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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 26 de agosto de 2016

¿Faltan empresarios vocacionales? / por Rafael Comino Delgado



"...En el campo del empresariado hay muchas deficiencias, de todos conocidas, aunque señalaré solo algunas. a)A veces aceptan pliegos, imposibles de cumplir, hechos por políticos ignorantes en materia taurina, ávidos de dinero y de figurar..."

¿Faltan empresarios vocacionales?

Rafael Comino Delgado
En todos los estamentos del mundo del toro hay muchos y muy buenos profesionales, pero en el de los empresarios tal vez falten algunos.

Estamos atravesando un momento difícil para la Fiesta de los Toros, eso es más que evidente, y mantenerse como profesional en cualquier estamento es muy complicado, si bien nunca fue fácil, pero tengo la impresión de que escasean los empresarios vocacionales, imaginativos, dispuestos a trabajar duro para mejorar la situación actual.

Sé muy bien que el empresario (y el ganadero), cuando se celebra un espectáculo ya ha puesto mucho dinero y si las cosas no van bien perderá pero, aun así, si trabaja pensando casi exclusivamente en su bolsillo y no en su clientela, es decir, los aficionados que pasan por taquilla, no será buen empresario.

Estamos cansados de ver como en ciertas plaza las entradas son muy caras, y los carteles ofrecidos de bajo nivel, tanto por lo que se refiere a ganado como a toreros, y así las cosas jamás podrán ir bien, al contrario irán cada vez peor y finalmente la afición, el público acabará por dejar de ir a la plaza lo cual es un desastre, pues echar a la afición es fácil y rápido pero hacerla volver es dificilísimo y lento. También es cierto, y debemos destacarlo, que algunos empresarios logran carteles de primera fila a precios muy reducidos, como es el caso de Carmelo García en Sanlúcar de Barrameda, que naturalmente llena la plaza. Eso indica que trabajando duro y bien se puede.

En el campo del empresariado hay muchas deficiencias, de todos conocidas, aunque señalaré solo algunas. a)A veces aceptan pliegos, imposibles de cumplir, hechos por políticos ignorantes en materia taurina, ávidos de dinero y de figurar; b)¿Por qué cuesta lo mismo una entrada para ver un cartel con tres figurones y ganado de primera fila que otra con toros y toreros de más bajo nivel, que le cuesta al empresario una cuarta parte o menos? ¿No podría resolverse satisfactoriamente este tema?; c) Como consecuencia del sistema, en que el empresario es ganadero y apoderado al mismo tiempo, la tendencia es a pensar en la comisión y no en la afición, y cuando ello ocurre después viene "ruina".

Yo, al menos, echo en falta más empresarios vocacionales, que trabajen duro, concienzudamente, sean imaginativos y siempre piensen en su público, en los que le llenarán la plaza, que es a quienes se deben de verdad y a los que deben dar verdad. Que se atrevan a apostar por toreros que prometen, que es apostar por la Fiesta, como ha ocurrido en otros tiempos. Pero apostar no es darle dos festejos y si no triunfa mandarlo a su casa. ¿Hubiera sido Curro Romero lo que ha sido sin don Diodoro Canorea? ¿Hubiera sido Chamaco lo que fue sin don Pedro Balañá, el abuelo, al que de verdad le gustaban los toros?

Ya sé que los empresarios tendrán multitud de presiones y compromisos de todo tipo y color, pero por encima de todo deben pensar en su clientela, dándole los carteles más interesantes del momento a precios asequibles. Si su clientela está satisfecha a él le irá bien.

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