El venezolano confiesa a LA RAZÓN lo que vivió tras el percance de su última tarde en Las Ventas, en la que cortó una oreja
Colombo: «No recuerdo nada tras la voltereta. Fue como si una fuerza se apoderase de mí»
Rodrigo Carrasco
LA RAZÓN / Madrid, 26-10-2019
Era el 12 de octubre, el Día de la Hispanidad, para muchos el colofón del calendario taurino, pero para Colombo significaba un nuevo comienzo, el momento de enderezar su carrera y la próxima temporada después de haber contado este año solo con siete oportunidades en España. Su ausencia en San Isidro marcaría un año complicado pero en el que nunca ha abandonado su actitud, que le ha conducido a volver a sonar como una de las grandes esperanzas del escalafón. Como una explosión irrumpía el venezolano en Las Ventas, sin notarse su tiempo “parado”, pero sí sus ganas de dejar atrás los malos momentos. Cortó una oreja en el primero y rozaba la Puerta Grande con su segundo, que le zarandeó violentamente hasta dejarle conmocionado. A pesar de su éxito, la tarde sería también recordada por su dramatismo, a su aparatoso percance se sumó la gravísima cornada de Gonzalo Caballero, que mantiene al madrileño en el hospital.
P.- ¿Un éxito en Madrid lo consuela todo?
R.- Sí, pero tampoco borra una temporada nada agradable. Me perjudicó mucho no estar en San Isidro, después de mi vuelta al ruedo en 2018, y sentí que retrocedía en el escalafón.
P.- Pero la entrega sigue siendo la misma a pesar de la falta de contratos.
R.- La misma. Estuve preparándome a conciencia durante mes y medio exclusivamente para el 12 de Octubre en Las Ventas. Además América me ha salvado de la inactividad y me ha permitido seguir rodándome. Nada viene por casualidad. He demostrado que estoy preparado para nuevas oportunidades.
El toro me pisó dos veces la cabeza. Estaba conmocionado, pero una fuerza interior se apoderó de mi y me hizo actuar así
P.- Después de este triunfo in extremis a finales de temporada imagino que la próxima empezará más de cara.
R.- Sí, confío en estar en esas primeras ferias que te dan sitio y también espero ir en más de una fecha a San Isidro.
P.- En el quinto toro (el 12 de octubre) se jugó la Puerta Grande entrando a matar sin muleta (que acabó en pinchazo). ¿Pudo más el corazón que la cabeza?
R.- Cuando me lo comentaron en la furgoneta me quedé a cuadros. No recuerdo nada desde la voltereta (El venezolano fue alcanzado por el quinto al intentar un quiebro en banderillas). El toro me pisó dos veces la cabeza. Estaba conmocionado, ido, casi inconsciente, pero una fuerza interior se apoderó de mi y me hizo actuar así. Tras ver las imágenes por televisión, aunque creo que sin el percance las cosas podrían haber salido más redondas, me quedan buenas sensaciones por mi capacidad de superación.
P.- Fue una tarde de las dramáticas. Justo antes de su primer toro Gonzalo Caballero era herido de gravedad. ¿Cómo se recompuso ante eso?
R.- Me quedé helado. Fue una cornada muy seca. En cuanto le recogí del suelo, vi que sangraba a borbotones. Me gritaban «métele el puño, métele el puño», pero no fui capaz. Me bolqueé. No es fácil reaccionar ante algo así de duro.
P.- Aún así le cortó una oreja a su primero.
R.- Sí, decidí hacerlo por él. La plaza al principio estaba como todos, enmudecida, en shock, por eso arriesgué en banderillas y terminé de entregarme en la muleta. Con las espada no fallé. Siempre he tenido gran seguridad con ella.
P.- En 2020, comenzará con nuevo apoderado, ¿qué condiciones busca en él?
R.- Todavía no tengo nada cerrado, pero sé que necesito a alguien que crea en mí y que luche conmigo en el día a día. Ojalá Juan Ruiz (su último apoderado) y yo volvamos a reencontranos en un futuro. Le estoy muy agradecido, pero necesitaba un cambio de aires.
P.- Con él vivió sus mejores años de novillero, ¿pesa la nostalgia?
R.- Pesa la ambición por volver a ser el número uno.
P.- Ahora se va a torear a América, ¿nunca es momento de vacaciones?
R.- No, jamás las he tenido. Las disfrutaré cuando me retire con un nombre hecho.
P.- ¿Cómo vive la crisis que atraviesa su país (Venezuela)?
R.- Por mi pueblo me siento más orgulloso de ser venezolano que nunca. La gente humilde y llana es la primera que sufre este tipo de trances. Es un bache muy delicado, pero mantengo la esperanza de que todos juntos ayudemos a que mi país salga de esta complicada situación.
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