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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El arte reivindica al arte / Por Paco Delgado


La estocada, de Miguel Barceló

Para Miquel Barceló los toros son una forma de arte que nos lleva a algo muy primitivo y ancestral.

Bergamín: "El toreo es un acto de fe: en el arte, en el juego, en Dios".

El arte reivindica al arte


Es muy de agradecer, en estos tiempos que corren -en los que está de moda denostar, vilipendiar y denigrar al mundo de los toros- la entrevista que publicaron el pasado domingo en XL El Semanal, el suplemento dominical que se reparte con ABC, Las Provincias y otros muchos periódicos en España y que disfruta de una tirada inmensa y millones de lectores.

Una entrevista con el pintor mallorquín Miquel Barceló en la que, alabado sea Dios, se defiende y ensalza el rito taurino. Barceló, en cuya obra abunda el tema taurino -fue él quien, por ejemplo, hizo el cartel de la última corrida celebrada en la Monumental de Barcelona- trabaja a toda marcha para terminar una exposición en la Calcografía Nacional de la Real Academia de San Fernando, en Madrid, en la que mostrará más de 60 grabados sobre tauromaquia así como la muestra Sol y sombra, que se expondrá el próximo año en la Biblioteca Nacional y el Museo Picasso de París, un auténtico homenaje a un género del que hay que recordar que sus máximos referentes fueron nada menos que Goya y Picasso.

Para este artista, uno de los más reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras, los toros son, sin duda alguna, una manifestación artística de primer orden: “Los toros son una forma de arte que nos lleva a algo muy primitivo y ancestral; y no hablo del hecho de la muerte, que también. Me interesa la unicidad: es algo que solo sucede ahí y entonces, nunca más antes ni después. Me interesan las formas de arte que no son técnicamente reproducibles. Justamente, en estos tiempos son más necesarias que nunca esas formas de arte, como la poesía, por ejemplo, que son esenciales. Los toros son una forma de arte esencial”. Palabras que deberían ser no sólo leídas sino también estudiadas con detenimiento por quienes piensan, maquinan y obran buscando su desaparición. También sobre el particular, sobre el tema de esos intentos de hacer desaparecer y prohibir este espectáculo, lo tiene claro: “Los toros se han convertido en algo muy político. Es demasiado estúpido para que valga la pena discutir sobre ello... No hablamos sólo de dos cuernos y del sufrimiento de un animal. Es mucho más complejo. Las ganaderías... A mí me gustan muchísimo las ganaderías, seguramente son de los grandes espacios ecológicos de Europa y algo muy frágil”.

Es la reivindicación del arte por el arte, la petición, grabada y remachada, de pervivencia de un rito, de una forma de vida y de una expresión humana única y especialísima. Como escribió Lorca, es la riqueza poética y vital mayor de España.

Mientras, ese mismo día, la estatua que frente a la plaza de toros de Valencia recuerda a Manolo Montolíu -muerto por un toro sobre el albero de La Maestranza sevillana, por si alguien no se acuerda- amanecía ultrajada, pintarrajeada y con insultos escupidos, que no esculpidos, en su pedestal. Unos días antes había ocurrido algo parecido en Sevilla con la escultura que honra a Curro, sin que los responsables municipales de ninguna de las dos ciudades haya tenido a bien hacer algo que no sea buscarle las vueltas a quien tuvo la decencia que intentar limpiar el agravio.

Es moral lo que hace que uno se sienta bien, inmoral lo que hace que uno se sienta mal. Para Hemingway, juzgadas según estos criterios morales, las corridas de toros eran un fenómeno muy moral. Algo que no parece que compartan los nuevos adalides de una libertad que únicamente va en una sola dirección: la que a ellos les conviene.

El del toreo es un arte único, sublime, con características propias y especiales que le hacen muy distinto a todos los demás. Por eso, y por mucho más, viene muy bien que un artista como Barceló, que es ya una personalidad, reconocido a nivel mundial, hable, para bien, y reivindique este arte como lo que es: algo más que arte, como así nos los transmitió alguien que lo conoció de cerca y muy bien, Bergamín: "El toreo es un acto de fe: en el arte, en el juego, en Dios". Como para prohibirlo.

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