Zaragoza, 21 Octubre 2017
Este año le tocó a la ciudad de Zaragoza, y a la vera de la Virgen del Pilar, recibir el ya tradicional Encuentro de Presidentes y Delegados de Plazas de Toros de España, pertenecientes al Cuerpo Nacional de Policía, que durante largo tiempo desempeñaron sus funciones reglamentarias con la responsabilidad y respeto que demandaba una labor fundamental para el mantenimiento de la seriedad del festejo basado en la exigencia de pureza e integridad de la corridas celebradas. Ellos recogieron el testigo de muchas décadas de competencia gubernativa en materia taurina con un cabal ejercicio de su función y el adecuado criterio de aplicación de la normativa legal adobado con el conocimiento del buen aficionado.
Eran tiempos, no tan lejanos, donde ya se palpaba el deterioro social, administrativo y político que en el día de hoy alcanza unas cotas increíbles y, sin embargo, a pesar de legítimas críticas y discrepancias naturales, estos hombres se constituyeron en el rescoldo del orden menguante en una actividad suceptible de arreones de acoso y derribo dentro y fuera la la plaza.
Tal como dijera la excelencia personificada de la crónica taurina, Don Rafael Campos de España, 'la corrida de toros presidida por la autoridad enaltece el espectáculo', y así, sin duda, fue honrada por estos hombres desde el palco, y así lo recuerdan con la cabeza muy alta en la ciudad del Ebro, la César Augusta para gloria de su fundador en aquella Hispania ya unida del imperio romano, la que tiene por patrona nada más y nada menos que a Nuestra Señora del Pilar, también de la Hispanidad, en cuyo honor se acaban de celebrar la Fiestas y Ferias Taurinas, la Zaragoza víctima de un alcalde, por arte de birlibirloque, antitaurino y laicista contrario al fervor mariano y afición a los toros del pueblo maño, la que en el día grande del 12 de Octubre se ha liado en la bandera nacional para sanar las heridas de la puñalada separatista contra España perpetrada por sus vecinos y antiguos súbditos del Reino de Aragón.
Ya quedamos pocos, exclamaba uno de los usías; "¿y qué..? que nos quiten lo bailao y ellos se lo pierden", respondía otro. Pues claro que así es. Las nuevas reglamentaciones autonómicas inspiradas en criterios desidiosos de la Administración por inducción interesada del mundo profesional y alguna coz política que nunca le falta a la policía, originaron la paulatina retirada de competencias gubernativas taurinas al Cuerpo Nacional y por ende la de presidir festejos; pues "con su pan se lo coman" que diría el castizo, aunque es de lamentar toda medida que no contribuya al mejor hacer en el marco jurídico y precisamente en la preservación de la integridad de la lidia y desarrollo del espectáculo. Hasta un gran profesional de la administración del toro, cordobés para más señas, lo reconocía en su tiempo con gesto socarrón: "..y es que al melonar, cuando se le quita el guarda pues ya se sabe.."
Tiempos pasados y memorables de aquellos señores del palco que no los mejoran el tiempo actual cuando la Fiesta y la cultura taurómaca sufren tan profunda crisis por todos lamentada que hasta vemos como peligra la propia pervivencia de la corrida de toros por el contumaz y malicioso ataque que recibe de tan potentes y numerosos frentes y, lo que es peor y paradójico, por causa de determinada e insolvente gestión profesional interna. Por ello sería preciso que ahora, en tales circunstancias, la autoridad desarrollara con especial interés los motivos inspiradores de la normativa taurina para su fiel aplicación en pro de la protección y defensa de la Fiesta, siendo la presidencia de la corrida pieza clave para su consecución.
De todas formas y dada la situación general del país ¿ello sería posible?: "¡Cuán largo me lo fiáis, amigo Sancho!".
Ello nos conduce a la dura realidad que refleja el certero aserto del Conde la las Navas:
"el devenir del toreo corre paralelo a los períodos
de auge o decadencia de la Patria".
Pues bien, "volviendo a lo negro", el Encuentro de Presidentes y Delegados Taurinos, es de mencionar la intensa actividad socio cultural desplegadas durante tres días por iniciativa del presidente de Segovia, José Luis García, y en la que no podía faltar la cita gastronómica en un lugar idóneo como el bar restaurante Marpy de intenso y abigarrado ornato taurino no exento de interesante riqueza museística.
El zaragozano Paco Bentué se encargó de la coordinación del encuentro al que asistieron algunos presidentes con solera, como Juan Lamarca, de las Ventas, Fernando García Terrel, de Zaragoza, -siempre en el recuerdo Ernesto Gascón- o Paco Teja, de la Real Maestranza de Sevilla.
"El festejo se da por finalizado cuando el presidente abandona el palco"
Hasta la próxima y que Dios reparta suerte.
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