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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 22 de octubre de 2024

ETA ya no existe / por Iván Vélez

 

"..ETA, en definitiva, ha vencido, y recoge ahora, desde cómodos despachos, los frutos de su terror. Su entorno más cercano, la aplaudidora sociedad vasca, vive al amparo de un anacrónico y pingüe concierto, y los círculos concéntricos de su poder, radicados en Madrid, ceden complacidos a cambio de un rato más en el Gobierno..

ETA ya no existe

Iván Vélez
La Gaceta/21 de octubre de 2024
El 7 de marzo de 2008, la banda terrorista ETA asesinó al concejal socialista de Mondragón, Isaías Carrasco. Antes de poner en marcha su coche para ir a trabajar, Carrasco cayó abatido por cinco disparos. Un par de días más tarde, la Liga de Fútbol Profesional decretó un minuto de silencio en todos los estadios. En San Mamés, el homenaje apenas duró unos segundos, pues los abucheos dejaron claro el sentir de la grada. Dieciséis años más tarde, ETA ha regresado al remodelado estadio del Athletic Club de Bilbao. En efecto, el sábado pasado, la afición del Bilbao ovacionó a Martín Zabaleta, primer alpinista español que escaló el Everest, y que, lindo maridaje, exhibió en su cima la bandera del PNV con el anagrama de ETA. La hazaña, la de la coronación de esa cumbre, se entiende, se produjo el 14 de mayo de 1980, fecha en la que Zabaleta, acompañado del sherpa Pasang Temba llegó a la cima más alta del mundo.

Cuatro años antes de que Zabaleta ascendiera al Everest, el 5 de diciembre de 1976, los capitanes del Athletic de Bilbao y la Real Sociedad, Cortabarría e Iríbar, saltaron al campo portando la enseña araniana, la bandera del PNV, que hoy es la de la Comunidad Autónoma Vasca y que aspira a desplazar a la muy histórica bandera de Navarra para cubrir toda Euskal Herria con esta versión de la Union Jack. El sábado, Zabaleta y Temba hicieron el saque de honor bajo la alargada sombra de José Ángel Iríbar, El Chopo, Txopo para los afectos a la ortografía del Régimen, fundador, junto a los Telesforo Monzón, Patxi Zabaleta, Francisco Letamendia y Jon Idígoras, de la mesa de Herri Batasuna.

La escena, el saque de honor, fue hurtada a los espectadores de las plataformas televisivas de pago, pues LaLiga decidió censurar unas imágenes que son tan importantes como un gol, pues, ¿acaso el fútbol es una esfera ajena a la política? ¿no dijo Vázquez Montalbán que el Barça, cuya web cultiva una ficción antifranquista, pese a la concesión de tres condecoraciones al Caudillo, es el ejército desarmado de Cataluña?

El caluroso homenaje tributado a Zabaleta no es más que una muestra del grado de degradación moral y política al que ha llegado una sociedad privilegiada, la vasca, cultivadora de un supremacismo al que se pliegan muchos sectores de la sociedad española que fantasea con combatir a Franco, pero que no consienten la menor mención de la banda terrorista, publicitada por el proetarra montaraz, pues esta fue derrotada, tal es la narrativa oficial, en tiempos de Zapatero, fontanero de Maduro en la Venezuela que acogió a un puñado de etarras. ETA, en definitiva, ha vencido, y recoge ahora, desde cómodos despachos, los frutos de su terror. Su entorno más cercano, la aplaudidora sociedad vasca, vive al amparo de un anacrónico y pingüe concierto, y los círculos concéntricos de su poder, radicados en Madrid, ceden complacidos a cambio de un rato más en el Gobierno

El tiempo irá dotando de un barniz romántico a ETA. De una pátina netamente progresista, a pesar de sus profundas raíces reaccionarias, alimentadas por la atmósfera viciada de las sacristías y los seminarios. ETA es un elemento constitutivo de la España «que nos hemos dado», y por ello, el partido hegemónico maniobra sin rubor para excarcelar a unos etarras que, desde sus celdas, ya escuchan una sorda ovación.
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