"...ayer en un vuelo a Madrid partió hacia España y Francia el novillero Jesús Enrique Colombo, para nosotros en torero más completo en el escalafón taurino de Venezuela..."
El toreo en tiempos de crisis
COLOMBO NO ES LEÓN, PERO SÍ FINO GALLO DE PELEA
- SON TIEMPOS DE CRISIS PARA EL TOREO, TIEMPOS PARA CRECERSE AL CASTIGO… SI ES QUE HUBIERA RAZA.
En los carteles de la temporada serrana anuncian a Rafael Orellana como “la primera figura del toreo en Venezuela. Así lo leo en la promoción de los festejos de El Vigía, igual en La Grita y no hablar en su natal Tovar donde le encaran en un mano a mano con su vecino Curro Ramírez.
Mientras, pero sin manifestar acto de presencia, nuestro muy apreciado Juan Comella insiste en que “el león de Caracas” es el mandón en Venezuela.
Una pena que Leonardo Benítez, a quien el siempre recordado crítico mexicano, Addiel Bolio, calificara aquella tarde del encierro en solitario con los toros de La Cruz de Hierro en el Nuevo Circo de Caracas como “el león de Caracas”, no comparezca en la temporada nacional.
Razones sobran, o faltan, según quien opine.
Lo cierto es que mientras fuera de los ruedos se dirimen estas cosas, ayer en un vuelo a Madrid partió hacia España y Francia el novillero Jesús Enrique Colombo, para nosotros en torero más completo en el escalafón taurino de Venezuela.
Los hay algunos mejores que otros, pero ninguno ha logrado imponerse a los caprichos de las empresas nacionales que , ha sido la tradición, “sacan del llavero” a los espadas nacionales, como sucede con los dos inobjetables triunfadores de San Cristóbal, nos referimos a Fabio Castañeda y a César Vanegas, quienes convencieron a la crítica presente, lograron laudatorias reseñas, pero a la hora de la hora las “muy nacionalistas” organizaciones que arman la temporada nacional ni se acuerdan de ellos.
Hay otros que en España con destacadas actuaciones, que hacen ruido en el camino. ¿Caminan? Son Manolito Vanegas y Antonio Suárez, aunque todavía transitan veredas polvorientas y no entrar en los boxes de las pistas exigentes de los grandes circuitos.
De esos, el único, insisto, es Colombo.
Pero para tomarlos en cuenta, sobre todo ahora que vivimos tiempos de profundas crisis, bien valdría la pena verles como la columna vertebral de una temporada, temporada que, como en su día lo hicieron Colombia y sobre todo México, hicieron de la Fiesta una expresión nacional y no el mensaje exótico en el que se ha ido convirtiendo en Venezuela
vjlopez7@yahoo.es
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