Cuando, probablemente ebrio de la excitación que produce siempre la presencia de un astro como CR7, un efecto muy similar al que provoca entre los críos la estampa de Melchor, Gaspar y Baltasar, el público presente en el acto de Marca le pidió a Florentino Pérez que fichara a Cristiano, es posible que olvidara que ya lo fichó.
Por Madrid pasó el Ciclón Cristiano
Por Madrid acaba de pasar un ciclón llamado Cristiano. El mejor futbolista del mundo ha venido a la capital de España, que según propia confesión seguirá siendo siempre su casa, para recoger el prestigiosísimo Marca Leyenda que le reconoce como uno de los mejores deportistas de la actualidad. Cristiano es un ejemplo de tesón y de profesionalidad, virtudes que le han llevado a competir, primero, y superar más tarde a otro jugador con un talento descomunal como es Leo Messi. Si el argentino tuviera el carácter del portugués o, al revés, a CR7 le hubieran iluminado con el ingenio del argentino, es probable que nos encontráramos ante el mejor futbolista de todos los tiempos. Cuentan que un día John Daly, que estaba en la casa club de un importantísimo torneo de golf tomándose unas cervezas con unos amigos, vio pasar a lo lejos a Tiger Woods tirando del carrito yendo hacia el campo de entrenamiento; Daly le gritó: "¡Tiger, vente a tomar un trago!", y Woods, muy serio, le respondió: "No puedo, John, lo siento; si tuviera tu talento no habría problema pero yo para ganar primero tengo que entrenar". Daly y Tiger probablemente hubieran formado el mejor golfista de todos los tiempos del mismo modo que Cristiano y Messi quizás hubieran compuesto el mejor futbolista.
Pero si he de quedarme sólo con una virtud, el talento o la profesionalidad, el ingenio o el carácter, me quedo indudablemente con Cristiano. Nadie daba un duro por él en su duelo particular con el que (dicen quienes no han visto jugar a Di Stéfano, Pelé, Maradona o Cruyff) es el mejor futbolista de todos los tiempos. No veo a Messi en un campo de fútbol con 40 años del mismo modo que no veía a Cristiano; a Messi no le veo, a Cristiano no le veía... porque de CR7 ya me lo puedo creer todo. Además, Cristiano golea a Messi en el trato con la prensa a la que, cuando quiere, que últimamente es casi siempre, se mete sin problemas en el bolsillo. Dentro de diez años se seguirá hablando de Messi, dentro de cien lo seguirán haciendo de aquel portugués tirilla que tuvo que dejar atrás a su familia y que se convirtió en un superatleta a base de mucho sacrificio.
Por Madrid, como digo, pasó un ciclón, o sea un viento intenso habitualmente acompañado de una tormenta. Pero, por mucho que leo acerca de este fenómeno metereológico, no encuentro nada a propósito de su efecto amnésico. La ciclogénesis no hace olvidar a la gente el pasado, y menos aún cuando éste es tan reciente como la marcha de Cristiano del Madrid. Cuando, probablemente ebrio de la excitación que produce siempre la presencia de un astro como CR7, un efecto muy similar al que provoca entre los críos la estampa de Melchor, Gaspar y Baltasar, el público presente en el acto de Marca le pidió a Florentino Pérez que fichara a Cristiano, es posible que olvidara que ya lo fichó. Lo fichó en 2009 y por 94 millones de euros. Florentino ya fichó a Cristiano, cuya leyenda sería inexplicable hoy sin la presencia en su vida personal de la ciudad de Madrid y del Real Madrid en su carrera profesional y deportiva. En resumidas cuentas: sin el Madrid ni Cristiano hubiera recibido este lunes el Marca Leyenda ni, por supuesto, tendría hoy un museo en el que ya no caben tantos trofeos ni habría podido competir de tú a tú con Messi hasta acabar superándolo. Cristiano le vino muy bien al Real Madrid y el Real Madrid hizo de Cristiano lo que es hoy.
El ciclón tampoco debe hacernos olvidar que fue Cristiano quien quiso irse y que el Real Madrid facilitó su salida en justa correspondencia a los mayúsculos servicios prestados. Según dijo ayer él mismo se fue de aquí porque quería nuevos retos deportivos... pero hasta los ciclones mienten: si Florentino le hubiera dado lo que la Juve, Cristiano seguiría hoy aquí. Cristiano Ronaldo es una leyenda y así se lo reconoció ayer Marca, pero las leyendas no son perfectas. No lo era Cary Grant ni lo es tampoco Cristiano, que si se fue lo hizo exclusivamente porque el club blanco se negó a asumir como propios los errores fiscales del jugador, al contrario de lo que el Barcelona hizo con Messi. Y es que el Real Madrid es una leyenda aún superior, la leyenda más grande de todas, un ciclón de ciclones.
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