Perera se adelanta a todos sus compañeros en la Feria. Foto: las-ventas.com
"...La feria la ha puesto Perera, su feria, en todo lo alto y ahora es cuando adquiere dimensión su inclusión voluntaria en la corrida de Adolfo Martín. Esa tarde marcará el valor no solo del torero, también el de su compromiso real..."
Sin ajuste o con ajuste
- Manzanares es un aventajado torero de las distancias y la falta de ajuste o lo que es igual: mucho pico y pierna retrasada y por eso genera protestas su toreo. No se trata de más bonito o más feo, sino más de verdad o más ventajista.
Antolín Castro
S.I.14.- Quizá solo en eso radique la cuestión: Con o sin ajuste. En Madrid no es un asunto baladí esta cuestión.
Miguel Ángel Perera salió a hombros en esta corrida de máxima expectación, de las figuras, y lo hizo justamente a la sevillana: con tres orejas en las manos. Así debería ser siempre en Madrid o, al menos, como hemos dicho y reclamado tantas veces, con dos orejas rotundas en un toro. Hoy lo ha conseguido el de la Puebla del Prior.
Habrá quien pueda discutir algo a lo realizado por el torero pacense, pero es innegable que tras haber paseado tres trofeos en sus dos vueltas al ruedo, las sumemos como las sumemos nos va a salir puerta grande.
Alguien a mi lado durante la corrida, y mientras actuaba Manzanares en su primero, se preguntaba por qué había aficionados que protestaban durante el trasteo del alicantino, cuando tantos otros, como él, aplaudían. Mi respuesta fue sencilla: le falta ajuste a su toreo, y añadí, a los aficionados de Madrid no le gusta que se hagan faenas sin ajuste.
Me entendió poco o al menos eso fue lo que percibí por su gesto, siguió aplaudiendo cuanto hacía Manzanares y mostraba gestos de contrariedad con las protestas que se mantenían.
Pero llegó el tercero de la tarde, Perera le hizo un quite por chicuelinas con remate primoroso de quietud y temple. El toro probó la medicina del temple y fue desarrollando ritmo y repetición que aprovechó El Juli para hacer un quite por verónicas también muy despacito. Brindó Perera al público y comenzó en el tercio con estática quietud y con lentitud en los movimientos de la franela. Pronto desgranó series compactas con ambas manos, ligadas y rematadas atrás, que fueron jaleadas mayoritariamente por toda la plaza. Había llegado el momento.
Giré la mirada dirigiéndome a quien se interesó en el toro anterior por aquellas protestas y le dije: Ahora ya ve que no hay protestas ¿sabe por qué? porque hay ajuste en los muletazos. Todavía miró extrañado y sin terminar de comprender eso de ‘sin ajuste o con ajuste’ y es que eso de aparecer en las plazas solo de vez en cuando al olor de los nombres más sonoros tiene eso, que ni saben de toros ni saben la jerga que se utiliza por los aficionados. Para rematar le hice la observación de por dónde pasa el toro y la quietud y la posición de los pies. Sustancial la diferencia, a lo que solo contestó ¡aaah!
Pues si, esa es la cuestión que impediría la polémica en la plaza de las Ventas muchas veces. Manzanares es un aventajado torero de las distancias y la falta de ajuste o lo que es igual: mucho pico y pierna retrasada y por eso genera protestas su toreo. No se trata de más bonito o más feo, sino más de verdad o más ventajista.
Perera lo ha puesto todo para triunfar, si bien el toro ha sido de gran condición, pero el último no tenía tanta condición y también ha sido capaz de arrancarle una oreja por su disposición y quietud nuevamente. Como decimos, lo que pone de acuerdo a la gente no es solo lo más bonito, se necesita verdad. Ahí ha ganado por goleada el pacense al alicantino.
El Juli tuvo el peor lote y estuvo con ganas en los dos, pero con pocas opciones para levantar su tarde. El sobrero de Zalduendo se rajó huyendo descaradamente en varias ocasiones y el cuarto era demasiado incómodo en su embestir como para lograr pasarlo en el toreo moderno de la muleta.
Si mi memoria no me falla, ahora resulta que Perera gana a los dos, Juli y Manzanares, por 3-1 en las salidas a hombros en Madrid. Salvo que eso no sea lo que deba marcar las diferencias, se podría decir que no todo es lo que parece. La feria la ha puesto Perera, su feria, en todo lo alto y ahora es cuando adquiere dimensión su inclusión voluntaria en la corrida de Adolfo Martín. Esa tarde marcará el valor no solo del torero, también el de su compromiso real.
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