Para mí el arte es el rasgo exclusivo de la personalidad humana, el modo en que Dios distinguió al hombre con un Don. Y si además es capaz de dominar al animal más libre y bravío de la creación que es el Toro, le ha dotado de otro Don. El valor,
Y así, nace el torero con dos distinguidas cualidades. Valor y arte. Y con los dos protagonistas por igual, el Toro y el torero se inicia la Tauromaquia que es el más sorprendente misterio e insólito espectáculo que hayan visto los siglos.
La Tauromaquia es un acto de rebeldía contra la sociedad inmadura que quiere esconderse del sufrimiento y alejarse así de cualquier posibilidad de gloria.
Torear es mandar en el Toro, es hacer cosas para uno mismo hasta donde te de la mano, sin moverte, acariciando al Toro para crear arte. El arte del toreo no es solo afirmar lo que ya se sabe cómo se torea, sino sacar lo que está escondido de una forma espontánea, esa expresión que no se vuelve a ver, solo queda en la retina del que sabe verlo; sino, nunca podrás disfrutar ni valorar nada.
El torero debe de ir desde la experiencia y la técnica al arte. Los toreros buenos copian, los artistas crean. Hay artistas que se identifican tanto con su arte que acaban encarnándolo, con belleza, gallardía, heroísmo y emoción con la verdad por delante.
Así veo yo el toreo. Todos amamos la vida, pero un torero valiente y honrado aprecia más el honor, la gloria y la muerte.
Termino por el momento que vivimos: con un verso de Miguel Hernández. Alza, toro de España, levántate, despierta…Sálvate…
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