…” ( parecen los mayordomos de las ferias), o “esta es una tarde importante” a lo que los toreros le podrían replicar “no, lo importante era cuando de niño mi padre me llevaba a ver El Bombero Torero”, frases tópicas a mantas y ya oliendo a paseíllo.
Y lo del palco de invitados es sublime, da igual Elena que Malena que Marina que Adelina, que Manuela que Carmela, llevan a novilleros o a otros muchos invitados que no los conoce nadie y que responden que todos los toreros han estado enormes. O hacen publicidad pura y dura de su restaurante, y la crueldad –con éstos sí- de preguntar, cuando saben que no hay nada, que qué tienen para la temporada ,y no digamos lo del pasteleo en el callejón, todo positivo, nunca negativo.
Y los comentaristas ya están quemados. “Concepto” Muñoz (antes Emilio) repitiendo siempre lo de los diferentes conceptos, y siempre lo mismo hasta aburrir, y Valverde erre que erre con “la administración de los tiempos “ que alaba tanto parece querer dar a todos, porque sí, lo que él nunca obtuvo, y Caballero que debe elegir ser empresario, en lo que lo hace bien. De las incompatibilidades no escribo hoy ¿para qué?
Están siempre de positivo empalagoso y las entradas regulares son magníficas, y los toreros que aprenden o emergen son muy buenos (sobre todo si les interesa promocionarlos).
En cambio, todos los toreros elegidos para locutar se adaptan al medio, lo que no es fácil, desde Vicente Barrera a Finito pasando por José Antonio Campuzano o Padilla o Miguel Abellán. Les dan confianza. Y se expresan como uno más de la escuela de la de pago. No destacan ni para bien ni para mal. Se tapan.
David Casas debe serenarse y hablar para televisión, no para radio, y por supuesto está metido en una noria de la que es muy difícil salirse y opinar lo que uno quiere.
He oído a muchos que lo ideal sería tener sólo sonido ambiente. Celestial. Ahora es ver cien películas nuevas que uno a tu lado te las cuenta según su criterio. Claro, que se quedarían sin trabajo en el portón de cuadrillas, en el practicable, en los exteriores, en el callejón y en el palco de invitados.
Habrá que continuar tragando ese purgatorio si se tiene la oportunidad de seguir viendo un centenar de festejos de las grandes ferias cada temporada en el circuito de los primeros (toreros) y de las primeras (plazas).
A pesar de todo, sigamos con la de pago. Que ahora con Movistar engullendo Canal Más o Menos puede pasar de todo. Y no queremos perder lo que tenemos.
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