Pamplona y sus orejas: entrega sin límite y toreo limitado / Por Pedro J. Cáceres

Pamplona y sus orejas: entrega sin límite y toreo limitado

Pedro J. Cáceres

Crítico taurino y Periodista

Hace años que a la Feria de San Fermín, en Pamplona, se la bautizó como la “Feria del Toro”……gigantes por sus padres y cabezudos por las vacas madres, amén de cornalones o cornudos; como inspirados en la primera película de desnudo integral (La Trastienda) localizada en su integridad en “sanfermines”.

Todo ello pudiera resultar desagradable para el torero. Como el ambiente ruidoso, festivo, desentendido- a veces irrespetuoso y grosero- que se vive en su plaza llena.

A cambio, se premia el esfuerzo, la entrega; la actitud, de forma más generosa que hacer el toreo, lo que la hace una feria orejera y rentable.

Más de vivir la emoción del momento que dejar poso para el recuerdo.

Tan sólo una excelente faena de 2 orejas: la de Fandiño al buen toro de Victoriano del Río (vuelta al ruedo) saldando 4 trofeos en 2 tardas lo que le hace, además del más regular, el triunfador virtual de este ciclo como lo fue en 2013.

Perera que cortó una oreja a cada uno de su exigente lote de Jandilla quizá haya protagonizado lo de mayor rotundidad.

Y Abellán, oreja a un “torrestrella”, deja la impronta de un torero de otra época que además de raza y coraje pega pases y hace el toreo; quizá, para mí, la faena más maciza de toda la feria.

A partir de ahí, el compromiso, la profesionalidad, la honradez, el estatus de figura grande, estar a la altura propició la salida en hombros de El Juli. Hacer y decir el toreo todavía se está discutiendo en diferentes foros.

Lo de Padilla en Pamplona es punto y aparte. Sin embargo su faena al 4º toro de Victoriano del Río que pasó desapercibida, por temple, reposo y momentos de gusto, marca lo que este público quiere de Padilla, y el “ciclón” se lo da, hasta límites tan marchosos que escandaliza a los puristas quienes tildan de “gache” en algunas tardes y circunstancias al coso navarro…no tiene razón; siempre fue así, y ello define su personalidad.

Gustó en el toro de Fuente Ymbro -que se dejó- Pepe Moral; a mí mucho y su oreja me sabe a futuro. Como Juan del Álamo y Luque sin orejas.

Lo contrario que Castella y Talavante que se taparon en una feria y en sus circunstancias en la que debieron apretar y aportar más. Sobre todo Talavante que tuvo toros para ello y no vale el lamento sobre la posible salida en hombros de haber matado el 6º: pues ni la oreja del 3º fue contundente ni firme la faena al que cerró plaza del buen encierro de Garcigrande.

Fue la tarde del triunfo de Juli y de 10 o 15 pases de clasicismo de Finito que en cualquier otra plaza hubieran marcado la diferencia, pero que en esta Pamplona y en tal tarde solo sirvió para que se metieran con él.

Bien los rejoneadores que baten records de Puertas Grandes en Pamplona como Hermoso y Galán, pese a una tarde infernal y gozoso, a nivel local, el triunfo en tal espectáculo dantesco de lluvia, viento y frio de Armendárz.

Y bien los novilleros, no sólo Borja Jiménez, el gran triunfador al cortar 3 orejas; también Espada, y camino llevaba Posada de no haber sufrido un corte de consecuencias graves en su muñeca que le tendrá largo tiempo alejado de los ruedos por haber interesado tendones y nervios.

Tardes en las que destacaron los encierros de Capea, para los de a caballo, y ¡como no! La novillada de Parralejo.

Pero si el capotillo de San Fermin está multitud de veces al quite, por la mañana, en el encierro, la carrera desestresante obra el milagro de destrozar dos axiomas:

1.- que el tamaño y la edad no importa para embestir….y

2.- que las ganaderías de prestigio, las perversamente llamadas de las figuras ,o al servicio de ellas, son las verdaderamente bravas.

De paso machaca, el concepto falaz del “torismo” (al que San Isidro quitó la careta) y cuyo único activo es la marginalidad de su mercado.

Pamplona, lo está chivando: Victoriano del Río, Gracigrande y Jandilla.

¡Por ahora!

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El Imparccial