El festejo que se programó este año para festejar el día del santo patrón de Valencia nos hacía presagiar malos augurios. Y así ocurrió. A priori, por los toros anunciados de Victorino Martín, el festejo sonaba como interesante puesto que, junto a los diestros Paco Ureña y Daniel Luque, algo bueno se podía esperar. Pero el destino que es cruel y traicionero, además de ser fiel a su “cita” con Valencia, quiso que el fracaso fuera tremendo cuando, por lógica, el éxito debería de ser el auténtico baluarte para dicha ocasión.
Día de San José, fecha grande en Valencia, toros de Victorino Martin, la ganadería que siempre fue un gran reclamo para los aficionados y posiblemente, sabedores de lo que ocurrió en Castellón, apenas se congregaron muy pocos espectadores, menos de media plaza que, para Valencia y su santo patrón, el fracaso era de estrépito. Si querían acabar con Paco Ureña lo han logrado por completo. Primero le dieron la de Juan Pedro en la que fracasó con estruendo, menos mal que lidió un sobrero de Montalvo y estuvo bien, pero ha tenido que ser con los de Victorino Martin cuando se ha estrellado por completo. Pero que se ha enfrentado a las dos peores corridas de la feria es un hecho innegable. Luego, que Daniel Luque cortara una pobre oreja a los Victorinos ayer domingo, dicho balance, por mucho que lo quiera vender es muy pobre. Claro que, lo de concesión de orejas en Valencia no hagamos caso porque en el coso de la calle de Játiva se regalan por doquier. Administrativamente, Valencia es considerada una plaza de primera pero los huertanos son poco exigentes y si de seriedad hablamos, Alicante, a su lado, es Las Ventas de Madrid, con eso está dicho todo.
Sufro una pena desmesurada por Victorino Martín porque, sus reses lidiadas en Valencia fueron el vivo retrato de Juan Pedro que, en realidad, es el peor insulto que Victorino Martín pueda recibir; pero no lo digo yo, lo dijeron sus pupilos. Apagados, blandos, sin alma, sin fuerzas, sin el menor atisbo de todo lo que conocemos de dicha ganadería y, por faltar, hasta faltó la consabida alimaña de antaño que ponía emoción y era el contrapunto de los grandes toros de Victorino. El juego de dichos bicornes lo podemos esperar de cualquier ganadería pero, que los cuadrúpedos de Albaserrada salgan como los de cualquier rama Domecq, el caos es inevitable.
Como aficionado, la desesperación me derrota por completo, máxime porque hemos tenido la dicha de emocionarnos con tantísimos toros del citado ganadero, entre otros muchos festejos nos acordamos de la grandiosa corrida del pasado 2021 en Cali –Colombia- en que, a no dudar, Victorino Martín lidió una de las mejores reses de los últimos años porque, amigo, que embistieran los seis ejemplares y, para colmo, lucieran aquella bravura encastada, insisto, nos emocionamos todos hasta el punto de las lágrimas.
Lo de Valencia, para nuestra desdicha, nos ha devuelto a la realidad puesto que, la misma nos dice que Victorino Martín es tan vulnerable como cualquiera de sus compañeros. Una corrida similar a la de Valencia la lidió Victorino Martín en Madrid en el año 2019 a principios de temporada -motivo por el que nació nuestro ensayo titulado “la hija fea” que nada tenía que ver con las hijas de nuestro admirado Victorino- y su fracaso, todavía retumba en el cemento venteño. La ruina de los toros del ganadero de Galapagar, para los aficionados, es como si nos asestaran una puñalada por la espalda porque, reitero, no se puede comprender el juego mortecino que dieron sus toros en Valencia. Y digo todo esto con mucho dolor porque, como es sabido, si de alguien esperamos todo, ese no es otro que Victorino Martín García.
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