"...Hoy el rejoneador, que iba por delante, disponía de dos toros como sus compañeros de a pie y, en su caso, resulta que es el último que ha cortado un rabo en Madrid, tras de salir en hombros más de quince veces. Para mostrar también la diferencia, es seguro que sus honorarios están por encima de sus compañeros de paseíllo..."
Oreja para el toreo a caballo y el de a pie
Antolín Castro
Opinión y Toros/13 Mayo 2023
No es un invento, pero casi. Eso de que delante de los matadores vaya un rejoneador lo mamé desde niño.
Era de otra manera, solo un toro, y los toreros de a pie eran tres. Se solían añadir en los festejos de los domingos en San Isidro que, por lo general, eran los más flojos, sin figuras. Cuestión de estrategia para atraer más gente, justo cuando más gente tenía el día libre por ser domingo. Además, añadir ese gasto no era complicado pues los diestros alternantes no eran de los que cobraban mucho.
Hoy el rejoneador, que iba por delante, disponía de dos toros como sus compañeros de a pie y, en su caso, resulta que es el último que ha cortado un rabo en Madrid, tras de salir en hombros más de quince veces. Para mostrar también la diferencia, es seguro que sus honorarios están por encima de sus compañeros de paseíllo.
Una diferencia sustancial es que los abonados son las dos terceras partes de la plaza y no lo son, precisamente, por ser aficionados al arte del rejoneo. Conclusión: El rejoneador dispondrá de menos seguidores directos que le aplaudan sin cesar. Hoy había que hacer más méritos ante los no aficionados a la suerte con los caballos. Para los aficionados de todos los días los únicos caballos y caballeros a los que aplauden o pitan son los caballos y caballeros de picar. Importante diferencia, a ellos se les exigen otras cosas.
Puestas así las cosas, el caballero sevillano ha estado a buen nivel en sus toros, pero con menos jaleo en los tendidos. Pero Diego Ventura es mucho Diego y se apellida Ventura, no aventura. De ahí que haya sabido articular su actuación para poner de su lado a los aficionados no afines. Buena actuación en su segundo, destacando cuando templó a los toros a dos pistas recorriendo todo el anillo y poniendo banderillas, algún fallo hubo, lucidamente. Una oreja premió su labor.
Los toros de Montalvo para la lidia a pie eran toros de presencia, pero no de espíritu. Bravucones como mucho en el caballo, pero sin alma y sin fuerzas como para que sus lidiadores pudieran lucirse. La casta la dejaron no se sabe dónde. Aún y así, ambos, Ureña y Marín, mostraron máxima voluntad toda la tarde e incluso compitieron en quites en el segundo, aprovechando que el viento amainó un poco con relación a ayer.
Tanto el murciano como el extremeño quisieron torear menos despegados que los compañeros que les precedieron días atrás. Hubo más ajuste y se agradece. Otra cosa es que pudiera haber lucimiento con esas descastadas reses que pisaron el ruedo venteño.
Ajustada arrucina de Ginés Marín
Como quiera que el sexto, y último, mostró mejor conducta y codicia, aunque también menores fuerzas, Ginés Marín pudo componer algún pase estimable que el público agradeció. La estocada, de buena ejecución, puso la guinda al pastel, que evidentemente supo de dulce a quienes querían que hubiera también un premio para los toreros de a pie. Le concedieron una oreja con cierto sabor a exceso.
Mañana espera un plato fuerte con los toros de José Escolar. Ojalá en ella, que será la quinta, no falle la casta que faltó cuando La Quinta.
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