Venezuela desea y anhela una figura del toreo, un torero que se monte en la cima de la fiesta. Empresa difícil ya que son muchas las dificultades por vencer, ante el toro y con las empresas. Esos manejos de despachos que son a veces tan perjudiciales, solo se rompen cuando se triunfa a “golpe cantao” en las plazas donde de verdad se corta el bacalao y se pone a todo el mundo de acuerdo. El detalle está en entrar en ellas, para después cuajar los toros y acertar a cortarles las orejas.
Aunque el panorama resulte quizás poco halagüeño, Jesús Enrique Colombo se encuentra en el buen camino, como lo demuestran sus buenas actuaciones en el festival de Toledo y en la corrida de Istres. Orejas aparte, al venezolano se le ve con aplomo, oficio, y buenas maneras. Oficio adquirido a base de torear mucho en el campo, la fórmula perfecta cuando no se viste de luces. El camino es largo, difícil, lleno de escollos, pero es el que debe seguir todo aquel que quiera ser figura del toreo. El ejemplo del peruano Andrés Roca Rey, es el más representativo, ya que es el que manda actualmente por triunfar siempre, con un toreo arrollador. Roca que fuera tantas tardes compañero de Colombo cuando eran niños, enseña el camino. Seguro que Jesús Enrique toma nota. Este año es para sembrar, sin desesperar. En su capote, banderillas, muleta y espada tiene Colombo la llave para abrir las puertas del toreo. El resto, depende del toro y de Dios.
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