Jonathan Guillén salió a hombros con Rafael Orellana y Esaú Fernández
La larga corrida que cerró la feria del Sol sirvió para que un torero modesto haya dado un toque de atención. Jonathan Guillén indultó al octavo toro de la tarde, y esto le permitió compartir el triunfo con sus alternantes.
Rafael Orellana abrió la tarde, derrochando voluntad con un primer toro complicado y fuerte. Tobillero y quedándose por debajo, el astado fue toda una prueba. El oficio del diestro le permitió robarle varios muletazos por ambos pitones, sufriendo un desarme. Algunos pases fueron limpios, otros tropezados, pero en todos se vio un torero entregado y honesto. Al quinto lo bregó muy bien de salida y en el remate en los medios, el toro le tropezó y le pegó una voltereta. No se amilanó el diestro, que se dobló poderoso, pero el toro, parado, tardo y tobillero, no le facilitó las cosas. Fuerte voltereta, de la que afortunadamente salió ileso, para porfiar sin brillo, pero con indudable entrega. El trasteo fue más de voluntad que de calidad, rematado con un espadazo trasero fulminante.
Nula suerte la del mexicano Arturo Saldívar, que literalmente se limitó a ponerse delante de dos toros parados, tardos, sosos y deslucidos. Al orientado primero de su lote, lo despachó pronto, y ante el sexto, otro astado de nulas opciones, el diestro le probó por ambos pitones, sin posibilidad alguna, y como con buen criterio, abrevió para no aburrir, el público se enfadó.
El español Esaú Fernández se llevó un lote deslucido, parado y tardo. Con su primero, un astado que prácticamente no se movió lo lidió sobre las piernas, para abreviar. El séptimo se paró casi desde que salió. Imposible. Regaló un toro de Los Ramírez. Noble y con clase el astado, Fernández le toreó con voluntad, en una faena vibrante, con muchos pases, pero sin mayor profundidad. El trasteo, largo, fue como sumar y sumar, pero salvo algunos buenos naturales, lo demás fue ganas y entrega. Alargó la faena buscando un indulto, y al no serle concedido se volcó al entrar a matar. Una entera le sirvió para cortar dos orejas.
Indudablemente el torear es lo que da oficio y seguridad. Cuando se torea poco, se deben suplir las lógicas carencias con corazón y ganas, lo mismo que puso sobre la arena Jonathan Guillén, el diestro menos placeado del cartel. Ante el encastado cuarto se notó más el poco rodaje del torero, que se mostró valeroso, cuajando algunos muletazos buenos. Guillén falló con la espada. Se le iba en blanco su oportunidad cuando saltó a la arena “Añejado”, un toro bravo, noble y con clase, que vino a redimir a Los Aranguez. Al verlo galopar salió con muchas ganas Jonathan Guillén que le toreó entusiasta a la verónica. Un toro bravo siempre pone a prueba a los toreros, para un diestro con pocos festejos es un arma de doble filo. Guillén se abrazó a su sueño, compuso una faena vibrante, con varios muletazos buenos, ligándolos bien, pues ganaba un paso entre cada pase. Varias series ligadas, amasadas más con el corazón que con la técnica, prendieron la mecha en el público. Destacaron varios muletazos con la mano derecha, excelentes, con el torero muy vertical, relajado, dando el pecho, de verdad estupendos. Adornos, toreros pases del desdén, sellaron la obra. Indultado el toro, el joven y feliz torero paseó los trofeos simbólicos. Sin duda ahora hay que tenerle en cuenta.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de Mérida. Martes de Carnaval - 9 de febrero 2016.
Quinta corrida de feria.
Media entrada en tarde fresca y nublada.
Ocho toros de Los Aranguez, bien presentados. Destacó el bravo, noble y encastado octavo, “Añejado”, número 59, negro, que fue indultado. Encastado el cuarto. Difíciles, quedándose cortos y orientados primero y quinto. Parados, tardos, sosos y deslucidos el resto. Un toro de Los Ramírez, de regalo, bravo y encastado, “Vencejo”, número 234, negro, premiado con la vuelta al ruedo.
Pesos: 442, 468, 445, 438, 430, 450, 436, 434 y 450 kilos.
Rafael Orellana, de turquesa y plata: Oreja y oreja.
Arturo Saldívar, de lila y oro: Silencio y pitos.
Esaú Fernández, de azul noche y oro: Silencio tras aviso, silencio y dos orejas.
Jonathan Guillén, de azul pavo y oro: Silencio y dos orejas simbólicas.
Se retiró del toreo activo tras 30 años de profesión el banderillero Jorge Uzcategui “Chirimoya” que dio emotiva vuelta al ruedo. Destacaron en varas William Hidalgo “El Llanerito” y Gregorio Prieto. En banderillas Alí Trejo, Salvador Moreno y Mauro David Pereira.
La comisión taurina no autorizo el rabo simbólico que paseó Jonathan Guillén.
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