Próximas generales y otra vez los aficionados que deben votar. Elección entre lo poquísimo que hay. Nos toca de nuevo votar desde el desierto.
Otra vez votando en el desierto
Vivimos en un planeta. Ya lo dijo Díaz-Cañabate. En otro planeta. Por lo tanto, una vez más estamos fuera de juego. Como en el desierto. Los partidos del 20-D no se preocupan de los toros en sus programas. Ya nos harán polvo después como lo están haciendo tiempo atrás sobre todo desde que algunos rascaron algo de poder. Situación negativa y absurda. E inmerecida para el colectivo taurino.
Vean los programas de los partidos de las antiguas y permanentes corrupciones y de los dos emergentes, uno de los cuales ya se aprovechó de más porque algunos de sus componentes era rata universitaria que se sabía todos los rincones y otro asesor internacional de regímenes perversos y esperpénticos.
Y, mientras, el colectivo taurino haciendo algunos gestos sueltos –casi siempre de aficionados- pero globalmente en silencio, callados, como acojonados o pasotas. Viendo la tormenta pero creyendo que será pasajera o que no afectará tanto (supongo que pensando económicamente). Están muy equivocados.
Pensar sólo en las migajas que da al PP y los palos del otro, especialista en hacer daño en casi todo lo que toca. Y en lo poco o nada, salvo ataques o aboliciones, que podemos esperar de los demás. En fin, panorama negro, como nunca y sólo me refiero en este artículo a lo taurino.
Los enemigos del toro crecen y nuestra única salida a es apoyar a los que nos defienden poco y mal, pero lo hacen.
El tema es que los miramos desde el planeta, desde fuera. Ni nos miran hacia el planeta porque estamos mal avenidos. Y la sociedad se distancia cada vez más de nosotros. Esta realidad no se para. Los animalistas nos comen. Los taurinos se convierten en hurones. Situación peliaguda.
Y nos obligan una vez más a votar en el desierto.
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