Uceda cortó una oreja que le dieron los chinos
Lorem Uceda dedit amputavit illi auriculam
Y de pronto, en pleno éxtasis de arte y cultura abellana, Curro Díaz hizo un "dominguín"
Ac repente, cum in excessu abellana culturae et artis, Curro Diaz fecit "Dominguín"
Lorem Uceda dedit amputavit illi auriculam
Y de pronto, en pleno éxtasis de arte y cultura abellana, Curro Díaz hizo un "dominguín"
Ac repente, cum in excessu abellana culturae et artis, Curro Diaz fecit "Dominguín"
Hoy se despidió de Las Ventas en funciones presidenciales Manolo for President con el orgullo de no haber tenido un solo conflicto de Orden Público durante sus años de Presidente, labor a la que según su propia declaración supeditaba principalmente sus desvelos. Si los hados hubiesen sido propicios él le habría dado a José Tomás el ansiado rabo* de Madrid/Toribio ante la aclamación de las masas y en orden a la evitación de conflictos, pero la ocasión se frustró.
José Ramón Márquez
Hoy, después del intermezzo antitaurino de ayer en la mal llamada Corrida Extraordinaria de Beneficencia, volvemos con la seriedad debida a la Monumental a proseguir el peregrinaje por el mundo del Arte y la Cultura, pues hoy se celebraba el II Simposium, para el cual echaron mano de los toros de Juan Manuel Criado S.L., cuyo propietario es don Juan Manuel Criado.
Son toros estos que proceden de la vieja Lusitania, de aquella Emérita que entusiasmase a Ausonio: «Clara mihi post has memorabore nomen latinum, Emerita. Aequorens quam praeterlabitur amnis summitit cui tota suos Hispania fasces, etcétera». Es harto sabido que la vieja ciudad fue fundada con veteranos legionarios de la V Laudae y de la mítica X Gémina y que entre sus espléndidos monumentos de la época imperial se encuentran, en las proximidades de la actual Plaza de Toros, los restos de un viejo mitreo, lugar donde se harían los sangrientos ritos llamados taurobolios, tan caros a ese Peter Pan de pelo teñido llamado Sánchez Dragó. La verdad es que seguramente el ganadero don Juan Manuel, antes incluso de la S.L., decidió para su ganadería que ni criaría a los toros que hubieran podido enardecer a aquellos viejos legionarios, bragados en la lucha contra cántabros y astures, ni criaría toros que fuesen aclamados por su condición de dioses mitraicos y sacrificiales, seres dignos de reverencia. Y por ello, don Juan Manuel, sin un Petronio que le aconsejase, se compró su reglamentaria jujanilla de juampedro e inmediatamente se dedicó con ahínco a su cría y manejo. El resultado de sus desvelos ha podido verse, entre bostezo y bostezo, esta tarde correteando por la arena de Las Ventas, que hoy recuperaba las rayas blancas.
Al menos los tres primeros toros, siendo por dentro como los demás, tenían mejor presencia. A uno de los demás, el que hacía cuarto, le sacaron el pañuelico verde y lo mandaron al cuarto oscuro después de haber hecho unas espléndidas caídas dignas del mejor slapstick, que ni los Keystone Cops se caían con más arte que el negrito listón llamado Tejedor, número 59. El sexto, feble y gordinflón, intentó sin éxito saltar dos veces al callejón, por fortuna lejos de Abella, el Petronio del callejón a quien sus devotos conocemos como Abeya, sin que el prócer, a D.g., sufriese otro sobresalto que el de contemplar cómo se rompía una de las tablas de la barrera, que viendo el estado en que tienen a la Plaza en general, no sería descabellado llegar a pensar que posiblemente todo el maderamen esté podrido o comido interiormente por los voraces xilófagos. Como el bicho no podía con la penca del rabo*, el pobre se quedó sin culminar su olímpica gesta.
P ara la cosa del toreo hoy tuvimos anunciados a Uceda Leal, Curro Díaz y Sergio Flores, que confirmaba su alternativa. Hay que reparar en que lo que más está trayendo a Las Ventas esto del Arte y la Cultura es mexicanos: vino uno el primer día, un adoptado el segundo, otro hoy y dos vienen mañana, que como me dice M., no sé cómo a los de los puestecillos de pipas no se les ha ocurrido montar un puesto de tamales junto al monumento a Manili, que de esa se forraban, seguro.
Sergio Flores, de Tlaxcala, es torero al que hemos visto mucho en Madrid y siempre ha mostrado la misma cara, que en eso no engaña, entre lo que podría ser y lo que en realidad es. Se ve que quien esté cerca del torero le programa para que se ajuliane y se alcayatice, para que olvide la verticalidad -esa antigualla- y el compromiso -esa cosa jurásica- y haga lo de todos, que es hacer ir y venir al toro de acá para allá sin ton ni son, sin poder, sin mandar, sin asumir el riesgo que nace de meterse en el terreno del toro. Sergio Flores está muy mal aconsejado, pero como le visten de príncipe y le regalan el oído, el hombre se creerá que el monte es orégano y que esto está chupao. Un derrote seco del toro de la confirmación estando el torero totalmente descolocado y un atropello al entrar a matar llevaron a Sergio Flores a la jurisdicción de don Máximo García Padrós y después a la de Ambulancias Fernando, que le transportaron a La Fraternidad. En ese momento la cosa se quedó en mano a mano Uceda/Díaz...
¡Cielos!
Y Curro Díaz, ese Curro Díaz que siempre le estás esperando porque te crees que igual ese día y... ese día tampoco es, que así llevamos ya un tiempecito. Curro Díaz, vestido de torero de los sesenta, con melena ye-yé, con las cosas que se le han visto, con esa muletita y esa cintura, que él sabe lo que es lo auténtico porque se lo vimos hacer, sin ir más lejos, a uno del Cura de Valverde y a un Cuadri, parece que se ha tirado por la intransitable calle de enmedio y que ha optado por el adocenamiento alcayateril al uso, al que se dedica con fruición. Ni rastro de su calidad de buen torero, tantas veces apuntada, y a cambio una tonelada y media de vulgaridad, de descolocación, de falta de verdad y, peor aún, la sensación palpable desde el tendido de que está hasta las trancas. Peor para nosotros. Recordemos el viejo dicho de que sólo cambia la moneda aquél que la tiene y sigamos a la espera, que no hay prisas.
Y Uceda, que mató tres toros, venía a ver qué pasa y se largó con un pequeño triunfo propiciado en gran medida por ese público amable y multicultural que está acudiendo a esta Feria del Arte. La cosa ocurrió con el sobrero Costasol, número 59, un núñez de Manolo González que adoleció de cierta falta de fuerzas, que quiso pelear dentro de un orden en el caballo y que llegó superior a la muleta. A ese dije, Uceda le enjaretó una faenita deslavazada en la que ocasionalmente brillaron algunos trazos, cosa natural en un torero de veinte años de alternativa con sobrado oficio. Puede decirse que la faena estuvo en general por debajo de las condiciones del toro, que tenía una embestida fija y de cierta emoción, puesto que el veterano torero renunció expresamente a practicar netamente el toreo bueno y se conformó con estas cosas modernas de las afueras y de la falta de verticalidad. Hubo algunos momentos de interés, por ejemplo la manera de echar la muleta hacia adelante, cosa que va cayendo en desuso, el intuitivo descubrimiento de la distancia que le pedía el toro y algún natural. Jaleado por el público amable y comprensivo, puede decirse que Uceda fue llegando al convencimiento de que hoy podía llegar a algún triunfo con aquel toro. Al final se adornó con oficio y se tiró a matar en rectitud, sin dar una de sus grandes estocadas, pero sin echarse afuera y dejando el acero en buen sitio.
Hoy se despidió de Las Ventas en funciones presidenciales Manolo for President con el orgullo de no haber tenido un solo conflicto de Orden Público durante sus años de Presidente, labor a la que según su propia declaración supeditaba principalmente sus desvelos. Si los hados hubiesen sido propicios él le habría dado a José Tomás el ansiado rabo* de Madrid/Toribio ante la aclamación de las masas y en orden a la evitación de conflictos, pero la ocasión se frustró.
Bye, Manolo.
Hacer un "dominguín"
Die dominico facere parvo
El último cigarro
Despedida de Muñoz, entre Begoña Flores (a la que no quería en el palco) y Madriles
Ultimum cigarette
Vale Muñoz inter Begoña Flores (quod non vis in arca archa) et Madriles
Vale Muñoz inter Begoña Flores (quod non vis in arca archa) et Madriles
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