la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 10 de octubre de 2012

LIBRO: Andrés Vázquez " pasión torera" / Por Rosario Pérez


Andrés Vázquez : 
El toro tiene derecho a matar
 El toro tiene que salir al ruedo tal y como lo ha parido la vaca
Su pasión torera, prologada por Pío García-Escudero y escrita por Paco Cañamero

Rosario Pérez / ABC
Ochenta años asoman en su carnet de identidad, pero camina con la agilidad de un adolescente, con el aire torero que le dan sus piernas abelmontadas. Andrés Vázquez mantiene la vitalidad de aquel maletilla dispuesto a comerse el mundo entre la hambruna de la posguerra. El Nono, como así lo llamaban, se metió entre pecho y espalda a las vacas más resabiadas hasta lograr presentarse en la antigua Chata y dar el salto a Las Ventas, donde muchos quisieran su currículum...

Tal es su espíritu que este verano, octagenario ya, se atrevió con un victorino. «La gente me decía que estaba loco, que ya era muy mayor para esas cosas. Hombre, también estaban locos los marineros de Colón, que los metió en un barco de madera y, sin saber ni nadar, descubrieron América», dice el torero durante la presentación de su libro, «Andrés Vázquez, pasión torera» (Sombras Chinescas), obra de la pluma castellana y brillante de Paco Cañamero
Victorino Martín, en primera fila de la sala Bienvenida de Las Ventas, sonríe ante el verbo del torero, cuya historia va ligada a su ganadería desde aquella conjunción astral con el toro «Baratero».

Las claves del éxito de Andrés Mazariego estribaron siempre en una entrega ilimitada y en un entrenamiento casi de GEO. Aún continúa en su preparación: «Me levanto a las ocho, voy al polideportivo, hago catorce kilómetros y me he inventado un preparador físico que se llama "el gato volador". 
Ahora muchos chavales son del "mama, dame; papa, dame". Y para ser torero hay que estar en el campo y ver mucho toro y entrenarse duro...»
El hombre que susurra a los toros

Desvela el gran secreto. Andrés Vázquez es el hombre que susurra a los toros. «Es importantísimo hablarle al toro; si San Antón era amigo de los perros, yo quiero ser amigo de los toros, hasta un pedazo de pan di a alguno... Con el toro no deben existir las brusquedades ni las prisas, que son la madre del fracaso. Dicen que el toro encastado es el más difícil de torear, y yo digo que el toro bueno es con el que es más difícil estar bien».

El maestro de Villalpando esgrime sentencias: 
«¿Saben? El toro tiene sus derechos: tiene derecho a pegar una voltereta, a dar un puntazo, a dar una cornada y, porque se el torero se ha equivodado, y el toro tiene derecho a matar». 
Duras palabras que desembocan más allá: 
«El que no quiera esta profesión que no la haga, que nadie le llama. El toro tiene la oportunidad de matar y, si se cae, se cae la Fiesta». 
Su discurso despierta una atronadora ovación, más estruendosa aún cuando remata:
 «El toro tiene que salir al ruedo tal y como lo ha parido la vaca».

Andrés Vázquez comparte cartel en la Monumental con el autor de la obra, Cañamero; Pío García-Escudero, que ha bordado de modo magistral el prólogo; Carlos Abella, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, con una apretadísima agenda cultural; el torero Juan Mora, que domina el verbo con tanto temple como su muleta, y Matías Antolín, moderador del acto con literaria prosa. Una presentación de «no hay billetes» con un libro plagado de moralejas. Las moralejas del querer ser figura y serlo. Pasen y lean la pasión torera de Andrés Vázquez.
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