Tarde feliz Javier Jiménez en Las Ventas: corta una oreja a cada uno de sus toros y sale hombros por la puerta grande.
Madrid sigue siendo Madrid
Rafael Comino Delgado
Una vez dejado atrás el ultimo gran puerto de la temporada que es Bilbao, puedo decir que en los dos últimos años he visto toros en todas las plazas de primera de España y aunque algunas, como Sevilla, Bilbao, Valencia tienen el listón alto en lo que se refiere a seriedad en la presentación del ganado, desarrollo del festejo, buenos aficionados, concesión de trofeos y en dar categoría al profesional, Madrid sigue ocupando el primer lugar; a mi parecer es la gran cátedra.
He visto otorgar orejas y dar la vuelta al ruedo a un toro en las mencionadas plazas que hubiera sido impensable en las Ventas, por eso Madrid sigue siendo Madrid.
Naturalmente cada plaza tiene sus características en todos los aspectos. En unas plazas gusta el toro más grande, con más cara, en otras gusta otro tipo de toro, en unas el público es más torista en otras más torerista, etc. pero creo que Madrid es la plaza más exigente del mundo, y por ello la que más da pero no es la que más quita. Si un torero va a Madrid y no está bien, siempre se puede argumentar que Madrid es muy difícil, que no hubo suerte, pero si corta orejas, o da una buena impresión eso le sirve mucho. No tanto como en otras épocas, pero le da. Incluso cortar una y una sirve para abrirle la puerta grande pero no es lo mismo que dos en uno. Hecho, este, que también ocurre en otras plazas.
Ahora bien creo que Madrid tiene deficiencias, a mi entender, que debería tratar de corregir, por lo menos algunas, entre las que no voy a mencionar, intencionadamente, el cubrirla porque ya lo he dicho y escrito muchas veces.
Por ejemplo debería tener un servicio de megafonía para que el público asistente estuviese informado en todo momento de lo que ocurre. Si un torero pasa a la enfermería los asistentes deben estar informados de si va a salir y cuando. Si se devuelve un toro es necesario informar si se corre turno o no, etc.
La afición de Madrid (algunos aficionados) debería abandonar la absurda idea de que el matador siempre se tiene que quedar cruzado para el siguiente muletazo, cuando por ley física eso es imposible si al mismo tiempo quiere ligar, lo que el público exige.
Me gustaría poder oír la música durante la faena merecedora de ello, aunque no lo creo fundamental. No suena porque ocurrió lo que ocurrió hace muchos años y eso está, o debería estar, más que olvidado.
Madrid es muy caprichosa, a veces le da por un torero y haga lo que haga todo está bien y viceversa, cuando la toma con uno aunque haga milagros le pita. Ciertamente tanto en este aspecto como en el anterior son solo unos cuantos pero revientan muchas faenas. Los demás, los verdaderamente buenos aficionados, que son la mayoría deben imponerse a la minoría equivocada.
Otra carencia ( que es exceso) en Madrid es que las novilladas suelen ser demasiado grandes, hasta el punto de que pasarían por corridas en muchísimas plazas y eso no beneficia a nadie. Una cosa es trapío y otra volumen.
Finalmente creo que los empresarios de Madrid deberían exigir un mínimo de festejos toreados, a los novilleros, para presentarse y a los matadores para confirmar. A veces van novilleros con solo una o dos novilladas, o matadores con muy pocas corridas.
Algunas de las deficiencias de Madrid son muy difíciles de resolver pero otras no. Manos a la obra, si lo consideran oportuno, pues todo lo que sea mejorar es bueno.
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