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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 28 de agosto de 2018

MANOLETE Y EL BASTÓN MEXICANO / En el 71 aniversario de la muerte del Monstruo.


Composición fotográfica por el autor

Cuando recorría el ruedo –en México las vueltas al ruedo se dan en sentido contrario a las agujas del reloj-, erguido, sonriente, con gran majestad, llovían las prendas de vestir, sombreros etc., que el público enfervorizado arrojaba al ruedo y objetos diversos; entre ellos, un bastón.

A los mexicanos  no los conocemos aquí: son muy buena gente, muy sentimentales, muy apasionados y muy entendidos en toros; por eso da gusto torear en México. (Manolete)


 71 aniversario de la muerte del Monstruo
MANOLETE Y EL BASTÓN MEXICANO


José María Sánchez Martínez-Rivero
Agosto de 2018, en Collado-Villalba
En la temporada americana del diestro Manolete de 1946 figura, como  destacada, la corrida celebrada el día 17 de febrero de ese año  en la antigua plaza de toros de El Toreo en México.

Fue una corrida memorable en la que se lidiaron seis toros de la ganadería de Coaxamalucan, que resultaron bravos y nobles, para los diestros: Manolete, de celeste y oro; Pepe Luís Vázquez de azul y oro, y Luís Procuna, de blanco y plata

El diestro de Córdoba lidió en primer lugar de su lote a Tilapo, negro, de 490 kgs, bien presentado y bravo; pero con problemas para la lidia los cuales solventó, Manuel Rodríguez con su habitual maestría. Hizo una faena completa y artística con los adornos típicos del toreo de Manolete. Pinchazo y estocada. Petición de oreja que no se concede y vuelta al ruedo.

En cuarto lugar saltó al ruedo el toro de nombre Platino, cárdeno, de 480 kilos, castaño, bragado y astifino. Fue bravo y noble. El cordobés toreó a la verónica con arte para rematar con media de cartel.

Inició la faena de muleta con sus acostumbrados estatuarios y, en uno de ellos, le dio el toro un varetazo por lo que tuvo que ser auxiliado por su cuadrilla; aunque siguió toreando sin retirarse a la enfermería. Faena de muleta magistral con espeluznantes manoletinas que pusieron al público en pie. Estocada y descabello. Vuelta al ruedo para el toro Platino. Dos orejas y rabo para el diestro de Córdoba y dos vueltas apoteósicas al ruedo con los trofeos conquistados.

De esta faena dijo el crítico Carlos León:

Manolete se agigantó y se salió de sus propias limitaciones, convirtiéndose en un titán, para el que no existía nada que lo detuviera, ni nadie que lo doblegara.

Cuando recorría el ruedo –en México las vueltas al ruedo se dan en sentido contrario a las agujas del reloj-, erguido, sonriente, con gran majestad, llovían las prendas de vestir, sombreros etc., que el público enfervorizado arrojaba al ruedo y objetos diversos; entre ellos, un bastón. Pero no uno cualquiera, no; sino un precioso bastón de madera noble, de color cerezo rematado con la cabeza de un felino en marfil. 
Mostramos una composición fotográfica por el autor. 

Terminando la vuelta al ruedo el Monstruo de Córdoba portaba, en su mano izquierda, el capote, la montera y el bastón y, en su mano derecha, un ramo de flores. Su intención era quedarse con esa magnífica pieza que un espectador enfervorizado le arrojó. Y así fue, ya que lo trajo a España cuando regresó. No sabemos como el espectador pudo volver a su domicilio sin bastón; pero tampoco sabemos si el espectador era fabricante de bastones. El caso es que se quedó sin él.

El 21 de octubre de 1981, la familia de Manolete, de manos de la hermana del diestro, doña Ángeles Rodríguez, regaló el preciado bastón al insigne escritor Antonio Gala, coleccionista de bastones, en agradecimiento por sus escritos honrando la memoria de Manolete.

Los otros diestros actuantes también triunfaron y así Luís Procuna cortó dos orejas y rabo y dio tres vueltas al ruedo y Pepe Luís Vázquez, otras dos orejas y rabo dando dos vueltas al ruedo igualmente. Corrida triunfal en la vieja plaza de El Toreo donde el público gritó: ¡Viva México! y ¡Viva España!

El diestro de Córdoba era un gran admirador de México y de su afición. En una entrevista concedida, en su tierra natal, se expresó así:
A los mexicanos  no los conocemos aquí: son muy buena gente, muy sentimentales, muy apasionados y muy entendidos en toros; por eso da gusto torear en México.


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