"Tomatito": Marca de la casa
Joaquín Albaicín
La del flamenco en formato para gran orquesta es una idea en que fue pionero Arturo Pavón, quien, además de protagonizar al piano y junto a Manolo “Caracol” una revolución en el cante gitano similar a la emprendida en su turno y años después por “Camarón” y la sonanta de Paco, fue el primer artista de lo hondo en orquestar los cantes tradicionales gitanos en un disco hoy de culto: “Suite Flamenca”.
El recurso a la orquesta sinfónica viene siendo cada día más frecuente entre los guitarristas flamencos de concierto, por cuanto —además de servir para patentizar la ductilidad del flamenco y el virtuosismo de sus intérpretes para desenvolverse en territorios musicales allende sus fronteras naturales- supone la única puerta de entrada hacia determinados circuitos teatrales. Lo hizo Paco con “El Concierto de Aranjuez”, y lo hace ahora “Tomatito”, en unión de la Orquesta Nacional de España dirigida por Josep Pons, con el álbum “Sonanta Suite”, una producción para “Universal” del siempre elegante Joan Albert Amargós.
Supone una revelación para nosotros la voz de Mari Ángeles Fernández Torres, a quien no habíamos tenido ocasión de escuchar hasta ahora y a quien, a todas luces, espera un prometedor futuro sobre los escenarios. Y bueno, ¿qué vamos a contar de una guitarra como la de “Tomatito”? Sensibilidad, aire, dulzura y matizadísimas falsetas marca de la casa —muy palpables en su toque por taranta y en una hiperdelicada soleá dedicada a Fernanda de Utrera, con un colofón que habría firmado Diaghilev para sus Ballets Rusos- impregnan un álbum de imprescindible escucha y en cuyos surcos, junto a los palos flamencos, se nos regala el “Two Much” de Michel Camilo, un capricho de Astor Piazzolla y una melodía turca de Erkan Orgur, tan conmovedora como para encarnar la banda sonora de un “remake” de “Doctor Zhivago”.
Enhorabuena de verdad, pues, por esta obra, a un guitarrista que constituye imprescindible referencia para los intérpretes de su generación y de la siguiente.
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