La caricatura de un tipo indeseable llamado Gustavo Petro, maligno para la sociedad colombiana.
DESDE COLOMBIA: ¡Una mente obsesiva!
Néstor Antonio Giraldo Megía
Estas épocas en las que se predica la ansiada paz, se presentan personajillos que pareciera no quererla pues su dispositivo mental acoge más bien la desalmada guerra.
Y es que es una secuencia y una mentalidad que desde muy joven con 17 años apenas, viene practicando Gustavo Petro, mejor conocido en el bajo mundo de la delincuencia como “Aureliano”.
La capacidad mental del sujeto en mención con careta de político honesto, no da sino para imputarle algunos pecados como el detrimento patrimonial en la ciudad de Bogotá con actos por ejemplo como el déficit de 800.000 millones de pesos en el SITP donde se perdían 2.000 millones de pesos diarios – entre una de sus promesas fallidas, durante su administración no se construyó ni un hospital nuevo y menos se compró una cama nueva – en la secretaria de Gobierno hubo un incremento del 94% en contratos de prestación de servicios que se generaban por actividades no misionales – en el sector de la educación, no hubo un solo colegio nuevo – el esquema de aseo fue un fiasco y las pérdidas por cambio de modelo de recolección de basuras representó un déficit anual de 28.000 millones de pesos y así sucesivamente podríamos mencionar un sinnúmero de fracasos administrativos de "Aureliano".
El prontuario delictivo del sujeto Petro es bastante amplio y ha logrado con artimañas propias de los antisociales, evadirse y zafarse de la justicia nacional.
El odio de “Aureliano” hacia la actividad taurina, lo ha llevado ahora a presentar un proyecto absurdo en el que los escenarios taurinos desaparecerían si son bienes patrimoniales, ignorando tradiciones, culturas y gustos, imperando en él su actitud altiva, prohibicionista, dictatorial y de exclusión.
El cerebro borroso y dilatado de “Aureliano” nunca le ha indicado propender por la seguridad de una ciudad como Bogotá que está sumida en los robos, atracos y muertes; nunca lo ha direccionado a que los usuarios del transporte masivo tengan un mejor servicio; nunca lo ha inducido a que niños y ancianos desamparados, tengan un hogar con las mínimas opciones de dignidad para subsistir; en cambio la actitud obsesiva por la eliminación de la actividad taurina, es una constante que cree que con su eliminación los problemas sociales se van a resolver.
“LA SOBERBIA ES EL VICIO DE LOS IGNORANTES”, decía Leonardo Murialdo, sacerdote italiano y el filósofo griego Sócrates decía: “LA VERDADERA SABIDURIA ESTA EN RECONOCER LA PROPIA IGNORANCIA”.
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