Mártires
No fuisteis al encuentro de la muerte.
Fue la muerte
la que vino a buscaros, y el martirio
fue por añadidura.
¿Eran las mismas palmas las del Domingo aquel?
En el Huerto de Olivos toda España
sudaba sangre
y era un zarzal de espinas,
un foso, una cisterna, un muladar,
un túmulo de altares profanados,
un mar muerto de asfalto
rodeado de hachones como espadas flamígeras.
Salido apenas de la adolescencia
más de uno, para todos la vida
no era más que un tránsito,
de ahí que perdonárais con júbilo
a quien os lo abreviaba sin saber lo que hacía
cuando entre culatazos y blasfemias
os empujaba hacia la eternidad,
cuando a cada descarga se os abrían las nubes
contra el sol en espléndidos rompimientos de gloria.
Aquilino Duque
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