Bautizo de Rafael Vega Rojas, hijo de Gitanillo de Triana, apadrinado por Manuel Rodríguez Manolete y Pastora Imperio, abuela del niño.
Invitación de la Tertulia Taurina "La Montera" de Córdoba al acto Homenaje a la memoria de Manuel Rodríguez "Manolete"
- "...He sentido mucho no poder estar con todos vosotros, causas de fuerza mayor me lo han impedido.
Que Dios reparta suerte y salud para todos..."
Recordando a mi padrino...
- "...A mi padrino le encantaba el capote de mi Padre y le decía un “OLE” muy bajito desde el burladero..."
Rafael Vega Rojas
Madrid, 25 Agosto 2014.
Cuando salía Islero por la puerta de chiqueros de la plaza de Linares, el 28 de Agosto de 1947, quien escribe estas líneas de salutación a tan noble acto de la Tertulia Taurina de "La Montera", tenía, poco más o menos, un año y medio de existencia. Por lo tanto, todo lo que conozco de mi padrino, Manuel Rodríguez Sanchez, lo he ido escuchando a través de mi familia, aunque mi padre, Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana, no era muy dado a abordar el tema de Manolete porque siempre mantuvo en su mente los tristes acontecimientos que rodearon a la tragedia de Linares, donde un toro de la ganadería de Don Eduardo Miura, levantó los pies del suelo a mi padrino, llevándoselo a la Eternidad y convirtiéndole en mito indiscutible del Toreo.
Mi padre, Rafael Vega, toreó muchas veces con él participó como testigo en la terna de su alternativa el 2 de julio de 1939 en Sevilla con toros de Clemente Tassara, apadrinando el acto, nada menos que Manuel Jiménez, Chicuelo, que le convertía en matador de toros, cediéndole el toro Mirador.
A mi padrino le encantaba el capote de mi Padre y le decía un “OLE” muy bajito desde el burladero.
Se da la circunstancia de que mi padre, ocho años más tarde, abriría la plaza la triste tarde de Linares: por lo que, Gitanillo de Triana, intervino en la primera y en la última corrida de toros que intervino Manolete.
Fijemos, usando el término taurino, los recuerdos buenos en vez de obligar a que el toro cese de correr, y consigamos recordar mi bautizo por ejemplo, que se celebró en la madrileñísima Iglesia de la Concepción, siendo, como ya se ha dicho, mi padrino Manolete y mi madrina, mi abuela materna Pastora Imperio, nada menos; dicen los enteraos que en el templo no cabía ni un alfiler y que, el festejo del bautizo de Rafaelito, duraría tres días con sus respectivas noches; y siguen diciendo esos expertos que, toda la Torería y todo el gran Flamenco, se dejó ver por la Capitana, aquel primer Tablao que Pastora tuvo en Madrid, antes de abrir las puertas junto con Gitanillo el inolvidable Tablao el “El Duende”
Al escribir esta nota, nos encontramos en fechas cercanas a la corrida de Linares, seguro que, tanto mi padre Gitanillo, como Manolete y nuestro gran amigo Dominguín, desde el Más Allá, comentarán mejor que nadie, los pormenores de aquella histórica tarde de San Agustín, cuando el Destino quiso que yo no pudiera jamás hablar ni tratar a mi padrino Manolete.
He sentido mucho no poder estar con todos vosotros, causas de fuerza mayor me lo han impedido.
Que Dios reparta suerte y salud para todos.
Un Fuerte Abrazo.
Rafael Vega.
PS: Otra anécdota que me gustaría resaltar es la que me contó mi hermano respecto a la gran personalidad de los tres amigos, Manolete, Cagancho y Gitanillo de Triana, que cuando salían juntos a algún evento y le iban a buscar a General Mola 28 a mi hermano Curro le impresionaba ver la sencillez, elegancia de los tres toreros, sin ninguna presunción.
Carlos Arruza, Gitanillo de Triana y Manolete, en Bogotá
(Archivo particular de la familia Vega)
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