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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 20 de abril de 2017

CR7 y la primera piedra de su quinto Balón de Oro / por Juan Manuel Rodríguez



 El día que CR7, que sigue gustando de partir desde la izquierda, se convenza de que es de largo el mejor rematador del mundo, el portugués se habrá reinventado del todo y el Real Madrid habrá ganado un nuevo y duradero Cristiano. El martes, ante el Bayern de Múnich y para abrir boca, Cristiano Ronaldo colocó la primera piedra de su quinto Balón de Oro. Messi deberá renovar, primero, y esperar, después, a que se jubile Cristiano.


CR7 y la primera piedra de su 
quinto Balón de Oro

El fútbol es ventajista. Estoy seguro de que si el Real Madrid hubiera caído eliminado ante el Bayern le habrían afeado a Zidane no retirar a Cristiano antes del campo. Pero no lo hizo, no lo quitó; y en un partido gris, en un partido irrelevante, en un partido que parecía intrascendente, CR7 desencadenó la tormenta perfecta con un hat trick. Así que Zidane acabó siendo un héroe por no retirar a Cristiano y Cristiano volvió a ser el gigante que siempre ha sido. Onésimo Sánchez, que fue cocinero y que ahora hace las veces de fraile en el Toledo, me dijo anoche en El Primer Palo que a un futbolista como Cristiano Ronaldo no hay que sustituirlo nunca... salvo que tu equipo no necesite goles: "¿Y cuándo no necesita goles un equipo, Juanma Rodríguez?", añadió el genial ex futbolista. Y tiene razón. Todos los equipos necesitan goles, cuantos más goles mejor, así que el Real Madrid necesita siempre a Cristiano sobre el campo. Made in Perogrullo.

Dicen que Real Madrid y Barça se retroalimentan, que son vasos comunicantes. Es cierto. Si el Madrid hubiera sido eliminado el martes al Barça se le habría hecho más llevadera su eliminación del miércoles. También pasa individualmente, por ejemplo entre Cristiano y Messi. Da la sensación, que deberá corroborar este mes y medio que nos queda de competición, que Cristiano llega mejor que Messi, más descansado y más relajado, menos pendiente de hacerlo todo él, más cuidado, menos obsesionado. Sin embargo viendo a Messi, ante la Juve sin ir más lejos, uno tiene la impresión de que Leo se siente el yin y el yang del Barça, que el futuro inmediato del equipo descansa única y exclusivamente en sus espaldas, que cada jugada suya puede significar la diferencia entre el bien y el mal. Messi no puede permitirse el lujo de desaparecer ni de fallar, Cristiano sí. Eso también es labor del entrenador.

Cristiano llega mejor porque Zidane le ha convencido de que tiene que dosificarse para seguir siendo el mejor. No es un asunto baladí porque, hasta ahora, ninguno de los entrenadores que han pasado por el Real Madrid pudieron convencerlo. También es cierto que Cristiano no ha tenido nunca 32 años hasta ahora. Ahora sólo le queda a Zidane ganarse al jugador de modo que sienta que él, aunque lleve el 7 a la espalda, tiene que jugar de 9, con Bale por la izquierda, que es su espacio natural, y con Benzema por detrás. El día que CR7, que sigue gustando de partir desde la izquierda, se convenza de que es de largo el mejor rematador del mundo, el portugués se habrá reinventado del todo y el Real Madrid habrá ganado un nuevo y duradero Cristiano. El martes, ante el Bayern de Múnich y para abrir boca, Cristiano Ronaldo colocó la primera piedra de su quinto Balón de Oro. Messi deberá renovar, primero, y esperar, después, a que se jubile Cristiano.

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