LA VOZ DEL CÓNDORr: ASALTO A LA EMOCIÓN, LA PASIÓN Y LA FIESTA / Por Aquilino Sánchez Nodal

-El Fandi-

Fotografía, Alejandro Maldonado / Burladero.com

ASALTO A LA EMOCIÓN, LA PASIÓN Y LA FIESTA 

Aquilino Sánchez Nodal 

Madrid 13,/12/2011

La muerte y la belleza han convivido con españoles y toros durante Siglos. España, desde su fundación, ha sido un país de grandes ceremonias que ha tenido el valor de reunir la espada y el arte para expresar una hermosa y terrible pasión por los toros. La esencia de nuestra tradición e identidad está siendo desmontada desde las mismas entrañas que deberían sustentarla. Por un lado el falso barniz europeista con que se adornan nustros remilgados y cobardes representantes políticos que se avergüenzan de sus orígenes. Po otro, la frustración de los aficionados por décadas de fraudes y abusos. También sucede que el lirismo de los profesionales carece de emoción, arte y sentimiento en el ruedo. Tampoco es ajeno que los criadores de bravo hayan rebasado los límites en la humanización de los toros suprimiendo la emoción, la fiereza y la casta por puro negocio. Topamos con la recaudación insaciable de las administraciones que encarecen brutalmente y sin excusa el precio de las entradas sin aportar una mínima compensación de servicios o indemnización a tanto caudal ecónomico y social que aporta este espectáculo a las arcas del estado. Leonina cotización a la Seguridad Social. Inocuos seguros preventivos en una actividad que ha demostrado ser menos peligrosa que la construcción y otras manifestaciones de más riesgo que no están obligadas. Desamparada a su albedrío por el reglamento laboral. Exigir la contratación de equipos médicos privados. A pesar de su inclusión en el ministerio culto sigue gravada con máximos impuestos ... Otra espina son los nuevos empresarios, anodinos, planos de mente, sin imaginación, que no han entendido el espíritu de los toros, ni el romanticismo imprescindible que los rodea. Asociaciones del sector profesional que admiten el intrusismo de las figuras que traicionan a sus compañeros y a los aficionados, a algunos medios de comunicación y a corruptos colaboradores. Todo favorable para que las corridas de toros pasen al olvido en el menor tiempo posible. 

Lo sucedido en Quito no ha sido solo un paseo crematístico de unos dudosos “matadores” de toros. Sus consecuencias resultarán imborrables. Los ansioso y ventajosos toreros contribuyen, de manera insospechada, a la prostitución de la esencia de los toros y la gloria para la que fueron creados. 

Graciosas son la excusas alegadas para justificar su angustioso proceder. Las declaraciones de estos toreros se nos antojan una tapadera de miedos y miserias que diseñan su falta de dignidad y valor. Estos majaderos han perdido el respero hacia sus formas más elementales, cambio de traje corto de Manfredi por Emidio Tucy. La grandeza del sombrero de ala por un falso jipijama. La tarde ha dejado de enrollarse en la cintura, la faja ha muerto. Las zapatillas son botas de balón pie. Sus corazones son máquinas tragaperras. No es de extrañar que la afición haya abandonado la pasión por los toros y estemos en huida ante tanta insatisfacción y desilusión. 

La fiesta de los toros la estamos llevando a su suicidio y esto no es un final magico para nuestra cultura, ni para el animal más bello y noble de la creación y que habita en España. La imperfección y la exasperación no pueden ser el triunfo de unos mentecatos, sean toreros, ganaderos o empresarios para terminar con mil años de toros. No podemos tolerar cambiar la labor del mozo de espadas por “ayudante de cámara”, ni dejar sin trabajo al tercer banderillero porque no se utilice la puntilla. No consentiremos que el toro sea asesinado en una manga o de un tiro en la nuca. Debemos rechazar a estos toreros y demás personajes implicados en modificar la litrugia de los toros con cambios que ayudan a su destrucción. 

Todos los españoles estamos inmersos en la obligación de asegurar este legado a generaciones futuras, combatiendo a españoles indecisos de su identidad, extranjeros intrusos e ignorantes de nuestra cultura, extraños compañeros de viaje sean toreros o mangantes, depredadores políticos y demagogos de la muerte que pretendan cambiar el arte de torear por otra cosa incierta e inacabada. 

Que Dios nos asista.