Yo creo que Cristiano se ha ido por dinero. Creo que su elección del fútbol italiano no ha sido casual sino que, como contamos la semana pasada, ha elegido la Juve porque allí va a tener un ventajosísimo trato fiscal. Cristiano se ha ido por dinero y porque el fisco será más benevolente con él allí de lo que es aquí, y eso es porque Cristiano, como decía al principio, es el mejor futbolista del mundo... pero no es un santo.
Cristiano no es un santo
Yo soy sólo de santificar a los santos, y a algunos ni eso. Con esto quiero decir que no existe San Cristiano Ronaldo, existe Cristiano, existe CR7, el mejor futbolista del mundo, existe el máximo goleador histórico del Real Madrid, existe el hombre que ha hecho historia en el club blanco, el segundo mejor jugador que ha tenido el mejor club deportivo, tan sólo por detrás de don Alfredo di Stéfano, que es el mejor... pero que tampoco fue un santo. Lo digo porque a un sector del madridismo le sigue sin parecer compatible que uno se deshaga en elogios hacia el deportista, incluso que destaque los valores del ser humano, pero que diga que el enorme futbolista que es Cristiano está por debajo de lo enormísimo que es el Real Madrid.
A mí me parece perfectamente compatible el hecho de reconocerle a Cristiano sus hercúleos servicios prestados con una realidad que es tozuda y que además no tiene arreglo, y es que el club sigue, que Cristiano ha decidido irse, que se le desea la mayor de las suertes, tanto la personal como la deportiva, pero que el Real Madrid como institución no puede estar pendiente de la presentación de CR7 con su nuevo equipo, que es la Juve, rival por cierto del Madrid, sino en lo que toca, y lo que toca es la próxima temporada que, inevitablemente, se jugará sin Cristiano. Anoche comentaba que para mí no tiene nada de especial la presentación de Cristiano, que a un madridista tiene que preocuparle la de Vinicius, que es el jueves que viene, y que, en mi opinión, el madridismo no puede quedarse en el 16 de julio de 2018 sino que tiene que estar pensando en el 1 de junio de 2019, que es cuando se juega la final de la Champions en el Metropolitano.
Yo creo que Cristiano se ha ido por dinero. Creo que su elección del fútbol italiano no ha sido casual sino que, como contamos la semana pasada, ha elegido la Juve porque allí va a tener un ventajosísimo trato fiscal. Cristiano se ha ido por dinero y porque el fisco será más benevolente con él allí de lo que es aquí, y eso es porque Cristiano, como decía al principio, es el mejor futbolista del mundo... pero no es un santo. Como no lo es Zidane, de quien un periodista venezolano ha comentado que podría estar presente en el acto de esta tarde. Yo creo que Zidane ha sido una bendición para el Real Madrid, me parece que se encuentra ya, por derecho, entre los dos o tres mejores entrenadores del club blanco de toda su historia; pienso que Zidane es un hombre desinteresado y que quiere al Real Madrid... pero eso es compatible, debe ser compatible, con el hecho de que yo crea que no se comportó bien con el club al anunciar de la noche a la mañana que se iba. Zidane tampoco es un santo, como no lo eran Muñoz o Miljanic, como no lo es Del Bosque y, por supuesto, como tampoco lo es José Mourinho.
No hay nada peor que ser más papista que el propio Papa. No se puede ser más cristianista que el mismísimo Cristiano porque eso tiene otro nombre, y es un nombre muy feo. No es un ejercicio sano. Si me remonto al año 2009, cuando Cristiano fichó por el Madrid, recuerdo la ilusión que a mí me hizo ese fichaje... pero también recuerdo vivamente la poca ilusión que le hizo a muchos madridistas, que renegaron de CR7 sin darle la posibilidad de defenderse porque iba a cerrar los garitos de Madrid, porque no se cuidaba y porque arrastraba una corte inaguantable. Hoy, muchos de los que atizaban sin misericordia a Cristiano porque no casaba con los valores del Real salen en procesión a criticar a aquellos que, como es mi caso, constatamos que la etapa de CR7 en el Madrid acabó, que acabó porque él quiso, que acabó porque el reloj de Mendes no marca las horas sino los millones, que acabó porque a él le interesó. Lícito sí, por supuesto, pero esa actitud no conlleva santidad.
Esto es fútbol. Los mismos que hoy lloran a Cristiano y no entienden que se diga que, para el Real Madrid, su presentación de esta tarde no tiene nada de especial, insultaban a Hugo Sánchez cuando venía al Bernabéu con la camiseta del Atlético de Madrid y, al día siguiente de vestir de blanco, gritaban "¡Hugo, Hugo!"... Son los mismos que hoy crucifican a Neymar pero que, si algún día llega a jugar en el Madrid, le beatificarán en cuanto le marque un gol al Barça y se bese el escudo. Cristiano podría haberse quedado en el Real Madrid, con el que tenía contrato hasta 2021; el Madrid habría respetado en cualquier caso lo firmado... pero fueron el futbolista y su representante quienes quisieron ganar más. En Italia lo hará, en concreto 9 millones de euros netos más por cada una de las 4 temporadas que, en principio, jugará en la Juve: 36 millones de euros más para Cristiano, que no es un santo, y 12 para Mendes, que lo es aún menos. Florentino Pérez tampoco es un santo, eso por supuesto, pero gestiona un patrimonio que no es suyo como si fuera un cura de pueblo: el euro que entra por el que sale. Yo sólo puedo elevar a los altares a Juan Gómez y a Cary Grant, y ya me adelanto a deciros que ninguno de los dos era tampoco ningún santo. Y añado, afortunadamente.
PD: Al leer el titular de mi artículo de hoy, "Cristiano no es un santo", la burra volverá al trigo y se me acusará de ser un desagradecido por no reconocerle a CR7 que sana a los enfermos, camina sobre las aguas y multiplica los panes y los peces. Me da, por supuesto, igual. Yo digo lo que digo y escribo lo que escribo, que está ahí, negro sobre blanco, para quien quiera leerlo y comprenderlo.
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