Un dislate en toda regla / por Pla Ventura

"...La cuestión estriba en que las figuras del toreo quieren hacer en Madrid lo que hacen en los pueblos, caso de arrimones innecesarios, bernardinas al límite y demás efectos populistas que, ni tragan ni tragarán jamás. Pero es que si todo se consintiera en Madrid dejaría de ser la cátedra y eso, muchos, todavía no lo han entendido. En realidad, todo es mucho más fácil de lo que aparenta, que se lo pregunten a Sebastián Castella que con un toro enrazado puso Madrid boca abajo..."

Un dislate en toda regla

Pla Ventura 

Toros de Lidia/27 mayo, 2023

No falta quien dice que el público de Madrid está siendo irrespetuoso con los toreros y, como es natural y lógico no estoy de acuerdo con semejante afirmación porque los datos y los hechos no mienten. Se enfada el aficionado de Madrid cuando se les toma el pelo de mala manera, justamente lo que hacen las figuras del toreo que, ellos sabrán sus razones, suelen llevar en su inmensa mayoría toros mortecinos sin alma, sin casta y con todos los atributos negativos para que la parodia sea una constante, lo que sucedió en la última corrida de Roca Rey y sus secuaces en que, la pancarta que vimos colgada en la andanada lo decía todo, pedían toros encastados y de verdad, no lo que salió por toriles.

Al respecto, lo dije en mi crónica, Emilio de Justo estuvo torerísimo en su segundo enemigo pero, ¿cómo es posible que aquello no calara en los tendidos? Lo que dije y vuelvo a repetir, al toro le faltaba casta, motor, fuerzas para que aquello hubiera tomado vuelo porque, un pinchazo previo a una gran estocada no podía dejar aquello sin premio; vamos que, ni la vuelta al ruedo le pidieron al diestro. Lo de Roca Rey ni lo cuento. Sus faenas transcurrieron entre la rechifla del personal, lo más penoso que le pueda ocurrir a un torero, que nadie repare en lo que está haciendo. Lo de Manzanares mejor no tocarlo.

Pero, por favor, miremos el dorso de la moneda y encontraremos la solución a todos los problemas que surgen en Madrid. ¿Hubo alguna protesta cuando toreaba Román, Francisco José Espada, Fernando Robleño o Gómez del Pilar? Ni una, absolutamente ni una. ¿Razones? Estaban clarísimas. Se enfrentaban a toros auténticos y, desde lejos se percibía que unos hombres se estaban jugando la vida de verdad, sin eufemismos baratos. Y esa tiene que ser la razón básica y fundamental de la fiesta, el toro que trasmita, que tenga emoción, por consiguiente, que se palpe el riesgo mucho más allá de lo que pueda hacer el torero.

Y yo no quiero que las figuras maten las corridas reservadas para los héroes porque, de hacerlo, se quedarían sin pan; pero si anhelo, pido y deseo que matan toros encastados que, en cualquier ganadería existen; lo que es lamentable es que, en caso de Roca Rey, uno de sus toros no tenía ni trapío para Madrid mientras que, el peruano decía inmolarse ante aquel animal tonto y descastado. El cuento ya no traga y, menos mal que, pese a todo, Madrid sigue siendo muy condescendiente con todo lo que allí acontece; vamos que, veinte años atrás, con menos motivos quemaban la plaza.

La cuestión estriba en que las figuras del toreo quieren hacer en Madrid lo que hacen en los pueblos, caso de arrimones innecesarios, bernardinas al límite y demás efectos populistas que, ni tragan ni tragarán jamás. Pero es que si todo se consintiera en Madrid dejaría de ser la cátedra y eso, muchos, todavía no lo han entendido. En realidad, todo es mucho más fácil de lo que aparenta, que se lo pregunten a Sebastián Castella que con un toro enrazado puso Madrid boca abajo. Así de sencillo, como así de hermoso. Lo cierto y verdad es que están colando en Madrid toros provincianos y lo hacen los que mandan en el toreo, los que repudian la fiesta con sus acciones, los que quieren destruir su propio pan. ¿Se puede ser más tonto? Si entrenaran todavía lo serían mucho más. Nos quedan los toreros humildes, el único asidero que tenemos para encontrar la verdad. Quiera Dios que sus enemigos les ayuden y puedan lograr el éxito que tanto necesitan.