Burgos. Coliseo cubierto de El Plantío. 28 de junio de 2016. Tercera de feria. Carlorcito y más de tres cuartos de entrada.
Seis toros de Antonio Bañuelos, bien presentados en desigualdad de pesos y cuajos. Dieron juego dispar con predominio de los manejables. Por más completos, destacaron el mejor del envío que abrió plaza y el segundo pese a rajarse. También se rajaron en plena faena de muleta el cuarto y el quinto. El más deslucido aunque posible fue el sexto.
Juan José Padilla (ceniza y oro): Estoconazo, dos orejas. Estoconazo trasero, oreja.
El Fandi (azul mahón y oro): Pinchazo, otro hondo tendido y dos descabellos, aviso y ovación. Pinchazo, otro hondo y descabello, aviso y ovación.
José Garrido (fuscia y oro): Pinchazo y estocada, oreja. Estocada, oreja.
La extrema generosidad del público agranda los triunfos de Padilla y de José Garrido
J.A. del Moral · 29/06/2016
Subieron la temperatura y el ambiente con la plaza casi llena y dispuesta a pasarlo en grande. Claro que también los tres espadas no ahorraron, más bien decir que derrocharon ganas de agradar en un derroche de entusiasmo por sus propias obras. Pero las calidades de lo acontecido nos obliga a decir que las cinco orejas que se cortaron hubieran sido menos en plazas más digamos entendidas. El caso fue que Padilla cortó tres, el debutante José Garrido dos y ninguna quien mejor estuvo de la terna, El Fandi, que perdió tres por fallar a espadas en increíbles fallos con los aceros cuando el granadino no se pareció a él mismo en la suerte suprema.
Desde mi punto de vista e inmerso en medio de la masa, fue difícil permanecer lo más sereno y ecuánime posible. Lo que pedía el cuerpo, que no la mente, fue sumarse a la general algarabía.
Juan José Padilla anduvo toda la tarde como pez en el agua, dando rienda suelta a su proverbial manera de hacer, de ser, de torear con el capote, de banderillear, de muletear, de matar y de pasear los trofeos portando una bandera pirata que le lanzó un espectador. Viéndole tan feliz con el trapo negro agitado en sus manos y adornado con la calavera y las tibias cruzadas, me acordé de los que tanto han criticado a Enrique Ponce llamándole mamarracho por lidiar y matar vestido de smoking los dos últimos toros de los seis que mató en su histórica tarde francesa en Istres… En fin, que aquí cada cual interpreta estos sucesos como le viene en gana…
Padilla hizo de todo con el mejor toro de la tarde. Desde recibirlo con una larga cambiada de rodillas a matarlo con gran entrega y decisión. Nada que oponer por mi parte con la completísima intervención del jerezano frente a este estupendo ejemplar. Toreo de pie y de rodillas cuanto quiso y como quiso. Banderilleó fiel a su atlético estilo y cuajó de cabo a rabo una faena redonda sobre ambas manos en la que también lo hizo de hinojos y en pie. Y la gente, encantada, pidió y logró del palco que le fueran concedidas las dos primeras orejas de la tarde.
Tan buen comienzo, no tuvo la misma traducción en sus intervenciones con el cuarto que también fue noble aunque no tan claro solo que se rajó apenas iniciar la faena y la cosa no pudo tener la misma brillantez que antes. Pero si el mismo entusiasmo del “Ciclón” que, persiguiendo a su enemigo, fue enjaretando pases como buenamente pudo hasta matar otra vez con pronta certeza.
El Fandi, como ya he dicho, fue quien mejor estuvo. Sobre todo con el capote, variadísimo, muy templado tanto y vistoso, en el recibo y en un muy celebrado quite por zapopinas. Puso la plaza en pie en banderillas colocando cuatro pares, dos en un en su postrero clavar en el segundo tercio del segundo toro. Y se exhibió con la muleta buscando las vueltas y las revueltas del animal. Todo hacía prever que cortaría sus dos primeras orejas. Pero falló más de la cuenta con la espada. La entrega incondicional y el espectacular dinamismo que le caracterizan se repitieron con el quinto. Pero volvió a fallar con los aceros.
Debutó en Burgos José Garrido que estuvo mejor que en anteriores ocasiones de esta temporada aunque no al gran nivel que le descubrimos en la siempre recordada mañana novilleril frente a seis ejemplares en Bilbao. A Garrido, por el momento, no he vuelto a verle como entonces… Continúo esperando. Por su certeza con la espada, ayer cortó la oreja de sus dos enemigos. Yo no le hubiera dado la del sexto porque este toro no fue bueno y tampoco la faena. No pudo serlo ni consiguió superar sus dificultades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario