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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 17 de febrero de 2016

Medellín: Qué pasó ayer / por Jorge Arturo Díaz Reyes


Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes


Qué pasó ayer

Cali, 16 de febrero 2016
El domingo, tras el cortejo que cargaba a Juan de Castilla, la Macarena cerró su puerta y la temporada nacional. Pasó la fiesta. Queda la resaca, el día después, el cómo quedó la casa, el despertar preguntándose y respondiéndose…

¿Vinieron todos los invitados?

Casi todos los famosos, incluso uno que no podía participar trajo personalmente su excusa, Manzanares. Los otros pocos ausentes ni mú... el imprevisible Morante, el incapacitado Perera y el anecdótico Tomás que no aparece nunca. Del común, la misma concurrencia, quizá un poco más de gente por Cali, Manizales y Puente Piedra, un poco menos por Medellín, Cartagena, Duitama, y lo mismo por las plazas provincianas. Es que no salía barato asistir.

¿Y el principal?

¿El toro? Poco, disparejo. Haciéndose notar mucho el enano presumido con su dudosa tablilla 440, y dando pesar con asco más de una cabeza festivalera. Los hubo, como siempre, que parecían menores de edad colados, pero nadie les pidió los documentos. En honor a la verdad, Paispamba y Gutiérrez en Cali, Santa Bárbara y Achury en Medellín, Mondoñedo y Guachicono en Puente Piedra se presentaron dignamente.

¿La casta?

La fiereza se considera de mal gusto, ya no se lleva. El poder tampoco. Para qué, con el monopuyazo tienen y sobra. Aunque la verdad sea dicha, en algún caso de trapío el barrenamiento prolongado a caballo cruzado que vale por seis varas no faltó.

¿Se toreó?

Hombre torear, torear, lo que se dice torear, no. Pero es que eso casi nunca ocurre. El arte del toreo es joya preciosa, exótica, que no se halla sino muy rara vez. Pero se toreó, sí, cada cual a su modo y a su toro. Los toreros valga decir pusieron lo suyo todos. Con alguna rajada notable y sorpresiva que no señalaré, pero que todo el mundo vio. Con algunas revelaciones. Con varios revalidamientos de pergaminos. Con plausibles refrescamientos de cartel.

¿Los nacionales?

Diego González en reaparición estupenda, Bolívar, Libardo y Castrillón por arriba, y el surgimiento de un banderillero emocionante, Carlos Garrido.

¿Qué más?

Mucho más, pero la fiesta se acabó, a la ducha, hay que ir a trabajar.

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