Mañana, día 6 de Diciembre, es el último de las ferias de Quito, y en esta fecha se celebraba la corrida de cierre del abono de la Feria de "Jesús del Gran Poder". Colofón esplendoroso tras las celebraciones festivas y populares que acontecían durante todo el día y la noche del día anterior. Quito era una explosión de júbilo y las corridas de toros su santo y seña. El acoso a la Fiesta por los de siempre y su indefensión también por los de siempre hizo, a pesar del denodado esfuerzo de aficionados y humildes profesionales, que con la supresión de la suerte de matar en las corridas de toros se llegara a la desaparición de la gran feria quiteña -llegó a ser la más importante de América- para perjuicio, no solo del mundo del toro y la tauromaquia, sino para el prestigio de una capital andina Patrimonio de la Humanidad, por su monumentos y sus gentes, que como dice su himno: Oh , ciudad española en el Ande / Oh, ciudad que el Incario soñó / porque te hizo Atahualpa eres grande / y también porque España te amó.
Este vacío ferial que supone la caída de la la plaza de Iñaquito, ha sido cubierto por la placita de Belmonte que mantiene la llama viva de la afición, pese a la prohibición de la suerte suprema como es la estocada, gracias a la diligencia y entusiasmo de un ganadero y empresario como José Luis Cobo.
Estas fechas son especialmente recordadas por los directivos, socios y amigos del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida por la intensa y fraternal actividad desplegada en Quito desde la instalación del Capítulo Bienvenida, en feliz comunión con los nobles quiteños.
Nuestro presidente en Ecuador, Mauricio Riofrío, así lo ha querido rememorar con un importante escrito que sigue a continuación.
La Junta directiva
Madrid, 5 de Diciembre de 2015.
EL CÍRCULO TAURINO AMIGOS
DE LA
DINASTIA BIENVENIDA
-CAPÍTULO QUITO-
La historia de la fiesta brava a partir del año 2000, con el Círculo Bienvenida en Quito se hizo de un componente que indudablemente contribuyó a su engrandecimiento. Aficionados, ganaderos, autoridades, periodistas lo conformaron con inusitado entusiasmo y desarrollaron una incesante actividad asociativa de promoción taurina de la mano de sus pares de España, siempre bajo la premisa de la caballerosidad y respeto a los cánones que son la esencia del arte y tradición taurinos.
La instauración de trofeos como la “La Fábula Taurina de Quito” para toreros, ganaderos o aspectos relevantes de la añorada Feria Jesús del Gran Poder o el “Pañuelo de Oro” para autoridades de plaza, constituyeron las pinceladas perfectas para una feria que brillaba en lo más alto del firmamento taurino internacional.
Pasado el tiempo la actividad entusiasta se transformó en aguerrida militancia para la defensa de la tauromaquia, defensa que no termina porque todavía existen más aficionados que comerciantes, con el único interés de pelear por los valores que le han hecho inconmensurable a este espectáculo que, a pesar de sus detractores, ha hecho felices al mayor número de generaciones de ecuatorianos.
Mauricio Riofrio Cuadrado
Presidente
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