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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 29 de agosto de 2013

La cantera pierde ruedos / Por Álvaro R. del Moral


Plaza de toros de Espartinas

"...la altísima fiscalidad, el espectáculo naufraga atenazado por demasiadas exigencias organizativas, reglamentarismos y la obligatoriedad de contar con cuadrillas completas –dos picadores y tres banderilleros por espada– en espectáculos que se podrían solventar con nóminas mucho más cortas. Los árboles impiden ver el bosque y la fuerte sindicalización de los hombres de plata no permiten abordar esta reforma fundamental que facilitaría la organización de un número mayor de festejos que darían oportunidad de torear, a la larga, a muchos más novilleros y banderilleros..."

La cantera pierde ruedos
  • “Los seguros sociales de una novillada con picadores en una plaza de tercera ascienden a 5.070 euros”. A partir de ahí, sólo hay que empezar a sumar: “Los carteles y la billetería, areneros y mulilleros, personal de taquillas y porteros, las tasas de gobernación, la música, las divisas, puyas y banderillas y un largo etcétera”, reseña el empresario.

Por Álvaro R. del Moral
La crisis del mundo del toro, un planeta que ha encajado con la guardia muy baja la recesión económica, es un hecho que no necesita de demasiadas comprobaciones. Desde que en el año 2007 se tocara techo en lo económico y en lo taurino, el descenso de espectáculos ha sido vertiginoso, como lastrado por un plomo. Pero esa debacle se ha cebado de una manera especial en la línea de flotación del oficio: las novilladas, que además afrontaron la temporada 2013 incrementando el IVA que las gravaba desde el 8 hasta el 21%. Esa novedosa carga impositiva ha sido el golpe de gracia que necesitaba el escalafón menor para desaparecer de su circuito tradicional, los pueblos.

En esa tesitura, el descenso de espectáculos ha sido abismal y ha inclinado aún más la cuesta abajo del último lustro. En la temporada 2012 se celebraron 235 novilladas con picadores dentro de los 1.997 espectáculos taurinos de toda especie que se registraron. Nada que ver con las 667 novilladas picadas organizadas en España en el famoso 2007. Pero esas cifras continúan descendiendo. Sin salir de la provincia de Sevilla, en la temporada 2012 se celebraron 8 novilladas picadas, ocho sin picar y cinco en la modalidad de clase práctica frente a las 12, 7 y 13 registradas la campaña anterior.

Pero además de la altísima fiscalidad, el espectáculo naufraga atenazado por demasiadas exigencias organizativas, reglamentarismos y la obligatoriedad de contar con cuadrillas completas –dos picadores y tres banderilleros por espada– en espectáculos que se podrían solventar con nóminas mucho más cortas. Los árboles impiden ver el bosque y la fuerte sindicalización de los hombres de plata no permiten abordar esta reforma fundamental que facilitaría la organización de un número mayor de festejos que darían oportunidad de torear, a la larga, a muchos más novilleros y banderilleros.

Jorge Buendía es un empresario choquero que colgó el traje de luces para dedicarse a la organización de espectáculos taurinos. Su empresa, Taurina de Buendía, gestiona en la actualidad, entre otras, las plazas de Espartinas, Palos de la Frontera, Cabeza la Vaca, Valverde del Camino, Cortegana, Santa Olalla del Cala y Villanueva del Arzobispo, cosos de un circuito que está sufriendo especialmente el acoso de la recesión económica. “Esto anda mal. En Valverde, antes de empezar, ya sabía que podía perder más de 6.000 euros, pero te haces a la idea de compensarlo en las cuentas de final de año”, señala el empresario que apunta algunas cifras difíciles de cuadrar en recintos que cuentan con un aforo muy limitado: “Los seguros sociales de una novillada con picadores en una plaza de tercera ascienden a 5.070 euros”. A partir de ahí, sólo hay que empezar a sumar: “Los carteles y la billetería, areneros y mulilleros, personal de taquillas y porteros, las tasas de gobernación, la música, las divisas, puyas y banderillas y un largo etcétera”, reseña el empresario.

Pero a Jorge Buendía no le duelen prendas al poner el dedo en la llaga de algunos de los males que amenazan la viabilidad del circuito de las novilladas. “En primer lugar, no podemos soportar el gasto de los veterinarios que asciende a más de 1.000 euros en una novillada sin picadores”, señala el empresario recordando que “si la Guardia Civil acude de oficio, ¿por qué no lo hacen los veterinarios?”

Buendía también alude a la problemática de los seguros sociales de las cuadrillas, que en la actualidad tienen que ser sufragados íntegramente por las empresas. “No se trata de recortar los derechos de nadie pero en este punto tenemos que llegar a algún tipo de pacto con la administración para poder adecuar este desembolso”.

El empresario va mucho más allá al apuntar una problemática que necesita ser abordada de una vez por todas. “¿Qué hacen diez hombres vestidos de plata mirando en un callejón mientras se está lidiando un novillo?”, se pregunta el organizador y buena parte de los actores del mundillo taurino. “Bastaría con cinco y permitiría pagarles de una manera mucho más digna y organizar más espectáculos”, afirma Buendía denunciando la expedición indiscriminada de carnés profesionales –basta con pedirlo, sin más preguntas, en la instancia correspondiente– que ha engordado las filas de banderilleros con muchachos sin la preparación adecuada en proporción inversa al número de espectáculos celebrados.

Pero hay una cuarta cuestión que el empresario pone encima de la mesa sin tapujos: “Las escuelas taurinas están haciendo daño, los festejos en modalidad de clase práctica son gratuitos y queman los pueblos para siempre; puede ser una forma de que los chavales toreen a corto plazo pero cuando se corte el dinero de las televisiones y la administración, ¿quién es capaz de poner una taquilla en esos pueblos?”

Es una pescadilla que se muerde la cola, las dos caras de una misma moneda. Esas clases prácticas son el emblema de las escuelas taurinas andaluzas y están exentas de la tributación que se le exige a los festejos ordinarios. Miguel Serrano, presidente de Aula Taurina de Sevilla y directivo de la asociación Pedro Romero, que aglutina las escuelas andaluzas, señala que “gracias a las escuelas y la ayuda de la administración estamos consiguiendo mantener estos años el ciclo de festejos de Canal Sur”. En cualquier caso, Serrano reconoce que “hace algunos años a los chavales que despuntaban en estos festejos les llamaban desde otros sitios para torear y ahora no es así aunque nos beneficiamos del intercambio de alumnos que les permite torear en otras comunidades”.

Miguel Serrano alude a otra realidad que podría ser un acicate para las empresas: “estos chicos son capaces de mover a mucha gente de sus pueblos; puede ser una motivación para organizar más novilladas”. El presidente de Aula Taurina apunta un último dato: “Antes se apuntaban a las escuelas chavales que procedían del propio ambiente profesional y ahora lo hacen por afición pura y dura, como Lama de Góngora”. Y hablando de Lama, el último gran valor de la cantera hispalense, apenas ha cumplido una docena de actuaciones a punto de vencer agosto. En otros tiempos llevaría medio centenar. Los efectos colaterales de este panorama son el estancamiento de novilleros con y sin picadores; las alternativas precipitadas y la desaparición del toreo del imprescindible circuito rural. ¿Quién le pone el cascabel a este gato?
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1 comentario:

  1. ¿Y que piensar de la desaparición del toro bravo con fiereza, sustituido por el torito moderno y comercial - (domec-sticado) - para la fiesta circo?
    ¿Porqué los aficionados abandonan màs a màs los tendidos ?
    Saludos

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