La aficionada apedreada, en la enfermería de la plaza
de toros de Valencia
¿Donde está la autoridad? ¿Cuando se va a terminar con este estado de cosas?… Nos llaman asesinos, criminales, hijos de p…. y toda clase de improperios….
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Hay que prohibir y castigar la violencia de los antitaurinos
En las plazas de toros de Francia está terminantemente prohibido que los antitaurinos se manifiesten en las cercanías de los cosos. Les dejan protestar, pero lejos. Aquí, en España, no solo les dejan gritar e insultar delante de las puertas grandes de la plazas, también que lo hagan con violencia. En estas Fallas de Valencia se ha llegado a apedrear a los aficionados. ¿Donde está la autoridad? ¿Cuando se va a terminar con este estado de cosas?… Nos llaman asesinos, criminales, hijos de p…. y toda clase de improperios….
Los aficionados y los toreros, los profesionales del toreo somos gentes pacíficas, si. Pero cualquier día de estos puede suceder que tengamos que responder a los que nos insultan y nos apedrean en batalla campal. Seguro que, si ocurre, exigirán la famosa “libertad de expresión”. Muchos en España estamos más que hartos de tanta “libertad de expresión”… Hay que detener y castigar a los energúmenos y a la gentuza que cada año crece y crece sin medida. Hay que parar esto porque cualquier día puede haber hasta algún muerto.
Naturalmente que hay que prohibir y castigar la violencia de los antitaurinos. Lo mismo que el tradicional, famoso y único Torneo del Toro de la Vega, que se celebra en la localidad castellanoleonesa de Tordesillas (Valladolid).
ResponderEliminarUna salvajada ajena a la tauromaquia, sí por desgracia quienes censuran con razón esta cruel manifestación popular de Toedesillas confunden esa barbarie o salvajada con el toreo, están equivocados. Los que amamos y defendemos la fiesta de los toros debemos pedir la abolición de la crueldad del Toro de la Vega para que de una vez no sirva de confusión emparentándolo con la tauromaquia.
En el toreo un hombre intenta superar la fuerza y la fiereza del toro con su destreza y su valor, creando a la par una composición de belleza en ese juego del capote y la muleta mientras corre el riesgo de morir en las astas del animal. A lo largo de la historia de la tauromaquia muchos toreros, algunos ya ricos y famosos como Gallito, Manolete o Paquirri, han muerto en la plaza. Bien es verdad que la esencia misma del toreo está en matar a la fiera con el estoque, pero en ese mismo lance se expone el torero a la cogida como en ningún otro momento de la lidia.
No es lo mismo picar, banderillear y matar un toro en la plaza, mirando a los ojos y de frente que hacerlo alevosamente, con lanzas, a caballo y cuando el animal no tiene la más mínima opción de defenderse. Solo la huida, siempre cortada por los jinetes, es su única opción. La barbarie de Toredesillas nada tiene que ver pues con el toreo. Acabemos de una vez con semejante barbaridad, ajena a la tauromaquia.
Uno que pasaba por aquí con nombre Rafael y primer apellido Moreno