El equipo español recoge el trofeo de campeones. (Reuters)
El balear se impuso a Shapovalov (Canadá) en el partido definitivo y le da el sexto triunfo a 'La Armada' en esta competición, que estrenó su nuevo formato en la Caja Mágica de Madrid
- Nadal: "Yo he ganado los 8 partidos, pero aquí la persona que ha sido vital ha sido Roberto Bautista. Es un ejemplo para el resto de mi vida".
Madrid, 24/11/2019
La sexta 'ensaladera' ya está aquí. Se queda en Madrid. España celebró en la pista lo que tanto le ha costado conseguir durante la semana. Remontadas épicas, bajas sensibles y horarios infernales; todo eso ha tenido que superar el combinado nacional para levantar un nuevo éxito colectivo que le da a nuestro tenis un nuevo impulso. La Caja Mágica entró en ebullición.
Rafa Nadal puso la guinda tras otro partido bestial ante Shapovalov (3-6 y 6-7). No lleva capa, pero es un héroe.
No le falló a Roberto Bautista, que previamente le había cambiado la dirección del viento: si durante la semana el manacorí ha tenido que sacar a España del atolladero, esta vez solo tenía que hacer buena la ventaja obtenida por el castellonense. Así fue. Rafa cayó rendido sobre la pista central tras batir a su rival y a por él fueron como locos el propio Roberto, Pablo Carreño y Bruguera. La imagen recordó a la que en su día protagonizó Juan Carlos Ferrero en el primer título cosechado en el Palau Sant Jordi de Barcelona, allá por el año 2000, el único que no tocó Rafa. Los cinco siguientes siempre tuvieron su firma.
España es la mejor porque, entre otras cosas, cuenta con el mejor. El número uno mundial es revitalizante para 'La Armada', al que se le han visto ciertas arrugas estos días. Está a otro nivel, con una confianza desatada y un estado físico escandaloso, como nunca antes a estas alturas del curso. Ningún rival ha podido inquietarle lo suficiente. Es el Everest. Ha ganado los ocho partidos que ha disputado, tanto en individual como en dobles, donde ha hecho pareja con Marcel Granollers y Feliciano López. La eliminatoria hoy no tuvo que irse a un tercer partido y alargarse demasiado. No quiso. Tiene la muñeca caliente y una lucidez bárbara. Son ya 29 victorias consecutivas en la Davis. Tan solo perdió en su estreno, 2004, contra el checo Jiri Novak, ya retirado, que tiene que contarlo por casa y no dar crédito.
Rafa salió por el túnel de vestuarios y miró con el rabillo del ojo la Copa, situada en una esquina de la Manolo Santana. Era uno de los objetivos que tenía entre ceja y ceja desde el pasado US Open. Ganar en aquella superficie ante Medvedev fue una inyección de confianza para él sobre pista dura. Shapovalov fue valiente y atrevido, pero no le bastó. Las opciones de Canadá pasaban por adjudicarse el primer enfrentamiento y jugársela en el dobles, pues contra el balear las esperanzas eran prácticamente nulas. Lo sabían todos, habían estudiado al español durante estos días intentando buscar una receta imposible. Rafa está sacando como nunca, con golpes precisos desde el fondo de pista y subidas a la volea muy inteligentes. A eso, el punto de concentración que siempre tiene y que va minando la moral de cualquiera. Los canadienses no dieron con ninguna estrategia. La única fisura, que acusara el cansancio acumulado durante esta semana, pero ya se sabe que Rafa es un portento y que cuando se enfunda la camiseta de la selección no sangra aunque le pinchen.
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