Valencia tomó la alternativa de Castella
Sebastián Castella, dos orejas y oreja.
Daniel Luque, dos orejas y silencio.
César Valencia
En el marco de la tercera
corrida de la FISS 2015
Todos a hombros ante los nobilísimos Juan Pedro Domecq
La terna de espadas actuantes a hombros, aprovechando la nobleza y
bondades de los toros “artistas” del mítico ganadero, destacando un bravo toro
que cerró festejo, que fue indultado con meritos. *** Un lleno literal en los
tendidos, en tarde entretenida de principio a fin.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
Tarde histórica. De las que hacen
y siembran afición. Así se puede resumir el balance artístico de la corrida de
toros ayer en el marco de la Feria de San Sebastián. Una terna de toreros
solvente, ambiciosa al triunfo, además de certera en el manejo de la espada
–cinco estocadas en cinco toros, al ser indultado el que cierraplaza- dejan ver
el nivel evidencia por quienes se pasaron los pitones por el fajín.
Tímido recibo con el percal del
galo Sebastián Castella frente al que hizo primero de su lote. La minúscula
sangría en varas fue mera anécdota a un ejemplar que iba en el tránsito de esta
lidia con el hocico abierto, síntoma de fuerzas limitadas. Suaves fueron los primeros
compases con la muleta, aprovechando la nobleza y fijeza en la templada y parca
muleta del impertérrito y gélido coleta de Beziers. Con todo esto era sabido
que Castella iba a sacar provecho las virtudes del terciado en cuanto a
presencia «Caribello», pasándolo ajustado a su cintura en tandas cortas,
intensas, en especial por la derecha tras breve recital por la zocata. El
volapié en todo lo alto, para el corte de las dos orejas.
Con la parsimonia que caracteriza
este seco torero prologó labor ante el cuarto, clavado los talones en la arena,
pasando por alto los primeros viajes del astado. En terrenos del toro, Castella
encimista hilvanaría series por ambos pitones, por momentos atosigando las
flojas pero nobilísimas arrancadas del ejemplar. Nuevamente el volapié
ligeramente caído, fulminante, para el corte de una oreja.
Un torero de alta filigrana en el
capote como es el debutante sevillano en esta plaza, Daniel Luque, sorprendía
que todo lo contraria luciera con el percal, ante las abantas embestidas de
salida de «Revoltoso». Por cierto, Luque entraba por la vía de la sustitución
al mentado Manzanares al que muchos recordamos ayer. El minipuyazo cuidando las
fuerzas del animal, mero trámite de la lidia, para con la muleta irse haciendo
con las nobles embestidas del ejemplar, luciéndose en los medios del ruedo,
imantando el recorrido del juanpedro a los vuelos del trapo rojo,
enroscándoselo a media altura en circulares invertidos, de gran calado en los
abarrotados tendidos que lucieron ayer la Plaza de Toros Monumental tachirense.
Faena intensa y compacta que fue rematada con otro volapié, ligeramente trasero
y caído, suficientes para enviar a las mulillas al burel, para la concesión de
las dos orejas –un tanto generosa la segunda- como así mismo la vuelta al ruedo
al astado, de polémica tanta elocuencia.
Rodillas en tierra saludo por
verónicas Luque el que hizo quinto de la función, el cual no se salió del
monologo del monopuyazo como norma de la corrida. Aliviándole por alto, el
torero de Gerena hizo las veces de enfermero, ante la embestida paulatinamente
cansina y a menos. A pesar del esfuerzo, se justificó el torero, para
pasaportarlo de espadazo en todo lo alto, para ser silenciado.
El alternativante diestro
carabobeño César Valencia, por fin tomaría su doctorado, la misma que había
anunciado en noviembre pasado en la Feria de Valencia. Lo hizo con «Sorbedor»
N° 88 de 505 kilos, del hierro de Juan Pedro Domecq, lanceándolo con soltura
por ambos pitones. Le midieron el castigo, y tras cumplido el trámite de
banderillas, la ceremonia del doctorado con Castella y Luque en funciones de
padrino y testigo dieron pie a su labor muleteril, de intermitencias ante un
toro de cambiante comportamiento con la pañosa. No entró en conjeturas el
menudo torero de la dinastía Valencia, para cincelar su labor de espadazo en
buen sitio, en corto y por derecho, tirándolo sin puntilla, saludando tímidas
palmas desde el tercio.
A porta gayola recibió el que
cerró plaza, para luego por farol de rodilla, a punto de llevárselo por
delante. El único que peleó con franqueza ante el caballo, en castigo recetado
por el veterano Guillermo Guimerá. Más pausado, ante un toro de mejor
condición, se desgranó Valencia, en especial en tandas por la diestra de enorme
merito, dejando ver su evidente rodaje aprovechando la nobleza y tranco
emocionante del mejor toro del envió de Juan Pedro en su debut por estas
tierras venezolanas. Toro importante de nombre «Gestor» N° 198 de 448 kilos,
que ha puesto en examen que Valencia ha llegado al grado mayor en tauromaquia
con solvencia y la lección aprendida de cara a su andar como matador de toros.
Al final el toro sería indultado, que ojalá y su gran juego sirva para la
camada brava venezolana, que tanta hace falta dado el esfuerzo que se ha hecho
en traerlo. Las dos orejas simbólicas para Valencia y su posterior salida a
hombros con sus compañeros resumía una gran tarde de toros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “César Girón”
de San Cristóbal.
Viernes 30 de enero.
Toros de Juan Pedro Domecq, en su
conjunto justos y terciados de presentación, de juego dispar, con el común
denominador de sus limitadas fuerzas, destacando la nobleza del 2º, premiado
con vuelta al ruedo y excepcional el 6º, indultado. Pesos: 505, 442, 440, 465,
450 y 448 kilos.
Sebastián Castella, dos orejas y oreja.
Daniel Luque, dos orejas y silencio.
César Valencia, saludos desde el tercio y dos
orejas simbólicas.
Valencia tomó la alternativa
vestido de nazareno y oro, ante «Sorbedor» N° 88 de 505 kilos.
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