“el nacimiento de la Fiesta coincide con el nacimiento de la nacionalidad española y con la lengua de Castilla……… asi pues, las corridas de toros…….. son una cosa tan nuestra, tan obligada por la naturaleza y la historia como el habla que hablamos.”.
R. Pérez de Ayala
El autor de esta magnífica poesía (Oración por los muertos de Falange) es el gran poeta falangista Rafael Sánchez Mazas.En ella se ve lo que es verdaderamente la Falange y cómo sentimos los falangistas. Amor contra odio. Poesía que promete contra poesía que destruye.Hago extensivo este pequeño homenaje a todos cuantos han caído por España a lo largo de nuestra milenaria historia aunque no hayan llevado la gloriosa camisa azul. Sólo pido a Dios que algún día me conceda el honor de permitir que me reuna con los camaradas que me precedieron en la GUARDIA de los LUCEROS.Caídos por Dios y por España ¡¡¡PRESENTES!!!. "Señor: Acoge con piedad en Tu seno a los que mueren por España, y consérvanos siempre el santo orgullo de que solamente en nuestras filas se muera por España, y de que solamente a nosotros honre el enemigo con sus mejores armas. Víctimas del odio, los nuestros no cayeron por odio, sino por amor; y el último secreto de sus corazones, era la alegría con que fueron a dar sus vidas por la Patria. Ni ellos ni nosotros hemos conseguido jamás entristecernos de rencor, ni odiar al enemigo.Y Tú sabes, Señor, que todos estos caídos mueren para libertar, con su sacrificio generoso, a los mismos que les asesinaron; para cimentar con su sangre fértil, las primeras piedras en la reedificación de una Patria libre, fuerte y entera. Ante los cadáveres de nuestros hermanos, a quienes la muerte ha cerrado los ojos antes de ver la luz de la victoria, aparta, Señor, de nuestros oídos, las voces sempiternas de los fariseos, a quienes el misterio de toda redención ciega y entenebrece, y hoy vienen a pedir con vergonzosa indulgencia delitos contra los delitos, y asesinatos por la espalda a los que nos pusimos a combatir de frente.Tú no nos elegiste para que fuéramos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares, custodios de valores augustos, números ordenados de una guardia, puesta a servir con honor y con valentía la suprema defensa de una Patria.Esta ley moral es nuestra fuerza. Con ella venceremos dos veces al enemigo, porque acabaremos por destruir, no sólo su potencia, sino su odio. A la victoria que no sea clara, caballeresca y generosa, preferimos la derrota. Porque es necesario que mientras cada golpe del enemigo sea horrendo y cobarde, cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y de una moral superior. Aparta, así, Señor, de nosotros, todo lo que otros quisieran que hiciésemos, y lo que se ha solido hacer en nombre de vencedor impotente de clase, de partido o de secta. Y danos heroísmo para cumplir lo que se ha hecho siempre en nombre de una Patria, en nombre de un Estado futuro, en nombre de una Cristiandad civilizada y civilizadora.Sólo Tú sabes, con palabra de profecía, para qué deben estar aguzadas las flechas y tendidos los arcos.
Danos ante los hermanos muertos por la Patria, perseverancia en este amor, perseverancia en este valor, perseverancia en este menosprecio hacia las voces farisaicas y oscuras, peores que voces de mujeres necias. Haz que la sangre de los nuestros, Señor, sea el brote primero de la redención de esta España en la unidad nacional de sus tierras, en la unidad social de sus clases, en la unidad espiritual en el hombre, y entre los hombres.
Y haz también que la victoria final sea en nosotros una entera estrofa española del canto universal de Tu Gloria.
El origen del grito «¡Una, grande y libre!» se suele remontar al 18 de julio de 1932 (curiosamente, exactamente cuatro años antes del comienzo de la Guerra Civil Española), cuando un artículo que proponía ese lema se publicó en el número 58 de la revista Libertad, de Onésimo Redondo (creador de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, luego integradas en Falange, junto con Ramiro Ledesma, que había editado otra revista de orientación fascista: La Conquista del Estado, y al que según otras fuentes se atribuye la autoría del lema; bien él mismo, bien su más cercano colaborador, Juan Aparicio). Terminaba con esta frase:
¡Una, Grande y Libre! consiste en una simplificación nacionalista del concepto de España, que la define como indivisible, negando la posibilidad de cualquier separatismo o incluso descentralización territorial; imperial, por el imperio perdido en América y el que quería construir en África; y no sometida a influencias extranjeras, en referencia a la imaginada conspiración judeo-masónico-comunista-internacional (obsesión personal de Franco), concretada en la Unión Soviética, en las democracias europeas, en los Estados Unidos (hasta los acuerdos de 1953) o el enemigo exterior que tocara en cada momento, así como en la larga lista de elementos del interior que se calificaran de antiespañoles, rojos, separatistas, liberales (véase represión política en España).
El grito de ¡Arriba España!, se convirtió en obligatorio durante la guerra civil en el llamado bando nacional, debiendo ser también la entrada de las comunicaciones escritas. La fecha debía datarse con el año ordinario al que se añadía la coletilla de I, II ó III Año Triunfal (comenzando el 18 de julio: 1936-37, 1937-38 ó 1938-39), en extraña coincidencia con otros calendarios revolucionarios. También se utilizaba en muchas publicaciones.
El año 1939 se convirtió en el Año de la Victoria desde que así se le denominó en el último parte de guerra firmado por Franco (1 de abril). En alguna fuente se señala ¡Saludo a Franco! Viva España. III Año Triunfal, como encabezamiento necesario en los escritos para pasar la censura militar. En el ayuntamiento de Villanueva Mesía, se recoge como acuerdo del pleno de 31 de diciembre de 1937 que todas las actas comenzasen con la expresión II Año Triunfal, como ocurriría en todas las localidades cuando entraban las tropas «nacionales» (o Entra España, que es como se decía en las noticias).
La elección del «Arriba» en vez del «Viva» se justificaba diciendo que vivir no es suficiente y que la verticalidad del «arriba» casaba mejor con la disposición activa de un patriota por mejorar España, además de sugerir un punto de vista providencialista.
La victoria definitiva de España es en estas páginas seguridad y fe. Como también es fe y seguridad la España una, grande y libre, que tras la victoria esperamos para siempre.
El autor de esta magnífica poesía (Oración por los muertos de Falange) es el gran poeta falangista Rafael Sánchez Mazas.En ella se ve lo que es verdaderamente la Falange y cómo sentimos los falangistas. Amor contra odio. Poesía que promete contra poesía que destruye.Hago extensivo este pequeño homenaje a todos cuantos han caído por España a lo largo de nuestra milenaria historia aunque no hayan llevado la gloriosa camisa azul.
ResponderEliminarSólo pido a Dios que algún día me conceda el honor de permitir que me reuna con los camaradas que me precedieron en la GUARDIA de los LUCEROS.Caídos por Dios y por España ¡¡¡PRESENTES!!!.
"Señor: Acoge con piedad en Tu seno a los que mueren por España, y consérvanos siempre el santo orgullo de que solamente en nuestras filas se muera por España, y de que solamente a nosotros honre el enemigo con sus mejores armas.
Víctimas del odio, los nuestros no cayeron por odio, sino por amor; y el último secreto de sus corazones, era la alegría con que fueron a dar sus vidas por la Patria. Ni ellos ni nosotros hemos conseguido jamás entristecernos de rencor, ni odiar al enemigo.Y Tú sabes, Señor, que todos estos caídos mueren para libertar, con su sacrificio generoso, a los mismos que les asesinaron; para cimentar con su sangre fértil, las primeras piedras en la reedificación de una Patria libre, fuerte y entera. Ante los cadáveres de nuestros hermanos, a quienes la muerte ha cerrado los ojos antes de ver la luz de la victoria, aparta, Señor, de nuestros oídos, las voces sempiternas de los fariseos, a quienes el misterio de toda redención ciega y entenebrece, y hoy vienen a pedir con vergonzosa indulgencia delitos contra los delitos, y asesinatos por la espalda a los que nos pusimos a combatir de frente.Tú no nos elegiste para que fuéramos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares, custodios de valores augustos, números ordenados de una guardia, puesta a servir con honor y con valentía la suprema defensa de una Patria.Esta ley moral es nuestra fuerza. Con ella venceremos dos veces al enemigo, porque acabaremos por destruir, no sólo su potencia, sino su odio.
A la victoria que no sea clara, caballeresca y generosa, preferimos la derrota. Porque es necesario que mientras cada golpe del enemigo sea horrendo y cobarde, cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y de una moral superior.
Aparta, así, Señor, de nosotros, todo lo que otros quisieran que hiciésemos, y lo que se ha solido hacer en nombre de vencedor impotente de clase, de partido o de secta. Y danos heroísmo para cumplir lo que se ha hecho siempre en nombre de una Patria, en nombre de un Estado futuro, en nombre de una Cristiandad civilizada y civilizadora.Sólo Tú sabes, con palabra de profecía, para qué deben estar aguzadas las flechas y tendidos los arcos.
Danos ante los hermanos muertos por la Patria, perseverancia en este amor, perseverancia en este valor, perseverancia en este menosprecio hacia las voces farisaicas y oscuras, peores que voces de mujeres necias. Haz que la sangre de los nuestros, Señor, sea el brote primero de la redención de esta España en la unidad nacional de sus tierras, en la unidad social de sus clases, en la unidad espiritual en el hombre, y entre los hombres.
Y haz también que la victoria final sea en nosotros una entera estrofa española del canto universal de Tu Gloria.
¡¡¡Arriba España!!!
Un falangista
El origen del grito «¡Una, grande y libre!» se suele remontar al 18 de julio de 1932 (curiosamente, exactamente cuatro años antes del comienzo de la Guerra Civil Española), cuando un artículo que proponía ese lema se publicó en el número 58 de la revista Libertad, de Onésimo Redondo (creador de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, luego integradas en Falange, junto con Ramiro Ledesma, que había editado otra revista de orientación fascista: La Conquista del Estado, y al que según otras fuentes se atribuye la autoría del lema; bien él mismo, bien su más cercano colaborador, Juan Aparicio). Terminaba con esta frase:
ResponderEliminar¡Una, Grande y Libre! consiste en una simplificación nacionalista del concepto de España, que la define como indivisible, negando la posibilidad de cualquier separatismo o incluso descentralización territorial; imperial, por el imperio perdido en América y el que quería construir en África; y no sometida a influencias extranjeras, en referencia a la imaginada conspiración judeo-masónico-comunista-internacional (obsesión personal de Franco), concretada en la Unión Soviética, en las democracias europeas, en los Estados Unidos (hasta los acuerdos de 1953) o el enemigo exterior que tocara en cada momento, así como en la larga lista de elementos del interior que se calificaran de antiespañoles, rojos, separatistas, liberales (véase represión política en España).
El grito de ¡Arriba España!, se convirtió en obligatorio durante la guerra civil en el llamado bando nacional, debiendo ser también la entrada de las comunicaciones escritas. La fecha debía datarse con el año ordinario al que se añadía la coletilla de I, II ó III Año Triunfal (comenzando el 18 de julio: 1936-37, 1937-38 ó 1938-39), en extraña coincidencia con otros calendarios revolucionarios. También se utilizaba en muchas publicaciones.
El año 1939 se convirtió en el Año de la Victoria desde que así se le denominó en el último parte de guerra firmado por Franco (1 de abril). En alguna fuente se señala ¡Saludo a Franco! Viva España. III Año Triunfal, como encabezamiento necesario en los escritos para pasar la censura militar. En el ayuntamiento de Villanueva Mesía, se recoge como acuerdo del pleno de 31 de diciembre de 1937 que todas las actas comenzasen con la expresión II Año Triunfal, como ocurriría en todas las localidades cuando entraban las tropas «nacionales» (o Entra España, que es como se decía en las noticias).
La elección del «Arriba» en vez del «Viva» se justificaba diciendo que vivir no es suficiente y que la verticalidad del «arriba» casaba mejor con la disposición activa de un patriota por mejorar España, además de sugerir un punto de vista providencialista.
La victoria definitiva de España es en estas páginas seguridad y fe. Como también es fe y seguridad la España una, grande y libre, que tras la victoria esperamos para siempre.
¡¡¡Arriba España!!!
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