la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 14 de octubre de 2019

RECORDANDO A ANTONIO BIENVENIDA / por José Mª Sánchez Martínez-Rivero




En el 44 aniversario de su muerte
ANTONIO BIENVENIDA: GESTOS Y GESTAS TAURINAS.

Barcelona (1942): La corrida de 12 toros, en la que Antonio Bienvenida sufrió la cornada del pase cambiado. Manolete, Pepe Bienvenida, Chicuelo, Antonio Bienvenida, Pepe Luis Vázquez, y Nicanor Villalta.

Antonio Bienvenida se presenta en Madrid el día 3 de agosto de 1939 como novillero. Ya despuntaba clase.

Una de las primeras gestas que hizo, todavía de novillero, la realizó en la novillada celebrada en Las Ventas, el día 18 de septiembre de 1941. Logra un triunfo muy importante. Los toros fueron de don Antonio Pérez de San Fernando y junto a él hicieron el paseíllo: Morenito de Talavera y Juan Mari Pérez Tabernero, hijo del ganadero, que se presentaba en Madrid.

El triunfo fue de tal calibre que hizo exclamar al crítico taurino de Radio Madrid, Curro Meloja, que presenció la novillada: ¡Salve, Antoñito Bienvenida!. En la emisión taurina que dirigía, se expresó así por los micrófonos:

Señores oyentes aficionados a la fiesta nacional: No olviden ustedes esta fecha: 18 de septiembre de 1941, día de purificación y consagración de la Plaza de Toros de Madrid...
Por obra y gracia de un artista genial ungido por la gracia divina de la más excelsa inspiración, ayudado por un toreo valeroso, completo y henchido también por el soplo del arte...
Un diestro novel, pero pleno de maestría por su dominio excepcional en el difícil arte del toreo de muleta: en el día de hoy, por esa conjunción armónica y feliz se ha purificado la Plaza de Madrid y se ha comenzado a escribir la historia de un Bienvenida...

En la plaza zumbaba ese run-run de las grandes emociones cuando salió, el quinto novillo, no demasiado chico y con decente arboladura, aunque al parecer con una nube en el ojo derecho, por lo que en las primeras embestidas se puso delante y cabeceó, malogrando los intentos de torearle con el capote que pusieron, su futuro matador, Antoñito Bienvenida, y sus compañeros en el primer tercio, aunque aquél logró un quite por chicuelinas pleno de armonía y de gracia rematado con primor de filigrana.

Y tocaron a matar cuando el astado estaba proboncete y calamocheando. Nada hacía esperar lo que avecinaba: pero allí había un torero genial que sin duda sintió en aquel momento el soplo divino de la inspiración y se descaró con el toro citándole con la muleta en la izquierda y sin desplegarla. Se arrancó el animal y Antoñito le esperó quieto y arrogante y le vació con un soberano cambio a muleta plegada que ahogó la respiración de veintidós mil espectadores. Se revolvió el bicho y el artista avanzó un paso, mostrándole otra vez la muleta sin desplegar y en la izquierda y dejando que el bicho metiera la cabeza para desplegarla entonces lentamente y tirar de ella con el toro embebido en sus vuelos, para bordar un pase natural inmaculado y ligarlo con otro y con otro y con todos ellos el de pecho, en una armonía de belleza, de plasticidad, de arte genial que solo ese soplo divino de la inspiración es capaz de crear. La plaza entera rugía de asombro y de entusiasmo ante aquella belleza insospechada en un arte brusco y fuerte  como el del toreo...

Y repitió la incomparable serie desde el cambio a muleta plegada hasta el de pecho; todo igual, con la misma armonía y la misma belleza y la misma grandeza, pero aún más cerca del toro, pisándole más terreno y llevándole más embebido de la muleta prodigiosa. Nuevo asombro y nueva ovación...

Y de nuevo la inconmensurable hazaña. ¡Que emoción, que belleza que cuadro de arte más acabado y más excelso!...

El público asombrado, entusiasmado, pidió la oreja antes de matar. Entró el artista derecho como una vela empitonándole el animal sin consecuencias. Volvió a la carga y pinchó en lo alto y luego colocó media ladeada alargando el brazo con habilidad. Veintidós mil pañuelos flamearon mientras otras tantas gargantas, rotas por la emoción, querían en vano gritar de entusiasmo, pero el presidente no concedió la oreja. Es igual.

Hoy, 18 de septiembre de 1941 –ya no podrán ustedes olvidar esta fecha- salta todos lo límites del estilo antiguo y del estilo moderno, está por encima de todos los estilos porque ha sido una cosa sin estilo conocido, algo de creador, algo tan personal, que acaso no pueda repetirse y que solo puede hacerse con olvido de todas las normas y al impulso del soplo divino de una inspiración excelsa. ¡Salve, Antoñito Bienvenida! 


Este triunfo, sin cortar orejas, demostraba que clase de torero aparecía en el firmamento taurino.
La alternativa se la dio su hermano Pepe en Madrid, el día 9 de abril de 1942 con cinco toros de Miura y uno del Duque de Tovar. El toro de la ceremonia se llamaba Cabileño, número 75, cárdeno de Miura. El traje que utilizó para la ceremonia era de color corinto y oro.

La gesta, de los pases cambiados la volvió a repetir – ya de matador de toros-, en la tarde del 2 de julio de 1942 y en la misma plaza. Alternaba, mano a mano, con Morenito de Talavera que vestía de verde y oro. Antonio de marrón y oro. Los toros fueron de Escobar y Marzal. Estoqueó los ejemplares número 45, de nombre Primoroso, Rondeño, número 17 y Jurdano, número 54, primer sobrero que resultó magnífico y que sustituía al titular Solitario, número 39, devuelto por cojo. 

Dio tres veces el pase cambiado, al toro Jurdano, ligándolo con tres naturales y el de pecho colosales. Tras una buena faena de muleta. Colocó una estocada en todo lo alto por lo que se le concedieron las dos orejas, dando dos vueltas al ruedo. Ya en su segundo toro había cortado una y en el primero le ovacionaron. Anotemos que el corte de esta oreja al toro Rondeño, segundo de la tarde, es la primera que le otorgan como matador en Las Ventas. 

Después de este gran triunfo torea en Barcelona el 12 de julio, toros de Manolo González al lado de Belmonte, Manolete y Morenito de Talavera. Sigue su temporada y el día 18 de julio estoquea en Málaga, toros de Ángel Sánchez junto a Manolo Martín Vázquez y Morenito. 


Barcelona, 26 de julio de 1942, corrida de doce toros para los matadores: Chicuelo, Nicanor Villalta, Pepe Bienvenida, Manolete, Pepe Luís Vázquez y Antonio Bienvenida. Esta corrida fue clave en la vida taurina de Antonio Bienvenida. El toro Buenacara, negro, burraco, de la ganadería de Ángel Sánchez y Sánchez, que salió en último lugar, le dio una cornada que pudo ser mortal. Según Pepe Luís Vázquez el toro era: 

De tipo vazqueño, con buen trapío y algo bizco del pitón izquierdo, pitón que tenía muy astifino. 

Cuando Chicuelo realizó su quite le dijo a Antonio: 

El toro se ciñe mucho por ambos lados, sobre todo por el derecho. 

Sabiendo esto y, arriesgando, Antonio Bienvenida lo citó de lejos con la muleta plegada en la izquierda. El toro, en el momento del embroque, no obedeció al matador, y se fue directo al cuerpo del torero. Derribado, le infirió una terrible cornada en el estómago. Luego lo lanzó con furia a más de veinte metros dejándolo malherido. Atendido en la enfermería por el doctor Olivé y su equipo consiguieron salvarle la vida. Más dos meses estuvo el torero postrado en cama. Necesitó varias operaciones más para recomponer lo que el toro destrozó. Las curas fueron muy dolorosas con los medios de esa época. Reapareció 80 días después. 

De esta corrida existe un testimonio gráfico donde puede verse a los seis matadores al comienzo de la corrida y detrás, en la barrera, don Pedro Balañá, su hijo, Guillermo y Chimo, mozos de espadas de Manolete, varios subalternos y a otros aficionados. 

     El maestro Bienvenida el 12 de octubre de 1942 y en Barcelona, la misma plaza de su cogida y, ante toros de Samuel Flores, citó al toro en el mismo sitio y dio a su enemigo un pase cambiado monumental. Gesto. Aquí no ha pasado nada. El valor del torero estaba intacto. Podía seguir adelante, sin miedo, hasta el final de su carrera taurina.

El 15 de mayo de 1944 confirma la alternativa a Pepe Dominguín.  Lidiando toros de Joaquín Buendía, buenos y algo terciados. Confirmar un Bienvenida la alternativa daba categoría al confirmado. Antonio vestía de azul y oro. Lidió los toros Gachón, número 39, negro, de 430 kgs. y Cara alegre, número 94, cárdeno, de 440 kgs. de peso. El maestro hizo una faena  buena de muleta, para terminar con media estocada que basta. Se le concedió una oreja. En su segundo toro, media estocada y una entera, petición de oreja, que no se concede, y vuelta al ruedo.

Pepe Dominguín, de blanco y oro, fue ovacionado en sus dos toros. La terna la completaba Morenito de Talavera, de grana y oro, que fue ovacionado en su primero y silenciada su labor en su segundo.

Otro acontecimiento taurino de importancia para la afición y, en Madrid, plaza de Las Ventas, se celebró el día 11 de mayo de 1944. Tomaba la alternativa el tercer Bienvenida en activo, Ángel Luís, otorgada por su hermano Pepe. El padrino vestía de verde y oro; Antonio, de blanco y oro y Ángel Luís, también de blanco y oro. Los toros pertenecieron a la vacada de Arturo Sánchez Cobaleda. Esta corrida fue un reto bienvenidista pues actuar los tres en Madrid y tomar la alternativa el tercer Bienvenida en las Ventas, con lo que eso supone, fue otro gesto en los que Antonio Bienvenida participó. Los toros no quisieron contribuir al éxito siendo mansos y huidos.

Antonio Bienvenida, de rosa y oro,  confirma la alternativa al mejicano Carlos Arruza, de lila y oro, el día 18 de julio de 1944. El triunfo del diestro azteca fue memorable cortando dos orejas al toro Melonero, número 16 que pesó 481 kgs. El tercer espada alternante era Morenito de Talavera de verde claro y oro. Los toros fueron de Vicente Muriel.

El torear junto al Monstruo de Córdoba era algo para lo que había que estar muy preparado y seguro de sí mismo. Antonio Bienvenida lo hace por primera vez en Bilbao el 19 de junio de 1942. Toros del Conde de la Corte para: Manuel Rodríguez, Manolete, Pepe Luís Vázquez y Antonio Bienvenida. El diestro de Córdoba cortó dos orejas y rabo.

Alternaría, con Manolete, en otras quince tardes incluida la ya referida, en ferias de importancia como las de Alicante, Murcia, Bilbao, Pamplona y cinco corridas en Barcelona. Participó, también, en dos festivales.

Ya en la primera corrida en la que alternó Manolete  con Antonio Bienvenida, 19 de junio de 1942, al cordobés le impresionó el toreo de Antonio. En la corrida celebrada, dos días más tarde, el día 21 de junio en Barcelona, alternando Manolete con Pepe Bienvenida, Pepe Luís Vázquez y Morenito de Talavera, con toros de Escobar y Contreras, le comentó a Pepe Bienvenida, lo siguiente:

¡Que torero he visto Pepe! Te voy a decir que si a ese toro del Conde, lo toreamos con la muleta todos los que dicen que toreamos bien; pero todos los de ahora y los de antes y, después, coge la muleta tu hermano Antonio, nos echa a todos al estribo.
La ventaja que tenemos los demás frente a él es que durará en esto veinticinco años, y como así no se puede torear todas las tardes, cuajará en todo ese tiempo, cuatro o cinco toros, como el que le he visto en Bilbao.

La predicción de Manolete se cumplió. Estuvo 29 temporadas en activo.

Tuvo una visión perfecta de lo que debe ser -como primer espada- un jefe de lidia. Su toreo era clásico, alegre, elegante, templado y medido.

El 24 de diciembre de 1944 se presenta en México y su padrino es Silverio Pérez figurando como testigo Carlos Arruza. Los toros fueron de don Julián Llaguno (Torrecillas). Su presentación fue un éxito completo lidiando al toro Currito de forma magistral.

La primera corrida de la Feria de San Isidro – recién creada 1947- cuenta con la participación de Antonio Bienvenida –de rosa y oro-  ante toros de Rogelio M. Del Corral alternando con Gallito y Andaluz. El primer toro de nombre Bravo, número 24, negro, lucero y calcetero, le empitona por lo que la corrida quedó en un mano a mano entre Gallito y Andaluz.

La carrera de Antonio Bienvenida está plagada de gestos y de gestas. El 21 de septiembre de 1947 estoquea, en Madrid, seis toros de don Antonio Pérez de San Fernando. Antonio vestía de verde y oro, su color preferido. Al sexto toro de nombre Limonero, número 47, negro, le hizo una faena completa tanto con el capote, como con las banderillas y muleta matando de un pinchazo y estocada, por lo que se le conceden las dos orejas del bravo animal. Esta corrida fue benéfica y la organizó la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros. Antonio Bienvenida, sin cobrar, recaudando fondos para sus compañeros retirados. Gesta y gesto. Entre 1940 y 1966 toreó diez corridas como único espada.

Continua su escalada triunfal y en 1948, participa en la segunda Feria de San Isidro, cortándole la oreja al toro Chazarito, número 33, negro, de don Antonio Pérez de San Fernando. Gran faena de muleta y estocada en lo alto. Vestía de celeste y oro.

En ese mismo año y, el día 3 de junio, confirma la alternativa a quien sería más tarde una figura del toreo, Manolo González. Toros de Graciliano Pérez Tabernero para Antonio Bienvenida, de morado y oro; Pepín Martín Vázquez, de verde y oro y Manolo González de azul y oro. Manolo González, cortó una oreja al toro Capuchino, número 6, negro listón, tras una faena de muleta excelente. Pepín Martín Vázquez logró otro trofeo al cortar una oreja al toro Grillero, número 25, negro zaino. El maestro obtuvo en su primero ovación y en el segundo dio la vuelta al ruedo. Los toros de Graciliano fueron cuatro terciados y dos grandes.

En 1954 alterna, en mano a mano, con Julio Aparicio en Madrid. Obtiene un gran triunfo al cortar las dos orejas al quinto toro, tras media estocada y descabello.

San Isidro de 1958, un toro de Juan Cobaleda le prende derribándolo y,  ya en el suelo, le da una cornada en el cuello, a la altura de la yugular, mientras toreaba en el centro del ruedo madrileño. Todos acuden al quite los subalternos y su hermano Ángel Luís –que era espectador-. Camino de la enfermería y, al llegar al burladero de matadores, Antonio Bienvenida se niega a entrar en la enfermería pese a la gravedad de la cornada y, deshaciéndose de los que le sujetaban, pide el estoque de matar y mata al toro. Después, es retirado a la enfermería. Gesto torero y de pundonor. El maestro dijo, días después:

Mientras las piernas sostengan ningún torero de veras debe retirarse a la enfermería, aunque esté gravemente herido.

El maestro Bienvenida quiso hacer un gesto único en la historia del toreo moderno. El día 16 de junio de 1960 se encerró en Madrid con dos corridas de toros, es decir, doce ejemplares para tratar de estoquearlos. Por la tarde lidió toros de Concha y Sierra, Felipe Bartolomé, Buendía, Montalvo, Flores Albarrán y Bohórquez. En esta ocasión se vistió de verde y oro. Los toros mansearon y no permitieron el triunfo del torero.

Por la noche, tras un descanso y cambiarse, Bienvenida pretendía estoquear toros de Graciliano, Alipio Pérez Tabernero, Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Sánchez Cobaleda y Garcigrande. Vestía de verde y plata. En la lidia del  tercer  toro de la noche, de Galache, ya se le veía andar con dificultad. Disminuido en sus facultades físicas hizo lo que pudo y lo mató con brevedad. Se interrumpió la lidia y el torero pasó a la enfermería. Tras un tiempo prudencial, para ver si se recuperaba, los médicos no autorizaron su salida al ruedo por lo que la corrida, en sus tres últimos toros, fue despachada por el sobresaliente Mahillo. Fin de la gesta incompleta; pero que no constituyó un fracaso para el artista. Que sepamos, nadie ha estoqueado, hasta la fecha, nueve toros en Las Ventas un mismo día.

José María de Cossío escribió:

En 1960, el 16 de junio, trató de afrontar la prueba de torear en una tarde y una noche doce toros solo, cada uno de distinta ganadería. Quebró su resistencia y tuvo que desistir de la prueba cuando llevaba lidiados nueve. Si el ánimo califica las acciones en que tiene parte el valor, es indudable que Antonio Bienvenida obtuvo un triunfo auténtico y singular.

Entre 1959 y 1965 Antonio Bienvenida, toreó un total de 149 corridas de toros.

Año 1966, esta es la temporada en la que se despide del toreo –por primera vez-, pues años más tarde volvería a vestirse de luces. Alternó en un total de 52 corridas.

Las plazas se rendían ante su toreo que, verían por última vez, y le despedían con el cariño que supo ganarse, dentro y fuera de los ruedos. La despedida – primera- y corte de coleta tuvo lugar en Madrid, encerrándose con seis toros de diferentes ganaderías. Brindó el último toro a su cuadrilla, a su hermano Pepe y al público. Al final de la corrida, Pepe, quien le dio la alternativa en 1942, le cortó la coleta en una ceremonia en el tercio, emocionante.

Terminada esta primera fase de las corridas en que participó hemos de decir que salió once veces por la Puerta Grande de las Ventas, siendo el tercer matador de toros en la lista de los triunfadores ya que Santiago Martín, El Viti, lo hizo en catorce ocasiones siendo el matador que lo ha logrado más veces hasta hoy; y Paco Camino, en doce.  En la actualidad es José Tomás el líder con nueve salidas a hombros de las Ventas.

Antonio Bienvenida, el maestro Bienvenida, sin torear. ¿Quién podría imaginarlo? No podía ser. Confirma esta presunción, las manifestaciones que hizo al maestro del periodismo, Vicente Zabala Potorlés, en un día de tertulia:

Siento dentro de mi un enorme vacío cuando no toreo. No sé lo que va a ser de mí cuando me retire definitivamente de los toros, porque yo preciso, como si fuera una droga, este desasosiego que se experimenta cuando se viste uno de luces. Es algo incomparable.

Festival en Madrid pro-damnificados del terremoto del Perú. El maestro Bienvenida, colabora, gratis, vistiéndose de corto, en una corrida benéfica. Alterna con Luís Miguel Dominguín. Su actuación buena y torera en este festival le animó a volver a los ruedos y así actuar en la feria de San Isidro de 1971.

San Isidro de 1971, día 15 de mayo. Toros de Samuel Flores para Antonio Bienvenida, Andrés Vázquez y Curro Rivera que confirmaba la alternativa. El maestro estuvo en torero y artista. Destacaron cuatro ayudados por bajo magistrales. Reaparecía de luces con 49 años.

Corrida concurso de ganaderías, 30 de mayo, en San Isidro de ese mismo año. Estoqueó cuatro toros por cogida grave de Andrés Vázquez. Dirigió la lidia, colocó los toros ante los caballos, hizo quites, clavó banderillas por el derecho y por el izquierdo, al cuarteo y al quiebro, en los medios y en las tablas; trasteó con gracia y toreó magistralmente de muleta. Balance de su actuación, cuatro orejas.

Toros de Victorino Martín, ganadería encastada, 28 de mayo de 1972, en San Isidro. Quite a su picador  Curro Reyes que se hallaba en peligro. Magistral, oportuno. Premio al mejor quite de la feria. El público denominó a otro quite del maestro, el del arte,  por como lo realizó. Actuó junto a Andrés Vázquez.

Toledo, corrida del Montepío, 15 de julio de 1972, toros de Carlos Urquijo. Alternó con Paco Camino y Niño de la Capea. Dos orejas y rabo. Brindó un toro a Marcial Lalanda que presenciaba la corrida. No cobró honorarios, gesto.

San Sebastián de los Reyes, 27 de agosto de 1973. Toma la alternativa Everaldo Segura de manos del maestro. Antonio Bienvenida es cogido en la axila por su segundo toro y a pesar de la cogida sigue y mata al toro. Actúa, también en San Isidro de 1974. El final se acerca.

Día 5 de octubre de 1974, plaza de toros de Vista Alegre. Toros de Bohórquez. Terna: Bienvenida, Curro Romero y Rafael de Paula. Despedida serena, sencilla, sin grandes ceremonias. En la memoria de los aficionados dos lances magistrales rematados con media inigualable. Brindó a su hermano Ángel Luís:

Te brindo este toro porque es el último que mataré en mi vida. Te doy mi palabra de honor que no te haré sufrir más.

Terminada la corrida, el maestro se fue andando camino de la puerta de cuadrillas, solo, con el capote de paseo sobre el hombro izquierdo. Detrás iba su cuadrilla. Cuando la puerta de cuadrillas se cerró dejó atrás años de arte, de torería, de hombría de bien, de maestría. Eran peculiares sus vueltas al ruedo, con o sin trofeos, alegres, en carrera de seis en seis pasos y, andando, con los dedos pulgar e índice apretados en señal de triunfo, sonriente, siempre sonriente.

El final de su carrera taurina y de su vida lo pondría la becerra Conocida, de Amelia Pérez Tabernero, que cogió al maestro, por la espalda, ¡no podía ser de otra manera! cuando disfrutaba de un tentadero en la finca Puerta Verde de El Escorial. Falleció hace ahora 44 años.

El maestro Bienvenida fue torero:

Ser torero, no consiste en ejecutar bien unos lances o unos muletazos, ni menos en ser un especialista en de esta o aquella suerte; ser torero, en toda la extensión de la palabra, consiste en muchas cosas más: en conocer a los toros y saber lidiarlos, según sus condiciones variadísimas; en corregir sus defectos a ciencia y con ciencia; es decir, con plan, técnica y eficacia; en poder con ellos, dominarlos, vencerlos y... convencerlos de cómo tienen que embestir. Y después de todo esto, torear.

Filiberto Mira, prestigioso escritor taurino, dejó escrito:

Artista singular con carácter propio y acusada personalidad, en una dilatada época de la Fiesta Nacional en la que fue junto a los de su estirpe, principal protagonista en uno de los más difíciles y bellos oficios de cuantos el ser humano puede realizar, el de torear con arte.


Antonio Bienvenida fue un maestro y señor del toreo dentro y fuera del ruedo. La sonrisa eterna de la Tauromaquia.

¡Salve, Antoñito Bienvenida! 
¡Salve, don Antonio Bienvenida! 

Octubre de 2019, y en Collado Villalba. 
José Mª Sánchez Martínez-Rivero.

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