El problema no radica en que se celebren más o menos novilladas, la cosa es mucho más profunda de lo que nos puede decir ese eufemismo de que no se dan festejos menores. Podrían darse más para que los chavales se rodaran mucho más, especialmente antes de llegar a Madrid porque, dicho sea de paso, antes los novilleros actuaban en "mil" plazas para llegar a Madrid muy hechos mientras que, en la actualidad, quieren ir a Las Ventas con la ilusión de triunfar y tener acceso a otras plazas menores.
Lo dicho es una realidad aplastante pero, el fondo del problema es muy otro. ¿No salen toreros? Por favor, lo que sobran son toreros y los datos hablan por sí mismos. Fijémonos que, en estos momentos hay decenas de novilleros, centenas de chavalitos que aspiran a debutar con caballos; todo un plantel de chicos ilusionados que albergan la esperanza de ser figuras algún día de la vida. Pero, como es notorio, todos ellos llegan y se estrellan contra el muro que supone llegar al doctorado y no tener la más mínima opción para triunfar. Lo explico.
El pasado año –y así todos los años- se doctoraron veinte chavales que habían tenido, en su mayoría, una carrera fulgurante como novilleros y, aquí viene el quid de la cuestión. ¿Cuántos de ellos han tenido acceso al escalafón superior? De todos ellos, el que más ha sonado ha sido Isaac Fonseca que, viendo los nubarrones que se le venían encima se apuntó a la Copa Chenel ante el panorama sombrío que le rodeada. Luego, para su fortuna, hasta ha confirmado su alternativa en Madrid con una dignidad admirable, pero su nombre no figura en ninguna feria relevante.
Se dan muchas menos novilladas que hace unos años, es cierto pero, ¿ganaríamos algo si se dieran el doble? Absolutamente nada, salvo el mayor rodaje para los chicos pero, a fin de cuentas, hambre y miseria, la misma que sufrimos en la actualidad. Y el muro infranqueable al que me refería no es otro que el propio escalafón de matadores que, en su gran mayoría, con más de cuatro y cinco lustros de alternativa, nadie da su brazo a torcer y, lo que es peor, no se retira ni Dios. Siendo así, ¿qué opción les queda a los chavales que llegan al doctorado? A lo sumo, esperar un milagro que no llega jamás.
El pasado año, sin ir más lejos, varios chavales salieron en hombros de Madrid, caso de Víctor Hernández, José Fernando Molina, Álvaro Alarcón y creo que alguno más. ¿El futuro de los mismos? Ahí está. Molina se doctoró en Albacete y, a lo sumo, hasta es posible que le repitan en su feria este año. Alarcón se doctoró en la primera de feria de San Isidro y ya nadie contará con él. Y así sucesivamente, no es problema de que se monten más o menos novilladas, es una cuestión de puestos ya que, como miles de veces dije, las figuras del toreo son como los pasajeros de un autobús que, cuando está lleno ya no cabe ni una más. Ese es el escalafón superior que, cubierto en su totalidad por los que mandan, todos los aspirantes tendrán que buscarse trabajo en la obra o, como hiciera Rafael González, abandonar para siempre. Y que no pase nada a Jorge Martínez que estuvo muy bien en Madrid y se doctorará en la próxima feria de Almería y, caso de triunfar, hasta le pueden anunciar en Vera, pero nada más.
-En la foto de Andrew Moore, la próxima víctima del taurinismo, Jorge Martínez.
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