Antiaturinos Bogotá. Foto: www.semana.com
¿Está olvidada Colombia taurina en la línea de choque? ¿Se le abandonó a su suerte? ¿A quién le importa? El encarnizamiento de los enemigos es terrible, pero la deserción de los amigos más.
Nuestro Dien Bien Phu
Cali, 14 de marzo 2017
Colombia es hoy el frente rojo. Sufre la mayor ofensiva antitaurina de la historia. En una escala y ferocidad sin precedentes; campaña satanizadora de políticos, injurias y agresiones callejeras, amagos de linchamientos, azonadas, asaltos leguleyos a destajo y hasta una bomba mortal en la Santamaria antes de la última corrida. Todas las formas del odio descargadas a golpe.
Para rematar, desde lo alto el ministro de gobierno Fernando Cristo (asistente gratuito e ingrato a corridas), lanza como un Enola Gay su proyecto de ley aniquiladora.
Asediados, ganaderos, empresarios, toreros, aficionados, prensa taurina, sostienen la posición. Resistiendo con terca civilidad. Asistiendo a las plazas, aguantando sin contratacar pero sin ceder tampoco. Quizá guardando la última bala para no caer vivos en manos de los bárbaros.
Yo, uno más en la trinchera, leo bajo fuego los carteles de la lejana temporada europea presentados con pompa: Valdemorillo, Vistalegre, Olivenza, Castellón, Alés, Illescas, Valencia, Sevilla, Madrid. Noventa y seis (96) festejos, por ahora. En ellos, toreros y novilleros de todos los países taurinos: España, Francia, Portugal, México, Venezuela, Perú… Qué bien... ¡Oigan! increíble, ni un colombiano, ni uno solo, nada.
¿Es que no hay lidiadores acá? Luis Bolívar, Ramsés, Guerrita, Juan de Castilla, Guillermo Valencia, por ejemplo, triunfaron en las pasadas ferias de Cali, Manizales, Cartagena, Medellín y Bogotá, incluso alternando con figuras europeas y con la res mayor. Empresarios y apoderados de allá lo presenciaron. ¿Y…?
¿Está olvidada Colombia taurina en la línea de choque? ¿Se le abandonó a su suerte? ¿A quién le importa? El encarnizamiento de los enemigos es terrible, pero la deserción de los amigos más.
Pienso que si no los mueve la solidaridad, debería moverlos el egoísmo. Este país le pone mucha plata al toreo y su caída representaría no solo la pérdida de un baluarte de negocio sino una amenaza para todos. ¿O se repetirá eso de “Qué se queden con las Filipinas, que nosotros tenemos a Lagartijo”?
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