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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 23 de julio de 2019

Bale: el sueño que acabó en pesadilla / por Juan Manuel Rodríguez



Me da pena porque Bale fichó por el Madrid porque quería jugar aquí y porque, de crío, tenía posters madridistas en su habitación. Hizo todo lo posible por cumplir su sueño, lo cumplió y ahora todo va a acabar fatal, rematadamente mal. El sueño se convirtió al final en pesadilla.

Bale: el sueño que acabó en pesadilla

Hay un trecho sofocante entre el "si se puede ir mañana, mejor" al "es un jugador del Real Madrid, no ha cambiado nada". Si el lunes Bale era un jugador del Real Madrid y nada había cambiado, ¿cómo es posible que el sábado a la conclusión del partido contra el Bayern Zidane dijese que el Real Madrid estaba tratando su salida y añadiera "si se puede ir mañana, mejor"? 
Eso Zidane no lo dice de cualquier futbolista de la plantilla, no lo dice de Marcelo o de Kroos, lo dice de Bale; de modo que Gareth Bale, que va a salir del Madrid sí o sí, dista mucho de ser un jugador normal de la plantilla. No lo es tampoco desde el punto de vista del propio futbolista que, si hemos de creer a Zidane, y no veo motivo para no hacerlo, pidió que no se le alineara el otro día porque el metepatas de Barnett estaba negociándole la bicoca de marcharse traspasado al fútbol chino. Es decir, y para no andarnos con demasiados rodeos, Bale es ahora mismo un apestado, un leproso, y le obligan a ir agitando la campanilla para que nadie choque contra él no vaya a ser que se contagie. Es, si se me permite el símil, ese trabajador al que entregan la carta de despido y al que piden que recoja rápidamente sus cosas para no generar mal ambiente entre el resto de oficinistas.

Ya digo que de la situación por la que atraviesa Bale en el Madrid no hay un sólo responsable sino varios, y uno de ellos, como comentaba ayer, es sin lugar a dudas el propio jugador, incapaz de dar un paso hacia adelante y mudo, absolutamente mudo, más mudo que 'Mudito' de Blancanieves. Lo que vio Zidane de Bale le gustó tan poco como para dejar taxativamente claro que ni cuenta con él en el presente ni lo va a hacer en el futuro. De modo que, por mucho que lo niegue, es una cuestión personal. Y no lo digo tratando de introducir un matiz negativo hacia Zidane, no, qué va, en absoluto. Zinedine Zidane ha sido probablemente uno de los diez o quince mejores futbolistas de toda la historia y, como entrenador, ha ganado tres Copas de Europa en dos años y medio; Zinedine Zidane era y es un ganador; Zidane renunció a un año de contrato que le quedaba con el Madrid porque él, y no otros, que no se lo exigieron, no se veía a sí mismo en condiciones, no creía que aquel Zidane estuviera a la altura de la leyenda del futbolista mayúsculo que fue una vez. Así que Zidane es un tipo peculiar que, si quiere seguir siendo entrenador profesional como parece que va a ser el caso, se va a topar con otros individuos peculiares. O sea, y resumiendo, en la relación totalmente rota entre Zidane y Bale se debe aplicar el eximente de la incompatibilidad de caracteres.

Sí creo que, conociendo como conocen a Zidane dentro del club, que un día por la mañana dijo que se iba y por la tarde se fue a comprar un tresillo a Muebles La Oca, en el Real Madrid deberían haber tratado de solucionar este problema mucho antes. Seguro que la resolución no es sencilla. Seguro que si el United hubiera ofrecido cincuenta millones de euros por Bale le habrían empaquetado para Manchester. El problema del futbolista es que, gracias entre otros a Zidane, que lo ha cacareado a los cuatro vientos, todo el mundo sabe que el Real Madrid necesita vender y nadie quiere comprar a un jugador del que se quieren deshacer y cobra un sueldo millonario, el más alto, por cierto, de un equipo que suele pagar bastante bien. Me da pena, me da lástima porque la salida de un jugador cuyo fichaje me generó una ilusión tremenda va a ser muy fea al final. Gareth Bale no va a salir bien del Madrid, lo va a hacer por la puerta trasera de la puerta de atrás de la puerta de servicio cuando resulta que ha sido un futbolista decisivo en muchas ocasiones a lo largo de estos últimos años y un jugador que sale en casi todas las fotos de los momentos más mágicos del pasado lustro. Me da pena porque Bale fichó por el Madrid porque quería jugar aquí y porque, de crío, tenía posters madridistas en su habitación. Hizo todo lo posible por cumplir su sueño, lo cumplió y ahora todo va a acabar fatal, rematadamente mal. El sueño se convirtió al final en pesadilla.

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