Toro de Garcigrande, de 597 Kgs., lidiado en Las Ventas el 30.05.2018
Se ha aumentado lo negativo (el peso, o grasa) y se ha disminuido lo positivo (la casta), con lo cual la Fiesta va por un mal camino, tan malo que, o rectificamos pronto y bien o estamos acabando con la Fiesta de los Toros, sin necesidad de los antitaurinos.
Sobra grasa y falta casta
Rafael Comino Delgado
Estamos en julio, se han celebrado varias ferias, pero la mayor parte de la temporada está por venir, y ya he perdido la cuenta del número de toros que han salido con 550 Kgs. o más, e incluso más de 600.
Es cierto que algunos toros con ese peso pueden embestir y durar una faena al estilo de hoy, que suelen ser largas o muy largas, a veces tediosas, pero lo más frecuente es que no ocurra así, porque un toro con ese peso, salvo en alguna ganadería con mucha caja, como Miura, es un toro fuera de tipo y/o cebado, lo que quiere decir que tiene mucha grasa (ni siquiera carne), que es obeso, y a un obeso le cuesta más moverse y se cansa antes que el que no lo es. Eso lo sabe cualquiera, no hace falta ser un genio.
Sin embargo, en determinadas plazas exigen ese tipo toro, pues confunden el trapío con el peso. El domingo de Resurrección en Madrid, oí decir a un señor, cercano a mi localidad, que, un toro que pesaba más de 570 Kgs., ¡se tapaba por la cara (tenía una cara que no cabía en la muleta), de lo contrario sería una rata!
Pensamos que un toro de lidia debe pesar aproximadamente entre 470-520 Kgs. como mucho, naturalmente con trapío, con cara, pero tampoco exagerada, que quepa bien en la muleta, con buen cuello, armónico, bajo, pero que sea encastado y enrazado, que se mueva y tenga poderío. Todo lo demás va en contra del Toreo. Y muy importante es que el toro esté en su tipo, en el tipo de su encaste, pues todo toro fuera de tipo es raro que luego en la plaza dé juego como para poder realizar una gran faena.
Hoy suelen salir muchos toros con demasiada grasa encima, y por el contrario se ha disminuido en exceso la casta, que es la base fundamental para que lo que el torero haga trasmita emoción a los tendidos. Se ha aumentado lo negativo (el peso, o grasa) y se ha disminuido lo positivo (la casta), con lo cual la Fiesta va por un mal camino, tan malo que, o rectificamos pronto y bien o estamos acabando con la Fiesta de los Toros, sin necesidad de los antitaurinos.
Es, a nuestro modo de ver, urgente: a) Disminuir el peso de los toros; b) Aumentar la casta. Creemos que los ganaderos ya lo saben y están en ello; en las pasadas ferias de san Isidro y san Fermín han salido bastantes menos toros descastados-de esos que apenas se mueven, que deambulan por allí sin decir nada-que en pasados años. Pero en otras plazas seguimos viendo demasiados toros descastados; c) Reducir la duración de las faenas, que sean más cortas, pero más intensas. En momentos de máximo esplendor del Toreo, años 1950 a 1970, era excepcional oír un aviso, ahora es rara la faena en que no se oyen uno o dos.
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