"..Errejón, alias Pitagorín, tan solemne en sus intervenciones para decir jamás nada propio de un político con talento y fuste, por mor de los sarcasmos del destino convertido en víctima propiciatoria de la sociedad que con su oportunismo y estupidez ha contribuido a crear..."
Llevamos cinco días desde el estallido del escádalo a mi juicio desproporcionado, que ha ocasionado conocer los arrebatos sexuales protagonizados por Iñigo Errejón, a la sazón portavoz de la formación Más País, adalid del feminismo con su proclama propagandística "sólo sí es sí". Una bandera política a la que también se ha aferrado el PSOE ante el ocaso de las ideologías que proverbialmente vaticinó Gonzalo Fernández de la Mora. Un mal que ha dejado a la izquierda en precario, pero que en aras de su subsistencia -la moqueta es demasiado tentadora cuando se ha pisado- no han dudado en hacer suyo un programa ajeno diseñado por las élites para romper nuestra sociedad e ir minando las soberanías nacionales: cambio climático, feminismo hasta lo irracional, políticas LGTBI (y me faltan las letras de última hornada), ideología de género, inmigración descontrolada y, en definitiva, toda la hoja de ruta del satánico NOM.
Ello ha hecho posible que nuestras inefables Yoli, Rita, Marisú o Irene, por poner las más destacadas cabezas de cartel, coincidan contra toda lógica con una empleada destacada del Bilderberg como Ana Patricia Botín. Lo peor de todo es que esta falsa izquierda, el comunismo desapareció hace décadas por estos lares, consiga un nada desdeñable porcentaje de votos que les permite vivir opíparame instalados en el sistema, y en estas últimas legislaturas hasta ser decisivos para la formación del Gobierno Frankenstein que todos disfrutamos.
Errejón, alias Pitagorín, tan solemne en sus intervenciones para decir jamás nada propio de un político con talento y fuste, por mor de los sarcasmos del destino convertido en víctima propiciatoria de la sociedad que con su oportunismo y estupidez ha contribuido a crear.
Ello explica el negocio de la tal Cristina Fallarás (¡Caramba! con el apellido) fomentando las denuncias anónimas y no anónimas como la de esta actriz, Elisa Mouliaá, que ha visto sus sueños rotos con el galán Pitagorín, solo interesado en meterle la lengua en el ascensor y en tocarle diversas partes de su cuerpo, haciéndole sentirse invadida y poniéndole una denuncia en Comisaría tres años después, y sobre cuyo fundamento, permítanmelo, no voy a dar mi opinión no sea me tachen de Hombre de Neandertal, lo dejo al sagaz criterio del sufrido lector.
La admita o no a trámite el juez Carretero, la sentencia está ya dictada en los medios del sistema. Es más servirá para darle más pábulo a la tal Cristina Fallarás y su parroquia. Ahora Errejón ha tenido la cura de humildad que merecía y tendrá que ganarse el pan con el sudor de su frente. Una pena muy dura tras estos años de Martini y caviar a costa del Erario Público.
Pero contemplando el espectáculo no me resisto a terminar estas líneas con una ingenua pregunta ¿Quién necesita terapia Errejón o la sociedad española?....tal vez ambos ¿No les parece?.
¡¡Dios salve a España!!
Luis Ibáñez
Madrid, 29 Oct. 2024
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