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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 7 de junio de 2022

Ángel Téllez, otro milagro / por Pla Ventura


 Téllez ha transitado en estos años por la vereda más difícil del toreo; mendigar oportunidades con la clase de toros que fuere, todo, antes que quedarse sentado en casa. Su valor, como sus hechos demuestran, debería ser algo incuestionable pero, para los taurinos de relumbrón, Téllez es apenas un pobre que ha sacado la cabeza en Madrid y ya veremos el trato que le damos.

 Ángel Téllez, otro milagro

Pla Ventura
Toros de Lidia / 6 junio, 2022
Conforme está montado el tinglado empresarial, el triunfo de un torero determinado debería ser algo lo más normal del mundo pero, como las exigencias de los empresarios al respecto de los triunfos de los toreros son variopintas y de muy difícil explicación, si un torero triunfa tiene rangos de milagro; hablo del éxito de cualquier chaval nuevo que, tras muchos años de batalla, por fin consigue el triunfo grande como ha sido el caso de Ángel Téllez que, de la nada se ha convertido en el auténtico triunfador de la feria de San Isidro.

Cuidado y que nadie eche las campanas al vuelo respecto a este diestro admirable que, lo ganado en Madrid ha sido con toda justicia y llevando a cabo un toreo bellísimo y ejemplar. Le saldrán oportunidades, por supuesto que sí, pero el “sello” como figura del toreo se lo pusieron a Tomás Rufo el día de su alternativa; es cierto que el chico no ha defraudado pero, más que su toreo, su gran valor ha sido la bendición empresarial que, como su padrino de alternativa, le han convertido en figura del toreo en tres minutos. Y, cuando ya estás “bendecido” por la cúpula taurina, hasta se tiene suerte en los sorteos, caso de Rufo que, a diario le caen en sus manos los mejores lotes para su uso y disfrute.

Me quedo con la legitimidad de Ángel Téllez que, ha batallado durante varios años en la búsqueda de esa oportunidad que por fin le ha llegado, al margen de todo lo bueno que le pueda deparar el destino, lo cierto y verdad es que han sido años durísimos de lucha tremenda que, de una santa vez deberían de tener la recompensa inmediata. Téllez ha transitado en estos años por la vereda más difícil del toreo; mendigar oportunidades con la clase de toros que fuere, todo, antes que quedarse sentado en casa. Su valor, como sus hechos demuestran, debería ser algo incuestionable pero, para los taurinos de relumbrón, Téllez es apenas un pobre que ha sacado la cabeza en Madrid y ya veremos el trato que le damos. Pese a todo, puede sentirse el más dichoso del mundo porque sus compañeros que confirmaron en Madrid sin éxito, esos ya no verán un pitón ni de broma.

Es horrible que todo lo tengamos que basar en el milagro al que cito porque, por el sendero de la lógica, en el toreo no triunfa ni Dios, salvo que te llames Tomás Rufo y hayas caído en gracia entre los que manejas el entramado del toreo. No es menos cierto que, como tantas veces he dicho, en cada temporada, con mucha suerte, solo se le puede dar cabida a un torero nuevo y, como digo, desde el pasado año, el etiquetado como figura no es otro que Tomás Rufo que, como algunas veces dije es el calco de El Juli pero en versión más alta. Y como quiera que, en toda la temporada ésta se basará, para él y sus comparsas, con lo acontecido en Valladolid por San Pedro Regalado en que, a diario le sacarán burros muertos que, para su suerte, el santo varón que pueda haber en dicha camada seguro que le toca a él.

El pasado año, ahí están las crónicas, me lo pasé defendiendo a capa espada a Ángel Téllez tras verle en aquella apoteósica actuación en Bargas frente a una autentica corrida de toros y, les puedo asegurar que estuvo más brillante que en Madrid en esta feria que ha fenecido. ¿He faltado a la verdad? Por supuesto que no. Pero aquello era un pueblo, nos percatamos los auténticos aficionados mientras que, los parlanchines y empresarios nadie se dio por enterado. Estamos hablando un chaval que torea como los ángeles pero, de no haber triunfado en Madrid, pese a su grandeza como artista, seguiría siendo el muerto de hambre del año pasado. Como decía, no son malos los compañeros que han toreado en Madrid, chavales jóvenes como él pero, como no ha habido éxito, ahí te pudras y se podrirán todos porque ya no les darán más oportunidades. Al respecto, hay una figura del toreo, Manzanares, que tras doctorarse estuvo tres años que no daba pie con bola; es decir, sus actuaciones eran para olvidar pero, cuidado, le dieron “cuartelillo” y, al final, lo han convertido en un torero rico y famoso. Manzanares, claro, llevaba sangre “azul” en sus venas mientras que, la mayoría de los chavales, al no tener donde caerse muertos les dejan a todos en el rincón del olvido.

Todos hemos lamentado que Sergio Serrano no matara aquel toro con el que toreó como los ángeles en el cierre de la feria de Madrid, un ejemplar de Victorino Martín que, de haber acertado con la espada, la puerta grande era suya. Al respecto, voy a decir una locura pero todo el mundo sabe que es cierto. ¿Qué hubiera pasado de haber cruzado el umbral de la puerta grande de Madrid? En aquel instante, una locura colectiva pero, su fracaso hubiera sido mucho peor que el éxito no logrado porque, conforme quedó todo, puede consolarse pensando que no mató el toro porque, insisto, de haberlo hecho y lograr el triunfo de clamor, ¿en qué plazas hubiera toreado? Que conteste el que sepa.

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